Redacción
La escritora y dramaturga Sabina Berman, respondió ayer domingo en su columna de El Universal al empresario Ricardo Salinas Pliego que él y sus directivos de TV Azteca deberían ser encarcelados «por nocivos a la salud colectiva”, tras la difusión de las cenas celebradas con motivo de la Navidad que convocó el presidente de Grupo Salinas con sus empresas durante toda la semana pasada.
Y es que el pasado jueves se viralizaron las fotos de la cena que convocó un día antes el dueño de TV Azteca con los principales conductores de esta televisora, y Sabina Berman retuiteó un post aludiendo que los directivos que salían a lado del empresario, como Luciano Pascoe de ADN40, eran “esclavos”:
Tuit con el que la dramaturga volvería a escribir sobre el empresario después de varios meses en los que había omitido cualquier comentario sobre quien fuera su jefe por 15 años en la televisora del Ajusco, y con lo cual, no tardó en contestar Salinas Pliego con su estilo grosero y jactancioso:
“Siiiii que nos cuente cómo es esa sensación… ¿me veía con miedo o quizá tenía pesadillas, lloraba cuando llegaba en su propio carro a @adn40 a trabajar, cómo se aguantaba ese sentimiento y las ganas de llorar mientras estaba al aire?… Dios, tantas preguntas y ya no contesta!!”, retó, el también dueño de Banco Azteca.
Sabina Berman contestaría hasta su columna de este domingo titulada “Yo, la esclava de Salinas Pliego”, donde abrió comentado que no había podido contestar debido a que estuvo “atendiendo asuntos importantes”.
Y con la elegancia que la caracteriza, Berman respondió al empresario, inclusive agradeciendo los años de trabajo bien pagado que tuvo en su medio de comunicación:
“No Ricardo, mientras trabajé en TV Azteca, nunca me sentí tu esclava, lamento decepcionarte. Me pagabas muy bien, más de lo que gana un Senador de la República. Eso, y el hecho que mis principales ingresos vienen de mis derechos de autor como dramaturga, me dio la oportunidad de gastar en lo que me hace más feliz. Comprar una casa en medio de un bosque pródigo en pinos gigantes, ardillas y seis especies de pájaros. Mil gracias, Ricardo”, respondió.
La también escritora fue más específica en lo que le representó trabajar con Salinas Pliego, pues recordó que en diversas ocasiones le intentaron coartar su libertad de expresión censurándola, y tras una llamada telefónica con el aludido empresario, él les ordenó “sacar sus tijeras de mi trabajo periodístico”.
Fue hasta que Salinas Pliego dejó la dirección de la televisora cuando Berman narra que empezó a “resentir la censura”. Y aclara que el problema de la “esclavitud” se presentó al inicio de la pandemia.
“Fue entonces que tú decidiste que los que trabajábamos en tus empresas teníamos que ir a las instalaciones, en contra de las órdenes de la autoridad sanitaria federal, que llamó a que nos quedáramos en casa, los que podíamos hacerlo. Y yo, era obvio, podía hacer el programa desde mi casa, por internet –como lo empezaron a hacer casi todos los conductores de las otras televisoras del país y del planeta–”.
Momento que recuerda Berman que el empresario se entercó con la idea “para ti honda y horripilante como un abismo, de dejar de ingresar dinero a tu consorcio. Querías mantener abiertas y trabajando a tus tiendas Elektra, a tus oficinas de Total Play, a las instalaciones laborales de tus otras cincuenta empresas; y los conductores de TV Azteca teníamos, según tú, que dar en las pantallas el ejemplo”.
Berman cerró su columna dando por respondido el cuestionamiento de Salinas Pliego, “mientras trabajé en tu televisora, no fui tu esclava. Fue una colaboración de mutuo beneficio, incluso de sincero afecto”. Pero cuando le pidieron ir contra de sus convicciones de que la vida es sagrada ella respondió que “Nunca. Ni loca. Y a ustedes deberían encarcelarlos, por nocivos a la salud colectiva”.
