Por unanimidad, la Cámara Senadores abrogó ayer la Ley sobre Delitos de Imprenta, por considerar que limita el goce y ejercicio de los derechos de libertad de expresión, opinión e imprenta.
Dicha ley, publicada el 12 de abril de 1917 por Venustiano Carranza, “ya no tiene cabida en el orden jurídico nacional, por tratarse de un marco normativo que restringe injustificadamente el ejercicio de libertad de expresión, opinión y de imprenta”, consideró la presidenta de la Comisión de Justicia, Olga Sánchez Cordero.
La minuta que suprime de manera definitiva la Ley sobre Delitos de Imprenta fue aprobada y turnada al Ejecutivo federal para sus efectos constitucionales, y considerada ya inoperante “en nuestro orden jurídico”, agregó Sánchez Cordero durante el dictamen.
Recientemente la ley estuvo en el centro de las discusiones por la propuesta de aumentar las multas a quien injurie al presidente de la República y funcionarios públicos, que se consagraba el artículo 33.
Al respecto, durante la sesión que buscó derogar la ley, el senador Ricardo Monreal, coordinador del Grupo Parlamentario de Morena, consideró que “frente a cualquier intento de establecer penalidades a la injuria o a la expresión contra alguna autoridad, nosotros lo que estamos haciendo es derogar esta ley, para que nadie se vea tentado a aplicar disposiciones que son obsoletas, absurdas, contrarias al principio de progresividad que establece la Constitución”.
El Pleno del Senado consideró imperioso la eliminación por utilizar conceptos o definiciones como “ataques a la moral” y al “orden o a la paz pública”, con artículos que prohíben explícitamente castigar toda manifestación o expresión que sea considerada un ataque, por ejemplo, provocar “al Ejército a la desobediencia, a la rebelión, a la dispersión de sus miembros”, o bien, aconsejar “al público a la anarquía, al motín, sedición o desobediencia de las leyes”.
Derogar esta ley significó, a consideración de los senadores, “garantizar que todas las personas puedan disfrutar de sus derechos humanos, con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad”.
Diana Morán Reyes
