Algunos justifican la medida impuesta por Bush
Comunicación Política

Algunos justifican la medida impuesta por Bush

Preocupa a corresponsales las restricciones a la prensa

Para cobrarse la humillación del 11 de septiembre, el presidente George W. Bush no tendrá limites militares y diplomáticos, ni siquiera la influyente prensa estadounidense será uno de ellos.

Carlos Padilla

En su cruzada contra el terrorismo, en el frente informativo Bush echará mano de la censura, la mano de la censura, la manipulación, la dosificación de información y hasta de la mentira (La Jornada 25 de septiembre). Como en su momento lo hicieron los presidentes Reagan (Granada) y George Bush, padre (Panamá), todos republicanos.

En la última semana de septiembre, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, advirtió: «Este gobierno tiene el compromiso de la plena divulgación de información que mantiene fuerte al país, mientras se asegure que no se revelará ningún dato que pueda hacer perder vidas, o minar misiones».

Días antes, el secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, adelanto que el Pentágono no quería una guerra contra el terrorismo «televisada».

Las advertencias del gobierno de Bush llevaron a la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF) a pedir la eliminación de las cláusulas de un proyecto de ley estadounidense, destinadas a aumentar el control de Internet, con el fin de luchar contra el terrorismo.

De acuerdo con RFS esas cláusulas ponen en entredicha “la libertad y la confidencialidad de las informaciones difundidas por Internet. De aprobarse esa ley, la Oficina Federal de Investigación (FBI) podrá instalar en los servidores de Internet sistemas para vigilar la
circulación de mensajes electrónicos durante 48 horas, sin necesidad de un mandato judicial.

Al respecto, el secretario general de RSF, Robert Ménard, consideró que «la emoción legítima provocada por los atentados del 11 de septiembre no debe llevar a poner en duda las libertades individuales» consagradas por la Constitución de Estados Unidos.

Preocupaciones similares han sido ex-presadas por críticos de medios de Estados Unidos, así como por corresponsales extranjeros en Estados Unidos y México. No obstante, también hay reporteros que respaldan esas medidas.

El analista de medios de The Washington Post, Howard Kurtz, comentó a La Jornada (25 de septiembre): Hay una creciente preocupación entre los periodistas sobre cómo el gobierno manejará la información en torno al conflicto. Estos son algunos comentarios que corresponsales hicieron a Zócalo.

José López Zamorano, corresponsal de Notimex en Washington

La cobertura de los eventos desde el 11 de septiembre por la mañana ha sido abrumadora, especialmente han hecho eso las cadenas de televisión, como CNN y Fox, sus implicaciones, el movimiento del presidente George Bush. Los medios impresos han hecho lo propio desde todas las aristas, la problemática terrorista, sus implicaciones globales, bilaterales, inmigración y la eventualidad de nuevos ataques.

Esa cobertura será, sin duda una de las historias informativas trágicamente más importantes, probablemente del siglo, con implicaciones aún por conocer.

Con relación a la respuesta de la prensa estadounidense a las restricciones anunciadas por el gabinete presidencial, han comenzado a aflorar preocupaciones de los medios informativos que tienen la carga central de la cobertura.

Habría que recordar que, durante la Guerra del Golfo en 1991, el Pentágono impuso estrictos criterios de manejo informativo. En varios casos fueron censurados despachos informativos. Algunos medios no podían reportar, aun cuando lo supieran, el sitio exacto del impacto de los misiles que lanzaba Irak contra Israel.

Se informó falsamente del desplazamiento de un barco estadounidense al Golfo Pérsico. Un oficial justificó esa acción de engaño bajo el argumento de que era importante estratégicamente para Estados Unidos.

Había otras restricciones en términos de la cobertura de prensa, como cuando las tropas de infantería fueron desplazadas y se limitó el acceso a los reporteros. Se trata de una situación que es consustancial a la cobertura de eventos de guerra. En la circunstancia actual, las autoridades han dicho que se trata de una guerra especial. Es mucho más complicado poder anticipar que se va a ver. Se ha dicho que se tratará de operaciones de tipo especial, con fuerzas armadas, operaciones encubiertas donde evidentemente será más difícil el acceso de los reporteros.

Evidentemente hay un sentimiento patriótico profundo, en uno de los casos más notable el conductor Peter Jenning de la cadena ABC, recibió más de 10 mil correos electrónicos y carta por unos comentarios, aparentemente erróneos, donde habría criticado al presidente Bush por no regresar pronto a Washington después de los ataques. Después se clarificó la situación.

En la Guerra del Golfo Pérsico las encuestas demostraron que 90 por ciento del público creía apropiadas las restricciones y un 64 por ciento se pronunciaba por acentuarlas. Ahora, el Pentágono ha dejado en claro que no proveerá información que pueda comprometer el éxito o la seguridad de operativos.

Por ejemplo, La Voz de América, una estación de radio gubernamental, sólo pudo transmitir parte de una entrevista Mohamed Omar, luego de que el Departamento de Estado objetara la información.

También la Casa Blanca hizo una crítica velada a Bill Maher, presentador del popular programa Politically Incorrect de televisión nocturna, al recomendar que la gente debía prestar atención a algunos conductores.

Desconozco un caso específico de censura. Por lo pronto ningún medio ha denunciado presiones.

– ¿De qué manera han reaccionado los medios, cómo se manifiesta esa preocupación?, ¿Qué se dice del respeto al derecho a la información?

-Han empezado a surgir reportajes, por ejemplo, en The News York Times y The Washington Post, donde han aflorado estas preocupaciones. Hasta el momento no satica oficial o formal por parte de los directores de medios dirigida al gobierno. Muchos periodistas aceptan esas restricciones lógicas sobre el despliegue de tropas. Sin embargo, en otros aspectos si ha habido una preocupación manifiesta.

– ¿Restricciones, no censura?

-Hay que hacer una distinción sobre en qué consiste la censura, si asumimos como una orden deliberada de no publicar tal información, hasta el momento no la ha habidos; hay informaciones en el sentido de que el portavoz de la Casa Blanca se ha reunido con altos ejecutivos de periódicos como The New Your Time, The Washington Post, The Walk Street Journal, así como con las mayores cadenas informativas para pedirles que no divulguen por anticipado el calendario de evento del presidente George W. Bush, como era habitual.

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José Romeo Mata, corresponsal de Notimex en Los Ángeles

Aquí en California hay mucha información que se te manejando con amarillismo. Por ejemplo, los canales de habla hispana de Los Ángeles, 22, 34, 52 y 62, constantemente emiten mensajes advirtiendo a la gente sobre situaciones de emergencia, provocando alarma. Dicen algo así
como «prepárense porque ya viene la guerra donde habrá ataques con armas biológicas y químicas”. Univisión ha recomendado a su auditorio acondicionar como refugios los sótanos o los cuartos de baño.

También en esos programas se promueve la venta de máscaras antigás. Desde luego informan de los precios de esos productos: 30 a 100 dólares. Platique con el empleado de un negocio donde se vende esos artículos, me dijo que a la semana vendía cinco máscaras, pero tenía pedidos de 500 por día.

La población está muy alterada. Cuando pasan aviones o helicópteros a baja altura la gente se pone muy acelerada. Hay psicosis. Esos mismos medios también han tratado el tema de los migrantes donde mencionan posibles deportaciones masivas.

Respecto a los medios anglosajones, como los canales 7, 9 y 11, anuncian sus programas con frases bélicas, como «guerra inminente» o «guerra por la libertad», declaraciones acuñadas por el gobierno federal.

Se dedican horas enteras a la información sobre los atentados y sus consecuencias. Incluyen segmentos donde se califica de «retrógrada» a la cultura de los talibanes, porque «se matan entre ellos y donde las mujeres son lapidadas».

En cuanto a periódicos y cadenas de televisión nacionales, como The Washington Post y The New York Times o CBS, sus coberturas e impresionantes son en tono nacionalista. Ese manejo informativo está fomentando un fundamentalismo americano muy especial.

Carolinne Lippert, corresponsal de CBS News TV en México

En opinión personal, señala que la intención por restringir la información no es nueva, pero tampoco la resistencia a ello. El derecho a la información ha sido una lucha de hace cientos de años. En la Segunda Guerra Mundial se impusieron restricciones.

Si bien es cierto que el periodismo estadounidense es más libre, la lucha no ha sido fácil. El gobierno siempre tratará de protegerse. No sé quién está ganando la lucha, es como un balancín.

– Cómo valora las restricciones del presidente Bush?

— Hasta cierto punto estoy de acuerdo con esas restricciones. Porque si con tu información entregas datos a Osama Bin Laden que puede usarlos en tu contra no debes publicar la información. Porque tenemos un enemigo que está decidido a destruirnos. Estamos en una situación de emergencia. Entonces yo estaría de acuerdo en esas restricciones, en ciertas circunstancias.

–¿Cuándo no estaría de acuerdo?
-Por ejemplo, si envían una misión a Afganistán para buscar a ese tipo (Bin Laden) y el objetivo es matarlo). ¿No sería mejor que la prensa estadounidense dejara de anunciar que la misión está allí?
Sería mejor la sorpresa. No siempre hay que decir las cosas.

James Smith, corresponsal de Los Ángeles Times en México

En la cobertura informativa de los atentados no creo que haya sido autocensura, ha sido un esfuerzo responsable, porque a habido muchas imágenes de dolor, sufrimiento de los seres humanos. Creo que existe un manejo responsable de la información y creo que se ha logrado.

Estamos tratando de encender un mundo nuevo, que representa un desafío enorme. No quisiera decir demasiado.

Sin haber visto esa foto, se me hace imposible comentar sobre la ética o no de transmitir una foto que no he visto, yo creo que todos han tenido que definir cuáles imágenes se han usado y como digo, con bastante responsabilidad. Es parte de lo que hago y realmente no he pensado una forma ni opinión, no le he dado tiempo hasta ahora.

Brigitte Morissette, corresponsal de Radio Canadá en México

Mucha gente tenía como modelo al periodismo estadounidense. Yo no. Ese periodismo combate el nacionalismo canadiense, mexicano y francés, y ahora los diarios de la Unión Americana están cubriendo los acontecimientos con una fuerte carga nacionalista. Los grandes medios me han decepcionado, The Washington Post, The New York Times Newsweek, CNN.

Ahora buscaré medios alternativos. No encuentro en la prensa estadounidense lo necesario para llenar mis reflexiones.

Durante la primera semana del drama me llamó la atención cómo CNN iniciaba sus noticiarios «América in war». Me choca cuando los estadounidenses utilicen la palabra América somos todos, incluido Canadá y México. Me pregunte si lo que vela era una guerra o ataque guerrillero, pero me espanto la palabra «War». Tambien leí la revista Newsweek, a la que creía de tendencia socialdemócrata, pero sin mucho sentido crítico. No se analizaron las posibles causas de los ataques y únicamente manejaron el tema destacando el odio hacia Estados Unidos.

Si podemos sacar conclusiones una de ellas seria que en Hollywood y Nueva York dejen de producir series de televisión cargadas de violencia. Hace 3 años me sorprendió ver tanto programa y videojuego terriblemente violentos. Lo que vimos en Nueva York y Washington es como un video.

Hay que recordar que los árabes han vivido bajo un sistema colonial. No podemos olvidar la parte negativa que dejó la colonización impuesta por las grandes potencias. Hay razones profundas que explican lo ocurrido.

No cuestiono que la televisión no haya mostrado los cuerpos despedazados de los muertos, pero hay otros conflictos en el mundo que no ha reportado la prensa estadounidense. Ahora se lanzaron contra los árabes, quizá sean culpables para hay que tener pruebas antes de acusar a países y sociedades enteras. No tengo ninguna simpatía por el fundamentalismo musulmán, y como mujer menos, no me agrada ver a una mujer totalmente enrollada en vestidos que ni puede enseñar sus manos ni sus pies o su cara.

11 de septiembre de 2021