AMLO: ¿asesino verbal indirecto de periodistas?
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AMLO: ¿asesino verbal indirecto de periodistas?

Ivonne Acuña Murillo*

Cierra el año 2022 con una intensa comunicación política por parte del presidente de la República y el atentado a la vida de un periodista. Cabe preguntarse cómo abrirá 2023, año de elecciones a las gubernaturas de Coahuila y el Estado de México y el previo a las presidenciales de 2024. ¿Abrirá con la capitalización extrema del lamentable ataque a Ciro Gómez Leyva y con la continuación del ejercicio presidencial del derecho de réplica?

¿Impactarán estos dos elementos en los resultados electorales del próximo año o en los procesos políticos relacionados con la sucesión presidencial por venir? La posibilidad existe, a pesar de los meses que faltan para que ambos comicios tengan lugar. Sin embargo, la tentación es mucha y la golosina apetecible, ya que uno de los posibles móviles del atentado del que fue víctima Gómez Leyva bien podría ser la de provocar un ambiente de incertidumbre y temor en el que la gente se sienta vulnerable.

No tanto porque vea amenazado su derecho a estar informada o en torno al importante papel que las y los periodistas desempeñan en las sociedades democráticas. Esto es, hace sexenios que quienes se dedican al periodismo han visto amenazada su seguridad personal y familiar, su vida incluso, especialmente cuando tocan temas “delicados” relacionados con la gestión gubernamental o en relación con la delincuencia organizada y el narco, sin que la sociedad reaccione y salga a las calles a protestar por el número de periodistas que han sido asesinados: 22 durante el sexenio de Vicente Fox Quesada; 48 en el de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa; 47 en el de Enrique Peña Nieto y 37 en lo que va de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, de acuerdo con datos de Artículo 19 (“Periodistas asesinadas/os en México. Con posible relación con su labor periodística (2000-2022))”.

Es decir, a pesar de la proclama de que la mexicana es una sociedad democrática se puede afirmar que no todos los valores que deberían caracterizarla han sido plenamente asumidos. Por ejemplo, es un hecho que la aceptación de formas de pensar diversas a la propia no siempre es una conducta observada, no lo es tampoco el respeto a la decisión de las mayorías en cuanto a quién debe gobernar y para muestra un botón. Desde el triunfo de López Obrador y su arribo a la Presidencia de la República en 2018 ciertos grupos políticos, económicos, mediáticos y de intelectuales han buscado la manera de deslegitimar no sólo a un presidente sino los reclamos legítimos de quienes no se habían sentido representados por los presidentes anteriores.

Así visto, el atentado contra el periodista no tendría por objeto ir en contra del derecho a la información ni de su labor informativa, sino para sumar argumentos que bien podrían utilizarse en contra del primer mandatario en un intento más de dar un golpe blando, un golpe de Estado con carácter jurídico (lawfare) cuya base estuviera construida de dudas en torno a quien estaría interesado en matar a Ciro, en especial cuando López Obrador ha ejercido su derecho de réplica desde las conferencias de prensa de cada mañana en contra de la postura que Gómez Leyva, y otros y otras periodistas, analistas e intelectuales, ha mostrado respecto suyo y del proyecto de la Cuarta Transformación (4T).

Una vez sembrada la duda, lo demás corre solo. Y no importa que maten o intenten matar a un o una periodista más, sino que sea precisamente a quien más reflectores atrae por ser “una celebridad de la televisión”, como afirmara el periodista Federico Arreola, director del sitio SDP Noticias, en entrevista con el también periodista Julio Hernández López (Astillero) (“Opositores a AMLO aprovechan ataque a Gómez Leyva para especulaciones políticas”, Astillero Informa, viernes 16 de diciembre, YouTube) y dada la importante, numéricamente hablando, audiencia que le sigue.

Por supuesto, las suspicacias de quien tiene por costumbre analizar el contexto político nacional no se han hecho esperar. En un tuit del 16 de diciembre de 2022, el periodista Carlos Padilla Ríos, Director de la revista Zócalo, escribió: “Pregunta: ¿A poco los sicarios que atentaron en contra de @CiroGomezL no sabían que manejaba una camioneta blindada? Ese tipo de atentados se planean muy bien. Ahora resulta que falló el crimen por el blindaje! Estará la ultraderecha y la derecha alimentando otra vez Golpe Blando?”.

En esta misma línea, en la conversación que tuvo lugar entre Hernández López y Arreola, citada arriba, el primero formuló una hipótesis en forma de pregunta al segundo en torno a que este atentado podría haberse gestado entre los enemigos políticos del presidente para después culparlo de la muerte del periodista. Arreola recordó que desde febrero del año que está por concluir, el periodista Raymundo Riva Palacio escribió, con mucha anticipación si se toma como referencia el atentado en contra de Ciro ocurrido la noche del 15 de diciembre, que iban a matar periodistas y que el culpable sería el presidente de la República y que habría inestabilidad.

Al respecto, Arreola sostuvo que “Hay gente mala que puede recurrir a cualquier cosa para complicar la situación de sus rivales […] Yo no descarto temas de la derecha enfurecida o del priismo o de la propia izquierda o de alguien que quiera generar problemas de gobernabilidad.”

Por su parte, el mismo Julio Hernández, después de plantear la posibilidad de que quien atentó contra Ciro hubiera logrado su objetivo, dijo que: “Se ha desatado una feroz campaña en busca de responsabilizar al presidente López Obrador de lo que está sucediendo específicamente en este tema del atentado […] forman parte de un cuadro de argumentación propagandística muy elaborada y muy definida […] este atentado ha puesto en grave riesgo […] la manejabilidad de los procesos políticos, de los procesos electorales, porque la verdad es que de no haber habido este vehículo blindado y de que se hubiera tenido un desenlace de otra índole en el caso de Ciro Gómez Leyva podríamos estar hoy en un país incendiado.” (¿Quién ha polarizado durante décadas este país? ¿Cuál, la responsabilidad del periodismo?, Videocharla Astillada del viernes 16 de diciembre, YouTube).

A manera de síntesis, en La Rayuela de La Jornada del viernes 15 de diciembre se preguntó: “¿Y a quién beneficia un atentado en contra del periodista?” La respuesta de Arreola fue, sin dudar, que: “a la gente interesada en que a López Obrador le vaya mal”.

Evidentemente, el atentado a Ciro es lo que se llama “un garbanzo de a libra” que la oposición no puede dejar pasar, una oportunidad de oro para culparlo de lo sucedido. Por supuesto, las expresiones, dichos y frases del primer mandatario en contra de la crítica, verdades, medias verdades y mentiras francas que día con día se publican en los diversos medios de comunicación son tomados ahora como el parque que utilizarán sus malquerientes para crear “la percepción de verdad” en torno a que López Obrador ha señalado con una cruz a quien ha de ser ultimado.

Por supuesto, no son tomadas en cuenta las declaraciones del primer mandatario en contra de la violencia física. Un día antes del atentado en contra de Ciro, en la Mañanera del 14 de diciembre, López Obrador dijo: “Todo esto lo estamos haciendo de manera pacífica, por eso siempre mi respeto a los opositores, a los adversarios porque pueden hasta insultarnos, está mal porque debe de haber urbanidad política, pero bueno te insultan no hay problema, lo que estaría mal es la violencia, eso sí, incluso hay que seguir abriendo los cauces democráticos”.

La nota está en otra parte, por ejemplo, en lo que afirmó en relación con los periodistas Sergio Sarmiento, Carlos Loret de Mola y el mismo Ciro Gómez Leyva: «si los escucha uno mucho, hasta le puede salir a uno un tumor en el cerebro» (Ariana Paredes, “AMLO: Es dañino escuchar a Gómez Leyva, Loret y Sarmiento, hasta puede salir un tumor en el cerebro”, El Universal, 14 de diciembre).

Al día siguiente del atentado, en la Mañanera del viernes 16 de diciembre el presidente de la República envío un mensaje solidario al periodista: “Quiero enviar mi solidaridad, enviarle mi apoyo a Ciro Gómez Leyva que ayer fue, pues, víctima de un atentado, afortunadamente no hubo consecuencias fatales, graves y lo celebramos porque es un periodista, un ser humano, pero además es dirigente de opinión pública y un daño a una personalidad como Ciro genera mucha inestabilidad política. Desde luego lo principal es que nadie debe ser molestado, afectado, dañando y a nadie se le debe de agredir y mucho menos quitarle la vida…”

En la Mañanera del 19 de diciembre, el presidente reafirmó que sus diferencias con Gómez Leyva y otros personajes, como López Dóriga, Denise Maerker y Claudio X. González son añejas y de dominio público. Recordó, por aquello de las repeticiones y la pedagogía política para que el pueblo no olvide quién es el enemigo, “que cuando nos hicieron el fraude en el 2006 el conteo lo hicieron los medios de información con el INE (sic) en una transmisión de cadena nacional, fue lo más perverso que se haya visto. Estaban en una mesa Ciro, Denise, López Dóriga […] tenían comunicación con el INE y toda la gente viendo la televisión porque estaban dando a conocer los resultados […] Y, el golpe, el segundo golpe, y llantos de muchísima gente […] Pero, nadie, nadie debe ser víctima de una agresión, ninguna persona, por eso mi solidaridad con Ciro”.

En la conferencia de prensa del 20 de diciembre el presidente volvió al tema de Ciro y afirmó que bien pudo ser un “autoatentado”, “aunque no cometido por él”, reforzando con ello las suspicacias aquí descritas.

Cierra esta colaboración con más preguntas que respuestas: ¿Deberá López Obrador callar lo que pasó durante sus intentos por llegar a la Presidencia de la República, comenzando por el fraude electoral de 2006? ¿Debe el pueblo seguir ignorante del dispositivo de poder armado para que alguien que pretendía representarles no llegara nunca al poder? ¿A quién beneficia que el presidente se guarde para sí todo aquello que, por décadas, se urdió en la oscuridad de Los Pinos, Palacio Nacional, los medios y entre los grupos de periodistas, comunicadores, empresarios e intelectuales orgánicos para evitar que alguien con un proyecto alternativo de país llegara al poder?

Le piden al presidente callar cuando ellos nunca se han callado, nunca han dejado de difundir la versión de que “AMLO es un peligro para México”, de que es un dictador, un mesías, el destructor de México y ahora “asesino verbal indirecto de periodistas”, buscando asestar el golpe, ahora sí mortal, en contra del presidente asumiendo que se encuentra en el declive de su poder.

*Catedrática de la Universidad Iberoamericana y analista política

13 de enero de 2023