Axel Velázquez/Las encuestas, reconocer o no resultados
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Axel Velázquez/Las encuestas, reconocer o no resultados

En la construcción de objetos de estudio en comunicación, suele aparecer un problema entre quienes no poseen los medios pero desean realizar análisis de opinión genuinamente representativos: conocer el efecto de los mensajes o la opinión de un sector de la población sobre ciertos temas en particular.

La distancia entre la expectativa y las condiciones materiales para concretar ese análisis, se puede explicar por la manera como los medios nos han acostumbrado a recibir información: cifras contundentes que explican un fenómeno o justifican una acción.

El fenómeno se repite en las redes sociodigitales, a diario se construyen argumentos basados en la supuesta premisa, que implica la cuantificación de un problema o una preferencia. Además, no se cuenta con las herramientas para interpretar estudios de opinión de manera acotada, tampoco para corroborar la fiabilidad de la metodología con la que fueron realizados.

En ese contexto de limitantes para conocer quiénes somos y a qué aspiramos, se acerca nuevamente un periodo electoral donde las encuestas y las empresas que realizan, habrán de jugar un rol relevante. En las próximas semanas, la cobertura mediática estará centrada en la posibilidad de que Delfina Gómez, del partido Movimiento de Regeneración Nacional logre la alternancia, el 4 de junio en el Estado de México con alrededor del 50% de los votos (57% de acuerdo con Parametría en febrero y 42% según Mitofsky en marzo).

Esa atención se explica porque el más reciente expresidente, Enrique Peña, saltó de la gubernatura a la Presidencia en 2012. Por otro lado, desde hace más de cien años el Partido Revolucionario Institucional (desde 1920, con otras siglas) ha gobernado de manera continua. Por si esto fuese poco, la entidad cuenta con el mayor número de habitantes en todo el país (casi 17 millones en 2020, de acuerdo con el INEGI).

Si bien no se trata del “laboratorio electoral” del país, lugar común con el que mediáticamente se hace referencia al Estado de México, sí es una medición del ánimo y la fuerza política, un año antes de la elección presidencial. En ese sentido, cabe recordar la escandalosa manera cómo la figura de Enrique Peña, se infló mediáticamente con cobertura noticiosa favorable que en buena medida, se basó en encuestas que lo colocaban con una ventaja de hasta 20 puntos por encima de su entonces competidor más cercano, Andrés Manuel López Obrador.

En ese compendio de encuestadoras y medios, destacó el caso de GEA-ISA, publicada en todas las plataformas de Milenio, la cual arrancó el lunes 19 de marzo de 2012 colocando a Peña Nieto en el primer lugar con 48% de la preferencia electoral, mientras a AMLO le asignaba un 20%. Lo significativo fue que la encuesta se publicó día a día durante 101 jornadas y cerró el miércoles 27 de junio con 46.9% para Peña Nieto y 28.5% para AMLO.

El resultado de la elección del 1 de julio en porcentajes (según lo dado a conocer al finalizar el cómputo del 100% de casillas) fue 38.21% para Peña Nieto y 31.59% para AMLO. Más allá del relato que dicha encuesta implicó y de su posible incidencia en la elección –cuestión que trascendió incluso a la demanda que constituyó el Juicio de Inconformidad por Nulidad de la Elección de Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, presentada por la coalición Movimiento Progresista−, hay algunas anotaciones sobre los errores cometidos en esa ocasión.

La empresa GEA-ISA repitió la muestra de su encuesta, al estar obligada día a día a publicar sus resultados, para ahorrar recursos y evitar complicaciones no movió a sus encuestadores de lugar. Además, entró en el juego del medio de comunicación que le contrató, pues Milenio hizo de la publicación diaria de resultados un argumento: en teoría, era imposible cuestionar sus resultados.

Con ese antecedente, vale la pena tomar nota de que en las elecciones federales intermedias de 2021 hubo una sobrestimación del voto en favor del partido en el poder, Movimiento Regeneración Nacional (MORENA). De acuerdo con Parametría[1], hubo un promedio de sobrestimación del 7%.

Lo verdaderamente interesante de ese dato, es que casi nadie está fiscalizando los resultados de dichas encuestas en el debate público, por ahora. No obstante, se sabe que las encuestas serán el método por el cual se decidirá el candidato de MORENA a la Presidencia y −a falta de cuadros visibles−, probablemente también el de la oposición.

En el complejo marco de un conjunto de empresas que han surgido alrededor de la coyuntura y realizan sondeos con metodologías poco verificables que se aplican en redes sociodigitales y con llamadas telefónicas programadas, vale la pena prestar atención para distinguir los ejercicios de posicionamiento de imagen de ciertos perfiles políticos (es decir, realizados por encargo) de los estudios de opinión serios.

Cabe recordar que la precisión de las en cuestas y su similitud con los resultados electorales, probablemente será uno de los argumentos más fuertes para reconocer o no el resultado de las elecciones, tanto desde el grupo político gobernante como desde la oposición. .

Axel Velázquez Yáñez

Analista y académico @axelvelazquezy

Referencias

[1] ¿Se está sobrestimando a Morena? (2022, marzo 14). PARAMETRIA. https://parametria.com.mx/estamos-sobrestimando-a-morena/

17 de mayo de 2023