El gobierno de la República Popular de China se negó a ceder ante las múltiples peticiones de organismos internacionales que defienden los derechos humanos, los derechos de los periodistas y la libertad de expresión, como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Reporteros sin Fronteras (RSF), para liberar a la periodista Zhang Zhan, quien fue encarcelada en mayo de 2020 mientras transmitía en vivo vía redes sociales el inicio de la pandemia de COVID-19 en la ciudad de Wuhan, para dar cuenta de la incapacidad del sistema de salud público para enfrentarse a la situación.
Zhang fue aprendida por las autoridades chinas acusada del delito de generar disturbios entre los habitantes de la ciudad; fue víctima de un injusto proceso judicial en el que ni siquiera sus familiares pudieron estar presentes, con el resultado de una condena de cuatro años de prisión.
Actualmente la exabogada de 38 años se encuentra recluida en una prisión para mujeres en su ciudad de origen, Shanghái, y comenzó una huelga de hambre desde el momento de su detención como forma de protesta ante la arbitrariedad de su caso y la represión por parte del gobierno chino.
Las autoridades carcelarias de Shanghái optaron por “no dejar morir” a Zhang Zhan alimentándola a la fuerza por medio de tubos respiratorios. Hecho que no ha repercutido de manera favorable en su salud, pues su estado es cada vez más deplorable y crítico.
Amigos y familiares temen por el estado de salud de la joven y piden ayuda internacional mediante redes sociales y medios de comunicación independientes, a pesar de que las peticiones de diversas organizaciones como la ONU y RSF han sido denegadas por el gobierno de este país.
No hay forma de que ninguna organización local o internacional pueda ayudar a la periodista, pues si el gobierno de este país no está dispuesto a llegar a un acuerdo para desestimar el caso, hacerlo implicaría una violación a la soberanía y a las leyes de la República Popular de China.
(AMFP)
