Cielo nublado; imágenes hipersexualizadas en las presentadoras del pronóstico del tiempo
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Cielo nublado; imágenes hipersexualizadas en las presentadoras del pronóstico del tiempo

Elvira Hernández Carballido*

Pachuca.- Son bellas, sin duda, jamás se cuestiona esa hermosura, en cualquier noticiario se les puede ver, son las chicas que dan el pronóstico del tiempo en televisión.

Envidia, musitan cuando alguien escucha un comentario de reclamo al uso de su imagen. No, simplemente lo que incomoda es el abuso de estereotipos, el sexismo, la hipersexualización, la proyección del cuerpo femenino como objeto. La mujer presentada como mercancía o florero, ser adorno en la pantalla, un cielo nublado en este panorama patriarcal latente en los medios de comunicación.

Por supuesto, hay conductoras como Raquel Méndez a quien le basta lucir de manera discreta para informarnos sobre cuestiones climatológicas, pero hay muchas más de quienes es difícil recordar su nombre, pero sí evocar solamente su figura y tal vez retener un poco de la información que comparten.

Algunas de estas jóvenes posiblemente aprovecharon la oportunidad con el objetivo de entrar al mundo de la televisión y después ser actrices, cantantes o modelos. Actualmente varias de ellas han incursionado en la plataforma OnlyFans con verdadero éxito y reciben cuantiosas ganancias pues llegan a cobrar por lo menos 167 pesos por foto a cada cliente que desee admirarlas en poses mucho “más atrevidas”.

Estas figuras de los noticiarios son llamadas popularmente “las chicas del clima”. Se les describe con adjetivos que destacan sus vis­tosos atuendos, su gran carisma, el esbelto cuerpo formado en gimnasios o gracias a dietas milagrosas, aunque también a costosas o peligrosas operaciones y tratamientos estéticos. Se destaca de ellas su genuina sensualidad o la forma como enamoran cualquier mirada. Las confrontan y se hacen listados para elegir cuál de ellas es la preferida del público. Es difícil encontrar datos puntuales de sus estudios o por qué decidieron ser parte de dicha sección de un noticiario. Aunque en algunas entrevistas confiesan que fue casualidad, que aceptaron pese a no saber nada del tema, que ya se dedicaban al modelaje o a otros escenarios del espectáculo.

La información sobre ellas gira en torno a sus medidas, tatuajes, noviazgos y cuidados para lucir en pantalla. Algunas confiesan haberse operado alguna parte del cuerpo o inyectarse los labios con ácido hialurónico. Son noticia por las fotos íntimas que comparten y es común la pregunta que trata de ubicar sus nombres: ¿Cómo se llama la chica del clima de Hoy, de Imagen Televisión o de Milenio?

Pero, ¿por qué se debe tener ese perfil femenino para informar sobre el pronóstico metereológico? En el artículo “No hay inocencia en las chicas del clima de la televisión mexicana”, se considera que es precisamente en este medio donde se empezó a imponer esta modalidad: “La brillante solución para quitarle lo aburrido al clima, quizá pensaron los productores en un primer momento. Esta no fue, como casi nunca lo es, una idea original de las televisoras mexicanas. En Estados Unidos algunos broadcasters locales recurrían desde principios de la década a la misma estrategia de marketing.”

Posiblemente para entender mejor este proceso es necesario atisbar en qué momento fue necesario estar informados en torno al clima y quién era la gente idónea para ello.

El primer escenario: la prensa

En la tesis de doctorado en Historia titulada “La meteorología y sus públicos en la prensa de la Ciudad de México (1863-1900)”, presentada por Luis Alejandro Díaz Ruvalcaba (2020), el primer capítulo empieza dando la fecha en que se inauguró el Observatorio Metereológico Central en la capital del país: 6 de marzo de 1877. Dicho lugar fue rechazado por una gran parte de la sociedad mexicana que calificaba a la obra como un derroche “en virtud de la escasa utilidad práctica que se atribuía a la meteorología”.

Sin embargo, será en la prensa donde se trate de justificar la importancia de esta ciencia a través de la pluma de Vicente Riva Palacio: “las predicciones son seguras y satisfacen el deseo o la curiosidad popular; y acostumbrados los hombres a eso, esperan y exigen también de los observatorios metereológicos, pronósticos de movimientos atmosféricos y de meteoros, como si se tratara de orto y el ocaso del sol”.

Díaz Ruvalcaba encontró una gran variedad de publicaciones dedicadas a dar estos pronósticos, desde el Boletín de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, revistas y periódicos de información general debido a que “en las primeras décadas del 1800 un conglomerado de actores publicaba en la prensa periódica observaciones metereológicas de distintos grados de especificidad y exactitud”.

Pero, ¿quiénes se dedicaban a realizar este trabajo y a publicarlo en estos espacios periodísticos? La mayoría, eran hombres educados, con inclinaciones científicas, algunos amateurs y otros con estudios universitarios, que ya consideraban a la meteorología una ciencia basada en la observación y que gracias a su posición social podían adquirir barómetros, termómetros o pluviómetros”. La prensa periódica, asegura el autor, fue el medio preferido a fin de comunicar los resultados de esta línea de estudios, “tanto en las revistas científicas como en diarios de amplia circulación se ofrecieron a los públicos las mediciones metereológicas de tipo local, regional y nacional”.

Fue así como se empezó a confirmar que al anunciar las lluvias se prevenía a los agricultores; de la advertencia de posibles sequías ponían en alerta a ranchos y haciendas; se pronosticaban aguaceros y se preparaba la posibilidad de tierras fértiles o el saber la llegada de un frente frío. “La recolección de información del estado del tiempo era no sólo una norma sino una necesidad”. No se intentó que la ciencia tuviera exclusividad en ello, se tuvo apertura con las participaciones amateurs”.

Aunque la ciencia meteorológica fue transitando crecientemente hacia su consolidación como una ciencia física, disciplina de instrumentos de precisión, cada vez más asociada a observatorios, la prensa, principalmente los almanaques, gozaban del mérito de publicar los primeros pronósticos del tiempo y tuvieron gran éxito comercial, entre ellos estaba el “Calendario Galván”, donde se advirtió: “Prever el tiempo a fin de librarse o aprovecharse de sus efectos desfavorables o benéficos, es asunto que ha preocupado al hombre de todos los pueblos y todas las edades”. Mientras la prensa abría sus espacios, México fue incluido en el servicio metereológico internacional, por lo que se adquirió el compromiso en las oficinas nacionales de transmitir sus datos tanto en la red mundial como a los diversos públicos de la época.

El ajuste en los noticiarios televisivos

En la era moderna, el lanzamiento del satélite “Sputnik I” en 1957 desde la URSS, hizo posible obtener una visión global del tiempo desde el espacio, y ello contribuyó al impulso de informar sobre el tema en un medio de comunicación que empezaba a consolidarse: la televisión, advirtió David Pozo Pascual (2013), de la Universidad de Barcelona, en su trabajo de graduación titulado “Análisis comparativo de los espacios meteorológicos en los distintos canales de televisión”.

A juicio de este autor, la información metereológica fue generando interés, por lo que empezó a convertirse en un espacio muy rentable, así que anunciantes de grandes empresas se interesaron en patrocinarlos. Las primeras dinámicas eran sencillas para informar al público y eran preparadas por el mismo presentador del tiempo, que en el caso español fue el físico Mariano Medina en 1956.

El hombre dibujaba “el mapa necesario en el propio estudio de televisión. Lo realizaba sobre una gran pizarra, en la que se encontraba la silueta del mapa de Europa, él trazaba con una tiza todos los elementos que destacaba en su previsión, como es el caso de las isobaras, marcaba los anticiclones y las borrascas, escribía las presiones, temperaturas, etc.” En la fotografía que ilustra el texto puede verse a un hombre de tipo común, anteojos, camisa, saco, corbata y enfocado de medio cuerpo hacia arriba. Se indica que con el paso del tiempo empezaron “a utilizarse mapas impresos en cartulina del Instituto Nacional de Meteorología, sobre los que el presentador dibujaba con un rotulador el propio mapa del tiempo con todos los elementos comentados anteriormente. También, hubo una época en que solamente salía en pantalla su brazo señalando el mapa, ni siquiera aparecía el presentador. Posteriormente, volvió a salir en imagen, en la mayoría de casos de medio cuerpo”.

La información del tiempo desde que llegó a la televisión siempre ha formado parte de un noticiario, presentándose en breves segmentos entre las noticias del día.

En España, fue hasta finales de la década de los sesenta que una mujer apareció en pantalla para informar sobre el clima, fue Pilar Sanjurjo quien logró hacerlo al tener que sustituir al metereólogo titular que se había ido de vacaciones. Licenciada en Ciencias Físicas, se especializó en meteorología marítima. En 1969 ingresó al servicio metereológico español, donde durante treinta años las mujeres estuvieron vetadas: “Su inconfundible y marcado acento gallego junto a la manera natural de expresarse y la rigurosidad con la que exponía el pronóstico, hicieron que a partir de ese momento contaran con ella.

Su timidez hizo que no llevara del todo bien la popularidad que le dio la televisión. En la sala de predicción del SMN-INM, sus compañeros la recuerdan muy exigente y perfeccionista en el ejercicio de sus responsabilidades. Seria y con carácter cuando la situación lo requería, pero muy familiar y humana en el trato personal”. En las fotografías que la recuperan, ella murió el 6 de abril de este 2022, se le puede atisbar vestida con traje sastre, tomas de medio cuerpo, un rostro serio y concentrado en el mapa que señala mientras informaba sobre el clima.

De acuerdo con Pozo Pascual, esta sección informativa empezó a tener una estructura caracterítica formada por las siguientes partes:

Cabecera. Música, slogan o ráfaga que nos pueden permitir asociar que el espacio meteorológico va a comenzar.

• Introducción. Imágenes, principalmente el mapa que servirá de referencia para los datos que se compartirán sobre el clima y el lugar.

• Imágenes de satélite. Que refuerzan y dan formalidad a los pronósticos que se darán a conocer.

• Radar metereológico. Se recurre a la animación o series de imágenes que ilustren las precipitaciones de ese día.

• Mapas de previsión. “Elemento fundamental de análisis del contenido de los programas meteorológicos, junto con las imágenes de satélite. En los mapas de previsión se destacará dos grandes tipos: los mapas isobáricos y los mapas de símbolos estableciendo la cantidad de mapas mostrados, así como los diferentes símbolos (temperaturas, precipitaciones, niebla, vientos, estados de la mar, cotas de nieve…)” empleados en los distintos mapas.

• Tabla de valores. Representaciones gráficas sobre la acumulación de precipitaciones, temperaturas máximas/mínimas, rachas de viento, niveles de embalses…

• Escala de los mapas. Permiten comprobar la variedad de escalas grográficas.

• Días de previsión. “Este aspecto hace referencia al número de días de previsión en cada uno de los espacios meteorológicos de los diferentes canales de televisión, aun teniendo en cuenta el riesgo que comporta la pérdida de fiabilidad de los modelos meteorológicos en previsiones a medio y largo plazo”.

• Otras informaciones adicionales. Se reiteran algunos datos, se comparte información complementaria y se despide la sección.

En la citada investigación, además se dan a conocer datos sobre el perfil de quienes trabajan en estas secciones en los noticiarios españoles. En total son 12 presentadores, 9 hombres y 8 mujeres, reportándose que el 47% son físicos, el 31% son geógrafos, 15% periodistas y otros representan el 7%.

Pozo ante estos resultados advierte: “De este modo, se confirma que físicos y geógrafos ganan la partida de la información meteorológica, tal y como puede comprobarse además, en un reciente artículo periodístico publicado en el diario El Mundo: titulado “Periodistas vs. Científicos”, donde se remarca que si bien es muy importante ser buen comunicador, es igual de importante que se sepa bien lo que se está contando. Los presentadores de las secciones del tiempo o espacios meteorológicos a la hora de ofrecer la información científica se encuentran algunos posibles inconvenientes derivados de su propia formación.

Estrictamente relacionado con su profesión, los periodistas conocen muy bien comunicar y transmitir el mensaje lo más claro, sencillo y funcional posible, pero no siempre tienen los conocimientos científicos suficientes que requiere la información meteorológica. Sin embargo, físicos y geógrafos (una amplia mayoría) por su formación saben muy bien de lo que hablan (poseen una buena base científica de conocimiento), aunque, posiblemente no tengan la misma capacidad comunicativa que los periodistas.

Quizá la posible solución sería encontrar un punto de equilibrio que reúna una buena base de conocimientos adquiridos desde las disciplinas de la geografía o la física, con saber cómo comunicarlos de una manera clara y comprensible desde el periodismo”.

En México todavía no hay investigaciones que exploren o profundicen sobre el tema, pero se recuerda que en los noticiarios más representativos de Televisa destacaron hombres como Juan Carlos Iracheta y el capitán Albores, pero señala Abimael Salas – jefe de meteorología de Multimedios y Milenio Televisión– en el reportaje de Elena Reina (2016): “A alguien se le ocurrió un día que era buena idea sacar a una chica para presentar el tiempo y dio inicio a una tendencia que ya nadie puede parar”.

No me odies por ser bonita

En la investigación periodística titulada “Muñequitas del clima” realizada por Elena Reina destaca tres puntos muy representativos.

Da voz a las jóvenes mujeres que trabajan en los noticiarios para dar las predicciones del tiempo. Entre certezas y confusiones, advierten no molestarse por ser tachadas como objeto sexual, consideran prepararse lo mejor posible para salir en pantalla, pero a la vez reconocen que su presencia opaca la oportunidad de ser escuchadas, solamente son vistas.

Arlett Fernández, conductora en Milenio Televisión reconoció en el citado reportaje que les exigen ser bonitas, aunque por lo menos no les imponen un vestuario, pero advirtió: “Yo no vengo como otras a modelar, si quiero hacerlo me voy a una pasarela. Estoy en un noticiero serio, a la gente la captas con tu credibilidad”.

Mientras que Gabriela Lozoya, conductora de Televisa, reconoció: “Es importante tener un buen físico. Yo me pongo en la piel de un espectador y si veo a alguien feo, ¡pues le cambio! Hay hombres que me ponen en silencio y nomás me están viendo”. Una certeza comparten en común: “Somos mujeres a quienes otras ven como una aspiración”.

Escudriña los intereses de las empresas que dan prioridad a las ganancias y convierten en mercancía todo lo que garantice venderse al mejor postor. La periodista también buscó a los empresarios, que reconocen: “Si el patrocinador tiene al frente a una mujer guapa el impacto de su producto va a ser mayor”. Por eso, las preparan con el vestuario llamativo, exigiéndoles dietas, ser agradables ante la cámara, que sepan girar forzadamente su cuerpo de espaldas a la cámara o se inclinen con gracia para mostrar las temperaturas en los mapas.

Recupera la mirada analítica del feminismo. Martha Lamas y Ana Francis reiteran los elementos que explican este panorama: el sistema patriarcal, el sexismo, el machismo, la hipersexualización del cuerpo femenino, los estereotipos, la mujer primero cuerpo, sensual por naturaleza y hasta por obligación.

“Claro que las chicas la ven como una aspiración. Toda tu vida te dicen eso, no importa lo que estudies, tu formación. Al final la máxima valoración de una mujer es ser bonita. Es casi imposible salir de ese esquema, pero cuando crees que has conseguido el mejor puesto en tu profesión siempre hay un momento en que te hacen ver que ya no eres la dueña del mundo. Te recuerdan que como máximo eres la capataz de la fábrica. Los dueños son ellos”.

Y esa perspectiva feminista no deja de insistir en su postura crítica, aunque hasta la fecha la contratación para formar parte de estas secciones de los noticiarios sigue manteniendo el mismo perfil. Pese a todo, no se deja de insistir para romper con estos modelos femeninos que saturan los medios de comunicación.

El cielo nublado

Un sistema patriarcal que lleva décadas reiterando estereotipos con la complicidad de los medios de comunicación continúa fortaleciendo su proceso de usarnos y desecharnos, ahora agrega otro elemento, la hipersexualización, definida como la valorización de una persona solamente por su atractivo sexual –actitud seductora, físico producido para ello, cuerpo, rostro, porte. “Los modelos de belleza tanto masculina como femenina provocan tensión en aquellos sujetos que quieren imitarlos. Se caracteriza por el uso excesivo de estrategias fijadas en el cuerpo en el afán de seducir y aparece como un modelo de sexualidad reductor, que se inspira en estereotipos vehiculados por la pornografía: hombre dominador, mujer-objeto seductora y sumisa”, detalla Violeta Berrientos Silva (2015) en su análisis de género realizado sobre la televisión peruana.

Para la investigadora “la hipersexualización es fundamentalmente sexista ya que reduce a una persona a sólo su sex-appeal, a su vez reducido a un solo modelo considerado como sexy, así la persona es cosificada pues se ‘produce’ para la mirada del afuera y sufre una presión social en cuanto a su apariencia y sexualidad. Las razones de la hipersexualización son fundamentalmente económicas.”

La autora retoma la propuesta de Andrejevic, quien propone el término “El trabajo de ser mirados” y lo explica como una forma de producción en la que los consumidores son invitados a vender el acceso a sus vidas personales de una manera que no es distinta a la de los que venden su fuerza de trabajo (…) Esta forma de participación [en la producción] es democrática en el sentido de que no requiere de especial talento o habilidad; la gente no es excluida por su educación o por capacitación –cualquiera puede performar el trabajo de ser mirado”.

Es así como lo importante no es quién soy, qué pienso o qué siento, lo representativo es ser admirado, que nos vean, ser imagen o forma, cuerpo perfecto, cuerpo admirable, cuerpo deseable.

Barrientos advierte que “la exhibición de los cuerpos y su producción se han convertido en temas centrales de los programas televisivos. Las características corporales exhibidas por hombres y mujeres son las tradicionales: mujeres curvilíneas de abundantes busto o glúteos, hombres fortachones de musculatura prominente. La producción del cuerpo se convierte en tema central generándose así la invisibilidad de otros cuerpos como los discapacitados o presión social sobre los no jóvenes que no se someten a cirugía estética”.

La doctora Raquel Ramírez Salgado advierte con precisión, los riesgos de esta hipersexualidad en los medios de comunicación, sobre todo en el público infantil: “Todas las prácticas abusivas que se pueden generar a partir de la hipersexualización, cosificación, que pueden ser tanto la exhibición, puede ser también el ciberbullying, ser víctimas de trata con fines de explotación sexual, tiene implicaciones importantes en el desarrollo cognitivo de las niñas y los niños. Puede también generar problemas de salud mental importantes como la depresión o ansiedad, […] pues incluso con una muerte violenta.”

Bien advierte Indra Morales Hernández y Alejandra Aguilar (2021) al relacionar medios de comunicación e hipersexualización, que dentro de los círculos sociales los sujetos más afectados por este fenómeno social son las mujeres: “Esto en gran parte a causa de los roles y las normas de género que se han inculcado durante gran parte de la historia en las diferentes culturas, categorizándolas como seres puramente reproductivos cuyo fin es ejercer su rol de madres y servir al hombre especialmente en el ámbito sexual figurando a la mujer como un objeto más que como una persona.

Esta imagen de la mujer es distribuida entre los mismos círculos sociales, alimentada por los medios de comunicación y finalmente adoptada por las más jóvenes convirtiéndose en un hecho cíclico”. Como lo explica Natasha Walter: “Las imágenes sexualizadas de las mujeres amenazan con borrar de la cultura popular otro tipo de representación femenina. En las tres últimas décadas, los medios de comunicación avanzan inexorablemente en la producción de imágenes hipersexualizadas (Cobo, 2016)”.

Precisamente la última autora citada, Rosa Cobo Bedia, advierte con total precisión que “el mandato patriarcal es que sean idénticas: cuerpos hipersexualizados, que deben repetir clónicamente gestos y movimientos al servicio del placer sexual masculino”. Por ello, señala con preocupación, que “el proceso de creciente objetualización de los cuerpos de las mujeres forma parte de este nuevo ideal de feminidad que proponen las sociedades patriarcales a una parte de las mujeres. El atractivo sexual se ha convertido en parte fundamental del nuevo modelo normativo que se exige a adolescentes y mujeres adultas”.

Pero además de estas certeras observaciones, ella puntualiza un aspecto grave y preocupante: “La conversión de las mujeres en objetos sexuales es un proceso de deshumanización en cuyo extremo final está la violencia sexual masculina”. Al considerarnos objetos, al aceptar mostrar solamente nuestro cuerpo, al exhibir una perfección difícil de alcanzar para todas, al crear la ilusión de esa perfección, se deja de pensar en el ser humano que habita ese cuerpo, y por ello este factor es uno más que suma en este siglo XXI la violencia contra las mujeres.

Las chicas del clima se transforman entonces en una pequeña muestra de la gravedad de este problema. Mujeres bellas que deben estar buscando una oportunidad de fama o seguridad económica, pero al aceptar representarse de esa manera en pantalla crean imaginarios que no siempre inspiran solamente ensoñaciones o aspiraciones, también refuerzan una identidad, pero niegan la individuación y la igualdad como concluye Cobo.

¿Pueden rechazar ese rol que las empresas televisivas les exigen? Sí, pero mientras ellas crean que puede ser su única oportunidad será difícil romper con ello. Sin embargo, las investigaciones citadas pueden ayudar no solamente a sensibilizarlas a ellas, también al público que debe aprender a cuestionar y rechazar este tipo de roles asignados. Pero, mientras la transformación sople como mil huracanes en el imaginario social, en tanto el patriarcado nos congele la sensibilidad con su frentes fríos, un panorama nublado seguirá latente en los cielos sexistas porque algo que inició como un servicio necesario para la sociedad, dar el pronóstico del tiempo, ahora es una plataforma hipersexual que nos hace ver un cuerpo, solamente eso.

*Doctora en comunicación, periodista y feminista. Catedrática en la FCPyS UNAM y en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.

16 de mayo de 2022