Cuando desaparece el miedo, aparece la justicia para la mujer violentada
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Cuando desaparece el miedo, aparece la justicia para la mujer violentada

Bettina Falcón Valerdi

“Nada que beneficie a la cultura porno empodera a las mujeres, ojalá tuviéramos herramientas para ocupar los espacios que tenemos desde otra postura”, expresó la  Lic. en C.P. Olimpia Coral Melo Cruz durante el  Conversatorio “Violencia Digital contra las Mujeres”, donde compartió la experiencia que ha vivido desde 2013 para investigar, atender e incidir en descartar la violencia por internet, después de que se viralizó un video sexual cuya publicación no consintió y que la hizo pasar por una sistematización de violencia, revictimización y violación masiva de su intimidad, a través de las redes sociales lo cual desembocó en la “Ley Olimpia”.

El conversatorio fue organizado por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex), institución que vivió durante el primer trimestre de este año las denuncias de varios casos de acoso sexual hacia las mujeres.

Para abrir la conversación la moderadora, Marcela Venebra Muñoz le preguntó “si la justicia para ella apareció cuando desapareció el miedo”. Olimpia explicó que para llegar a ser lo que hoy es,  tuvo que vivir en su provincia la violencia y prevalencia del machismo, “en la sierra Norte las mujeres no se atreven a mirar de frente a un hombre”. No, no hay mujeres que nazcan sin miedo, porque a las mujeres se les exige “que se den a respetar” no así a los hombres.

Afortunadamente cuando sufrió el acoso a través de las redes sociales, su familia la ayudó, “yo alcancé la justicia, cuando perdí el miedo por esa condición de privilegios familiares”. De ahí que se haya dado cuenta que una mujer libre que vive su libertad sexual, es la que no se deja inhibir bajo los calificativos de “mujer mala” que son los que normalizan la violencia.

Explicó que las feministas no quieren una condición de igualdad con los hombres, sino que se termine el sistema de opresión del sistema patriarcal y consideró que hoy en día cuando se reconoce la fuerza del movimiento feminista, se le da poder a la mujer.

Aseguró que es complicado reconocer la violencia en contra de las mujeres porque actualmente todas las cuestiones sociopolíticas; culturales y educativas están en un sistema patriarcal. La pregunta aquí es: cómo identificar algo que está normalizado como “que sean ellos los que tengan poder sobre las mujeres”.

Y aclaró que el feminismo no es lo que dicen los medios de comunicación, sino es el único movimiento que ha generado que las mujeres tengan realmente herramientas de empoderamiento, y advirtió que el empoderamiento donde se le dice a la mujer qué tiene que hacer, únicamente beneficia a un sistema de cultura porno base del sistema patriarcal.

Asimismo consideró que hay que empezar a exhibir la situación patriarcal, “porque lo que no se nombra no existe” y refirió que el feminismo le pega a los medios de comunicación porque al retomar las noticias de los acosos, sus cabezas aluden a que el delincuente “publicaba fotografías de mujeres desnudas”, como sucedió en los medios mexiquenses cuando se denunció a Daniel, el estudiante de la Facultad de Ciencias de la Conducta, “ya que el morbo es lo que vende”.

Esto sucede porque el cuerpo femenino no se ve como “sujeta” de derecho, sino como “objeta” de este sistema de cultura porno que beneficia a los hombres que ven a la mujer como “objetas” de servicio machista y agregó que en las marchas feministas se prefiere que sean mujeres quienes hagan la cobertura, porque los hombres no filman las cartulinas ni las consignas, sino las “bubis”, las piernas, los glúteos porque el cuerpo de la mujer está condicionado al placer sexual masculino.

Aunado a esto hoy el derecho a la legítima protesta, el derecho a la legítima rabia y a estar asociadas sigue estando criminalizado desde las redes, medios de comunicación y por las autoridades que no escuchan consignas y las desacreditan cuando dicen: “es que no se puede detener la violencia con más violencia”, pero advirtió que de otra forma no se avanza, porque no todas pueden hablar desde el privilegio o desde la conciencia feminista para acabar con el privilegio machista desde la raíz.

Esto quiere decir que es con las sujetas de acoso con quienes se deben construir las políticas de prevención, erradicación y combate, y que los medios de comunicación deben recabar desde abajo lo que están viviendo todas las mujeres, dejando de lado los calificativos de “diabólicas, de feministas del mal” porque la lucha es una cuestión de conciencia.

En la cultura porno los cuerpos de las mujeres son los exhibidos, porque está basada en la opresión de los cuerpos, en el placer sexual masculino, “a ellos, para ellos y sobre nosotras” por eso romantizar la cultura porno está mal, porque no es mercado porno sino es mercado de explotación sexual, no es pornografía, es explotación sexual de las personas”, precisó.

Y preguntó, “¿internet abona a la cultura porno?, sí; ¿tienen la culpa las mujeres?, no, jamás porque las mujeres no tienen la culpa de que el material se difunda sin su consentimiento” además consideró que tienen doble moral quienes critican a una artista que utiliza su cuerpo como un lienzo a manera de protesta y le llaman “impúdica por mostrar sus pezones”, cuando lo que les incomoda es que esos pezones no son para su placer, no son para darles a ellos satisfacción.

Además dijo que el problema no es acceder a los espacios de poder que los hombres le han abierto a las mujeres, sino el problema es que está basado en un sistema de violencia, porque de nada sirve que una mujer pueda ser presidenta o diputada, si la noticia sobre ella es: “ya vio la falda que traía tan cortita”, algo que no le pasa al diputado porque vivimos en un sistema de hipersexualizar el cuerpo femenino que no debería ser normalizado.

Finalmente reiteró “nacemos culpables y estigmatizadas; el miedo se pierde cuando luchas y le quitas el poder al agresor; ¿quién es el criminal? ellos quienes comparten los sexting y se burlan; muchas mujeres son desde sus casas revictimizadas, corridas y violadas”, de ahí su consigna para revertir esta situación: “¡Chinguemos mucho compañeras por nuestra dignidad!”.

17 de noviembre de 2020