Educados por el porno: México es el mayor consumidor de pornografía en Latinoamérica
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Educados por el porno: México es el mayor consumidor de pornografía en Latinoamérica

Mayra Girón

Porn Hub, la página pornográfica con mayor tráfico en la web, declaró en su revisión anual edición 2019 que México es el mayor consumidor de audiovisuales pornográficos en Latinoamérica, lo que significa que hubo un incremento en la búsqueda virtual de información sobre el acto sexual en comparación con las búsquedas del año anterior, lo que lo ha colocado como el décimo consumidor a nivel mundial.

Según la base de datos recolectada por la página pornográfica, las y los consumidores tienen una media de edad de 35 años, de los cuales el 36% de la cifra total de visitantes son mujeres, lo que posiciona a México en el tercer lugar a nivel mundial con la menor diferencia de consumo entre hombres y mujeres. El tiempo medio que los consumidores dedican a la página es de 9 minutos con 56 segundos y 8 de cada 10 personas que acceden al sitio, lo hacen mediante el celular dirigidos desde Google, el buscador líder en internet.

La plataforma cuenta con una cantidad impresionante de horas en material pornográfico (6,597 petabytes o 1.36 millones de horas, equivalentes a 169 años del contenido que se subió solamente en 2019) de múltiples categorías. Las más buscadas en México son: dibujos de contenido erótico, contenidos de personajes con nacionalidad mexicana y relaciones entre mujeres homosexuales, esto de acuerdo con lo que expone la propia ciberpágina.

Respuesta pornográfica a preguntas sobre educación sexual

De acuerdo con los resultados de la Encuesta 2016 para conocer la conducta sexual del mexicano por internet, realizada por el laboratorio de Enseñanza Virtual y Ciber-psicología de La Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el equipo español de Investigación sobre Sexualidad y Sida de la Univesitat Jaume I de Castellón, 9 de cada 10 mexicanos buscan contenidos sexuales en internet en formato de videos, películas o imágenes.

En la muestra de mil 206 mexicanos, equivalente entre hombres y mujeres con una media de edad de 25 años, el 40% dijo haber mantenido contacto erótico por chat, también llamado sexting y un 35% por webcam con personas desconocidas, lo que pone en evidencia la diversificación de las actividades cibersexuales y sitúa nuevas variables en el debate, siendo una de ellas la motivación de cada tipo de interacción. En este sentido, los encuestados expresaron que la búsqueda de contenidos eróticos era primordialmente por placer y por inquietudes respecto a la práctica coital.

El 87% de los encuestados declaró haber buscado información sobre sexualidad mientras navegaba en internet. Por consiguiente, se puede inferir que ambos productos audiovisuales e informativos están en convivencia constante mediante búsquedas conectadas por términos relacionados que establecen redes de enlace, lo que puede generar una vía de correlación entre la búsqueda de información y la respuesta pornográfica.

En este sentido, el informe “(Des) información sexual: Pornografía y Adolescencia”, realizado por la ONG Save The Children España, alerta que el 17.4% del primer acceso a la pornografía ocurre de manera accidental mediante las ventanas emergentes que aparecen mientras las y los cibernautas se encontraban en páginas y plataformas de libre descarga de series y películas, siendo esta un tipo de violencia publicitaria online normalizada que perpetúa un primer contacto no vigilado en menores de edad.

Secuelas del consumo de pornografía

El reto reside en la expansión de los horizontes de entendimiento sobre la sexualidad y apelar a una salud sexual en la que no sólo se trate lo biológico como el uso correcto del condón masculino y femenino, las medidas de prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), o el proceso de fecundación, sino que sean abordadas las implicaciones psicoemocionales, como el riesgo a una adicción a la pornografía, el desarrollo de la autoestima, la solicitud del consentimiento y la desnormalización de la violencia sexual.

Es cierto que la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE – 11) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) no reconoce en este momento la inclusión de la conducta sexual compulsiva como problemática clínica, sin embargo, esta conducta puede ser referida como adicción al sexo y pornografía porque desencadena una reacción neurobiológica vinculada con el síndrome de la abstinencia.

Con mayor profundización, Rachel Anne Barr, doctorante en neurociencia por la Université Laval de Canadá, explica en su artículo “Ver porno infantiliza el cerebro”, cómo funciona el proceso de adicción por recompensa que se activa en el cerebro al consumir pornografía y que se relaciona con el aprendizaje de acciones pertinentes para la obtención del placer:

“El diseño evolutivo hace posible que el cerebro responda a la estimulación sexual liberando dopamina, un neurotransmisor asociado principalmente a la anticipación de recompensa que actúa también en la programación de recuerdos e información en el cerebro.”

En otras palabras, el placer está acompañado de sustancias que resultan gratificantes y que logran hacer sentir al individuo en estados de bienestar y éxtasis, así, el cerebro recuerda el camino a seguir para alcanzar niveles altos de secreción antinatural de dopamina lo que resulta en una cadena neurobiológica que relaciona acción con recompensa y guía a la persona a repetir constantemente el acto.

Sin embargo, el abuso de este círculo de acción y reacción, puede desensibilizar el circuito de gratificación que, por la alteración en la segregación condicionada de estos neurotransmisores, puede decantar en disfunciones sexuales, ocasionar depresión, ansiedad y empobrecer la salud mental en la relación de la persona consigo misma y con quienes le rodean.

¿Qué se puede hacer?

A este respecto, Save The Children publica recomendaciones generales, entre las cuales destacan la exigencia de una educación afectivo-sexual surgida de la equidad de género y con perspectiva a la diversidad, en donde la enseñanza del consentimiento, la autonomía del cuerpo y el desarrollo de emociones tengan la mira hacia la construcción de relaciones que superen la estructura sexista y heteronormada, según la cual, la única forma de expresión válida es la heterosexualidad y la diversidad es estigmatizada y criminalizada.

Así como el señalamiento de la necesidad de una educación en ciudadanía digital que promueva el uso seguro y responsable de la tecnología sin prejuicios y sin miedos, que permita llevar a cabo una navegación protegida, con ayuda de la implementación de mecanismos de regulación del acceso al contenido pornográfico.

En México existen diversas fuentes especializadas para una educación sexual integral, entre ellas se encuentra la Asociación Mexicana para la Salud Sexual (Amssac) y la Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología (FEMESS), ambas instituciones creadas con la finalidad de brindar apoyo especializado, pleno, libre, congruente y responsable a quien lo solicite siendo estas una vía efectiva para ejercer el derecho a la información en temas de salud sexual.

Como un esfuerzo conjunto entre hispanohablantes, han surgido diversas páginas web de información sobre salud sexual integral, sitios en donde se presenta información científica acompañada de una orientación empática y especializada en diversos temas. Por ejemplo, la ciberpágina Hablemos de Sexo y Amor ofrece orientación sobre la elección de métodos anticonceptivos, guía para el sexo seguro, información y sensibilización sobre la diversidad sexual, así como el desarrollo del consentimiento y el autoconocimiento.

Por otro lado, la página de la organización española Dale Una Vuelta, presenta investigaciones y datos sobre el perfil socioeconómico de las y los consumidores de pornografía, pone en evidencia la mercantilización de la industria, recopila testimonios con la intención de generar sensibilización, imparte cursos y ofrece una breve encuesta que mide los niveles de consumo con el fin de identificar una posible adicción a la pornografía.

Nos corresponde prestar atención a la difusión de conocimientos que circulan en las redes sociodigitales con el fin de apelar a una divulgación de información científica sobre Salud Sexual Integral on line y off line para así liberar la expresión sexual de prejuicios que aprisionan y lastiman a los individuos y a la sociedad, apuntando siempre a un placer saludable, derecho que tenemos todas y todos.


Publicado en la edición #251 de revista Zócalo (enero 2021).
15 de enero de 2021