Mauricio Coronel Guzmán
A decir de Juan Villoro, Elena Poniatowska es de esa clase de personas que saben escuchar, a la manera de Elias Canetti, intelectualmente con mucho rigor. Eso le ha permitido registrar las voces de los otros, los agraviados. Así trabajó en su emblemático libro La Noche de Tlatelolco, reimpreso decenas de veces. Este libro lo escribió entre octubre y noviembre de 1968: “El paisaje (en Tlatelolco) era de una guerra, fue una masacre como no había habido antes”, recuerda.
A 50 años de 1968, Ponitowska responde porque es necesario conservar la memoria del Movimiento Estudiantil y su desenlace. -Porque fue una masacre, aún no se ha establecido el número de muertos, aunque ya hay una lápida en la Plaza de las Tres Culturas que mandó construir Raúl Álvarez Garín. Pero según el periódico inglés, The Guardian, Octavio Paz habló de más de 300 muertos”. No hay manera de olvidar el agravio.
-Hay quienes afirman que ese movimiento fue un parteaguas donde se inició el camino para democratizar al país, ¿cuál es la herencia del 68?
-Es el punto de partida para el triunfo de Andrés Manuel López Obrador. El haber sido elegido demuestra que los mexicanos ya estaban hartos de los regímenes anteriores y de la opresión. En el 68, el presidencialismo se empezó a debilitar, primero con Díaz Ordaz y luego con Echeverría. Es opinión generalizada que uno de sus trabajos más reconocidos es La Noche de Tlatelolco (1971), en donde se abre espacio a las voces, que entonces no tenían donde hacerse escuchar. Le preguntamos qué pensamiento le evoca ese libro. Reservada en su respuesta, la Premio Cervantes de Literatura comenta que, además de la represión, en diciembre de aquel año murió en un accidente su hermano Jan: “Me da mucha tristeza que en mi país haya sucedido una masacre de estudiantes, y en diciembre ocurrió lo de mi hermano” (fallecido en accidente automovilístico).
-Por qué cree usted que el ex presidente Gustavo Díaz Ordaz, se decidió por reprimir a los estudiantes.
-Él dijo que tenía su mano tendida para el diálogo con los estudiantes. Pero tuvo miedo que los jóvenes boicotearan las Olimpiadas, ya que México era el primer país latinoamericano que organizaba unos Juegos Olímpicos.
-Algunos intelectuales no levantaron la voz ante el oprobio, como Ricardo Garibay…
-Siempre se supo que Ricardo Garibay estuvo a sueldo del gobierno, y él no lo escondió. Señaló que gracias a eso podía tener su casa en Cuernavaca para poder escribir.
-¿Cuál ha sido la peor herencia del PRI para México?
-El PRI ya está muerto y sepultado con las anteriores elecciones. Sólo quedan sus restos, en otro tiempo fue el único partido. En otra época Andrés Manuel López Obrador estuvo en ese partido pero se salió. No soy politóloga pero no veo a nadie que le interese estar en el PRI; y, el PAN también anda de capa caída. Ahora hay un joven, Manuel Gómez Morín Martínez del Río, nieto de uno de los fundadores del PAN que intentaría revivir a ese partido.
-¿Cuáles son los desafíos para la juventud, en el momento actual?
-Hay que recordar las palabras de Salvador Allende en Guadalajara, él siempre dijo a los jóvenes que estudiar era su principal obligación y que esa era una forma de ser revolucionario. Poniatowska, políticamente se ubica en la izquierda. Luego de las elecciones de 2006, escribió Amanecer en el Zócalo donde describe las motivaciones y los detalles de aquella jornada electoral. No niega su relación con Andrés Manuel López Obrador, “estoy con él desde que llegó desde Tabasco protestando por el petróleo”.
-¿Qué actitud debe tener la prensa ante un gobierno de izquierda?
-La prensa debe ser crítica, no tiene otro papel que ser crítica y de denuncia. Debe señalar lo que cree que no está bien.
-¿Qué opinión le merece la reciente violencia en la UNAM?
-Deseo que se acaben los porros en la UNAM, se trata de movimientos internos contra los propios estudiantes.
