Erradicar la desigualdad de género es parte de la revolución de las conciencias: Nadine Gasman
Hemeroteca, Perspectiva de género, Principales

Erradicar la desigualdad de género es parte de la revolución de las conciencias: Nadine Gasman

“La gran contribución que estamos haciendo en la Cuarta Transformación y desde el Instituto Nacional de las Mujeres es cuestionar la desigualdad entre hombres y mujeres, que no le sirve a nadie. Es pésimo para las mujeres, pero también es muy malo para los hombres”, asegura Nadine Gasman Zylbermann, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), reconocida feminista y activista.

Gasman Zylbermann recuerda que la superioridad de los hombres sobre las mujeres ha determinado el tipo de sociedad que tenemos: “neoliberal y esclavista. Sin embargo, la Cuarta Transformación también se propone terminar con el machismo”, y acerca de ello, “es optimista”.

Carlos Padilla Ríos

-Cambiar la cultura patriarcal que discrimina, excluye y violenta a las mujeres es una revolución cultural que pocos se proponen, ¿qué se hace desde el Inmujeres para combatir la desigualdad entre hombres y mujeres?

-Estamos en la Cuarta Transformación y, como bien lo ha dicho el presidente, se requiere de una revolución de las conciencias. Probablemente una de las cosas más revolucionarias que estamos haciendo en este gobierno, es cerrar las brechas de desigualdad de clase y el reconocimiento de los pueblos originarios. Estamos cuestionando esta desigualdad entre hombres y mujeres, que no le sirve a nadie. Es pésimo para las mujeres, pero también es muy malo para los hombres, menciona la también médica cirujana.

-La violencia no le conviene a nadie, ¿tampoco al Estado?

-Tampoco al Estado porque todas las pérdidas de vidas, accidentes, servicios de atención a la salud y de justicia son financiados por el Estado. Las instituciones están insertas en este mundo patriarcal, hay violencia institucional que viene de estas desigualdades, no sólo de género, también de clase, de etnia, de estas interseccionalidades. Al atacar este tema vamos a resolver varias cosas al mismo tiempo.

En el Inmujeres dimos un toque radical al principio del presidente López Obrador “primero los pobres” y lo transformamos en “primero las pobres”. Como una forma de hacer ver que el Estado tiene que cambiar y cumplir con su obligación de cerrar las brechas de la desigualdad, y nos referimos a quienes están debajo de la pirámide social que son las indígenas, las afro o las que viven con discapacidad. Debemos tener políticas públicas, inversiones, acciones para llegar a ellas, a las que no tienen celular, dinero o vías de comunicación.

-¿A través de la historia reciente, qué ha hecho el Estado mexicano para revertir la desigualdad y la violencia hacia las mujeres? En todos los gobiernos nos hablan de presupuestos, instituciones, legislaciones, ¿qué ha valido la pena?

-Hay muchísimos avances y no han sido gratis. En los últimos 30-40 años tenemos cambios legales con un impacto muy grande en la vida de las mujeres: el reconocimiento de la igualdad en la Constitución y hacerlo explícito en el artículo cuarto; el voto para las mujeres hace 69 años. El reconocimiento a la decisión de las personas de cuántos y cuándo tener hijos. El advenimiento de los anticonceptivos en México. La paridad de género dentro de los partidos políticos. Todos esos temas han sido reivindicaciones de las mujeres. El hecho de que la violencia contra las mujeres sea un tema de agenda pública, cuando hace 50 años o 30 años era un tema privado, es gran avance.

La participación de México en la Conferencia de Cairo (1994) y de Beijing (1995) trajo cambios importantes para la política pública mexicana: la creación del Instituto hace 22 años; que en los estados y en los municipios, se tengan institutos o secretarías para las mujeres, son avances. En nuestro gobierno, el énfasis en los programas prioritarios, está dedicado a cerrar estas brechas de desigualdad. Además (los programas sociales) llegan específicamente a mujeres indígenas, a las adultas mayores, a las jóvenes. Estamos en otro momento, no es fácil. No sin barreras y resistencias y con una lucha que está en las calles, donde jóvenes demandan acelerar el paso para poner fin a la violencia.

-Pero no ha sido suficiente, ¿será porque el feminismo y las políticas de Estado priorizan la igualdad, pero no entran a los detalles?

-Han entrado a los detalles. Hay cosas que evolucionan más rápido. El tema por el que no vamos lo suficientemente rápido tiene que ver con esta cuestión cultural, del machismo. Ahí hay resistencias que son muy profundas y que normalizan desigualdades. Por ejemplo, la división sexual del trabajo es un tema que ha estado en el feminismo desde hace 40 años. Uno de los temas centrales de las desigualdades es la distribución desigual del trabajo: la casa es el territorio de las mujeres y la calle es el territorio de los hombres. Hoy sabemos que en el mundo, también en México, las mujeres trabajamos el triple en los cuidados que los hombres.

-¿Qué está haciendo este gobierno para favorecer los derechos, la igualdad y las oportunidades para las mujeres?

-Trabajar en transversalidad: meter en cada política la perspectiva de género, preguntarse qué estoy haciendo por las mujeres, por las indígenas, por las afro. ¿Cómo hicimos eso? Tenemos un instrumento, una Ley de Igualdad, una política de igualdad y lo plasmamos en un Programa Nacional de Igualdad entre Mujeres y Hombres (ProIgualdad).

El programa es la hoja de ruta que se deriva del Plan Nacional de Desarrollo. ¿Qué hicimos de especial en esta administración? Hacer foros estatales, con los 32 estados, les preguntamos a las mujeres qué es lo que creen que el Estado, el gobierno, tiene que hacer para resolver los problemas que tienen. Dialogamos con 73 dependencias de la Administración Pública Federal sobre lo que podían hacer para colaborar en esta estrategia.

ProIgualdad tiene 6 objetivos y 267 acciones específicas. Hay 10 acciones que son para todos, y después cada quien tiene las suyas. Siempre hablo de estas 267 acciones como pequeñas revoluciones. A veces no son tan pequeñas porque una de estas acciones es incorporar en los libros de texto, en los contenidos de la Secretaría de Educación, la perspectiva de género y de derechos humanos. Es una megarrevolución y la estamos haciendo. El ProIgualdad nos da quehaceres específicos a cada una de las entidades, para decir: esto te toca. Y no es lo que a nosotros nos pareció que debían de hacer, es lo que las mujeres nos dijeron que necesitaban y lo que las instituciones dijeron que podían hacer.

-¿Cómo ve a los medios de comunicación privados que fomentan el patriarcado, la desigualdad, que revictimizan a las mujeres, no solamente en sus telenovelas, también en noticiarios, programas de opinión? ¿Qué tendrían que hacer los medios de comunicación?

-Comprometerse con este cambio. Algunos medios de comunicación se están cuestionando, pero estamos llamando, en el marco de este modelo de prevención primaria, a trabajar en todos los ámbitos para que la comunicación no sea sexista, no produzca estereotipos, ni fomente estas desigualdades.

-¿Qué hacen al respecto?

-Estamos dialogando, capacitando. Algunas de las grandes cadenas tienen sus unidades de género. Están cuestionando, lo están empezando a ver como un tema que tienen que abordar. Tienen unidades de género, otras en sus fundaciones están cuestionando el tema, han hecho campañas contra la violencia. Tenemos un curso y un manual para comunicación no sexista que ofrecemos a todos los medios y queremos seguir trabajando para llegar, ojalá, a un acuerdo para acabar con este tipo de comunicación sexista. Hemos trabajado con reporteros y reporteras, con (Estudios) Churubusco, con el Mecanismo federal de Protección de Periodistas para que ellos generen sus propias políticas de prevención de acoso y hostigamiento sexual.

-¿Cómo espera terminar esta gestión al frente del Inmujeres en materia de políticas públicas?

-Hemos estado trabajando con la Administración Pública Federal para transversalizar la perspectiva de género. Desarrollado acciones muy importantes, diría paradigmáticas, en términos de avanzar para la igualdad, como el empoderamiento económico de las mujeres, con capacitación en comercio electrónico y alianzas para que las mujeres puedan exportar sus productos promoviendo la participación femenina en espacios de liderazgo, entregándoles títulos de propiedad de sus tierras para que ejerzan sus derechos comunitarios.

Y, estamos diseñando las bases del Sistema Nacional de Cuidados, ya se trabaja en un mapeo de los servicios de cuidado. Un tema de especial interés es la prevención de la violencia contra las mujeres. Desarrollamos un modelo integral de prevención primaria de la violencia contra las mujeres. Vamos a seguir trabajando para lograr instaurar la idea de la prevención y del cambio cultural.

-El machismo, el patriarcado es una cultura, y las prácticas culturales son muy difíciles de cambiar.

-Pero se cambian.

-¿Es optimista sobre este cambio?

-Soy muy optimista, una optimista estructural, por dos razones: porque el Estado está haciendo su papel; y porque las jóvenes están haciendo su papel y los jóvenes también están cuestionando, no todos y al mismo tiempo, pero hay una serie de cosas que no veíamos hace 20-30 años que hoy día son cada vez más frecuentes y que se ven con menos extrañeza.

10 de enero de 2023