“Estrellas”, celebrities y youtubers a la política; elecciones intermedias
Comunicación Política

“Estrellas”, celebrities y youtubers a la política; elecciones intermedias

El próximo 6 de junio se realizarán “las elecciones más grandes de la historia”, asegura la propaganda electoral por el número de puestos por elegir, más de 21 mil cargos en todo el país entre gobernadores, diputados federales, alcaldes y congresos locales. Pareciera que la sola cuantificación indicara madurez de la democracia mexicana y de sus instituciones. Todo es objeto de superlativos porque los partidos políticos recibirán más recursos (14 mil millones pesos) por prerrogativas y gastos de campaña, resultado de la reforma electoral de 2014. 

Del estrado y la pantalla a la política

Durante el registro como precandidatos, llamó la atención la considerable cantidad de actores, deportistas, luchadores, cantantes, modelos y youtubers postulados por los partidos políticos, quienes aspiran a un cargo: Biby Gaytán competirá por la alcaldía de Ocoyoacac (Estado de México); la cantante Francisca Viveros “Paquita la del Barrio” (Movimiento Ciudadano); María Guadalupe Jones Garay conocida como Lupita Jones, ex Miss Universo, disputará la gubernatura de Baja California (PRI/PAN/PRD). 

Lupita Jones

Otros casos fueron Carlos Villagrán “Kiko” quien fue postulado a la gubernatura de Querétaro por el PAN, pero este partido al aliarse con el grupo Querétaro Independiente, “Kiko” quedó fuera. Otros “famosos” siguen con su postulación, es el caso del ex futbolista Manuel Negrete, alcalde de Coyoacán con licencia, que busca la gubernatura de Guerrero por el partido Fuerza por México, siguiendo los pasos del gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco. 

Carlos Villagrán(kiko)

Las postulaciones de “famosos”, deportistas o “celebrities” en la vida política, no es privativa de México. Es una lógica de funcionamiento de la política global, donde se considera a la popularidad como base para la confianza política, aun cuando ello no pase por el conocimiento o la experiencia para desempeñar cargos públicos. Por ejemplo, se recuerdan los casos de los actores Ronald Reagan o Arnold Schwarzenegger ambos ex gobernadores del estado de California. El primero llegó a ser presidente del vecino país. El actor italiano “Beppe”, el ex boxeador filipino Manny Pacquiao, y el emblemático Donald Trump. 

Eso exhibe, dos obviedades: la degeneración de la política en show business. Ante el descrédito de la política y los políticos, personajes públicos exitosos en otros ámbitos, pueden resultar confiables para la política. Los partidos manipulan la desconfianza de la ciudadanía.  

Resulta novedoso, la incorporación de jóvenes Youtubers como candidatos. Como la youtuber jalisciense Juncal Solano quien busca una diputación por su estado natal por Morena. Solano es estudiante de derecho, y conductora del canal de YouTube “El charro político” que cuenta con más de 1 millón de seguidores; entre sus actuaciones más destacadas está cuando el año pasado se apersonó en una de las mañaneras, presentándose como “representante de las benditas redes sociales” para cuestionar el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro. El segundo caso es José Ramírez, mejor conocido como “Peperraco”, quien busca obtener una diputación por el Distrito 13 de Jalisco, y también participa en “El Charro Político”. Un caso más es el de Fernando Carmona que se autonombra “El Defensor de la Verdad”. En la lista está también Carolina García quien tiene el canal de YouTube Patria 24/7. News postulante a diputada federal por el Distrito 6, y Cristopher Arroyo quien comparte videos desde el canal México en Marcha y va a contener por una diputación federal.

Juncal Solano

Esos jóvenes anunciaron sus candidaturas con el hashtag #YoutubersAlCongreso.

Aseguran que han logrado democratizar a las redes sociales, rompiendo el monopolio con los medios. Se definen listos para transformar a la política mexicana. Aseguran que son cada vez más, quienes se muestran con el deseo de hacer política de una manera honesta y que no permitirán que los partidos los desacrediten. 

Por si esto no fuera suficiente, en la boleta también aparecerá el bloguero Paul Velázquez Benítez conocido como “El Falso Pirata de las Mañaneras”, quien se hizo pasar por tuerto, como una estrategia para visibilizarse. Sus participaciones en las conferencias matutinas en Palacio Nacional, han tenido la característica de ser muy reverenciales frente al Presidente, López Obrador. A un nivel pragmático de comunicación política este tipo de candidaturas permiten “ahorrar tiempo” a los partidos para posicionar a ciertas figuras, que ya cuentan con seguidores y un área de influencia marcada, aun cuando son en realidad “políticos temporales”. No tienen conocimiento del trabajo que van a desempeñar, y justamente su inexperiencia los hace fácilmente manipulables por los partidos que los postulan, que se traduce en trabajo que muy poco abona a la democracia, a la consolidación de institución y al beneficio de quienes dicen servir. 

¿Espectacularidad, degeneración de la democracia? 

El tema de cualquier manera pide sopesar algunos argumentos. El que “famosos” se quieran postular no supone algo en sí mismo algo ilegal, y podría decirse este tipo de fenómenos son parte de la democracia (hace 80 años alguien habría propuesto postular a Cantinflas). Este es un conflicto antiguo, que se ubica en el origen de las discusiones de la teoría política en occidente. Platón ya lo señala en el sentido de criticar que la opinión pública no necesariamente escoge a los mejores, ni se deja llevar por criterios estrictamente técnicos o racionales. Las opiniones públicas son fácilmente manipulables y se dejan atraer por lo que llama la atención. La derrota de los partidos convencionales, el recurso para permanecer en la boleta ya no es el del político, sino el de la imagen del famoso.  

El fenómeno es transversal de partidos y latitudes y puede corresponder con la incomodidad y malestar que generan los ciudadanos y electores con sus políticos. La idea de espectacularidad no es algo privativo del político y desciende desde la más acre de las críticas culturales contra la sociedad y la civilización industrial, de manera más señalada en países más avanzados. Si bien en los debates de la comunicación es muy famoso el texto de politólogo Giovanni Sartori donde justifica una degeneración racional de la política gracias al peso de la imagen y la influencia de la televisión, treinta años podemos leer el clásico del filósofo francés Guy Debord (La sociedad del espectáculo, 1967) acusa una crítica aún más radical y acusaba el imperio de la apariencia: solo lo que aparece, lo superficial y lo que atrae, que justamente es lo que intenta capitalizar y manipular el pragmatismo electoral. 

Debord advierte la manera como la imagen fragmenta y en donde hasta el mentiroso se miente a sí mismo, “el espectáculo en general, como inversión concreta de la vida, es el movimiento autónomo de lo no-viviente”. Ante esta crisis de la política, Mario Arriagada (en su participación en el programa “La hora de opinar” del 27 de enero 2021), intenta rescatar la discusión y considera que la presencia de famosos puede de alguna manera “democratización la democracia”, en el sentido que se permite acceder a puestos de elección pública, a quienes antes estaban fuera de ellos. Dicho argumento sin menoscabo de reconocer sus peligros y la manera como la “solo popularidad” como modo de ejercicio político, puede ser también una forma de negación de la misma política.  

En realidad, la relación espectacularidad-política puede presentar grados y modos. Veamos dos de ellos: el primero es cuando algunos políticos tradicionales con trayectoria e historia se apropian de códigos de la espectacularidad (usan jingles, hacen bailes, hablan de una determinada manera) para generan formas peculiaridades de sobresalir en la escena pública, llamar la atención y comunicarse con sus electores. Un segundo modo más complejo, es cuando el candidato aparenta formalidad y razón, pero su comunicación esta edificada sobre la narración espectacular audiovisual; es el caso del ex presidente Enrique Peña quien no evidenciaba esa forma burda o grotesca de espectacularidad de algunos “famosos”, pero su performancia como “galán-presidente” o “actor de una telenovela llamada ‘la presidencia’” evidenciaba una modalidad de espectacularización.

Este es un caso de un presidente que fue construido telegénicamente y sintonía total con los códigos audiovisuales, y con fuerte sentido de los públicos a quienes esa propuesta se dirigía.  

Ante la diversidad de relación entre espectacularidad y violencia, cabe preguntarse, ¿toda espectacularidad en sí misma es nociva para la comunicación política y para la democracia? La tendencia es a responder positivamente en el sentido que la política requiere profesionales de este ejercicio como medio para afrontar la complejidad social que vivimos y el adecuado desempeño de sus funciones.

La crisis de los partidos políticos y los políticos tradicionales justamente abre el resquicio para que nuevos tipos de actores se sumen y participen, entre ellos, los famosos, lo que deja ver, el sentido que la comunicación política tiene para los partidos políticos. La presencia de famosos en la política no necesariamente ha sido algo benéfico para el país. 

El más escandaloso es el del gobernador de Morelos, otrora eximio futbolista, Cuauhtémoc Blanco, hoy verdadero signo de la decadencia de la política, y quien fue alcalde de Cuernavaca por el Partido Social Demócrata, que aceptó pagarle 7 millones de pesos para que aceptara la candidatura a la presidencia municipal de Cuernavaca. Hoy Blanco es el gobernador peor evaluado de todo el país. Este es el peor de los escenarios, donde la crisis de la política no ha sido resuelta por la presencia de famosos y donde éstos no han restablecido la credibilidad social en la política.  

Cuauhtémoc Blanco

En realidad, esta crisis pasa por otro lugar: por el de una ciudadanía más participativa; el de una configuración de liderazgos ciudadanos con fuerte relación con las comunidades a las que pretenden servir (como el caso quizá en 2015 de Pedro Kumamoto).

En el plano mediático, es necesario la consolidación de medios públicos y sistemas alternativos de información con menor tendencia a ideologizar, polarizar, con mayor vocación dialógica, abierta a ver en todo caso la multidimensionalidad de la realidad. 

26 de abril de 2021