Guerra y ciberguerra ruso ucraniana
Hemeroteca, Principales

Guerra y ciberguerra ruso ucraniana

Naief Yehya

Nueva York.- Los conflictos del siglo XXI, desde Afganistán hasta la caída de Kabul, pasando por la primavera árabe se han vivido tanto en el mundo real como en el ciberespacio, especialmente en las redes sociales que se han usado para informar, desinformar, reclutar, propagandear, planear e incluso como teatro de cibercombate a nivel planetario. La guerra ruso ucraniana es una pelea entre dos países con buen servicio de internet, poblaciones diestras en el uso de los recursos informáticos y ejércitos de hackers tan dispuestos a revelar deficiencias en los sistemas de seguridad como a extorsionar y aprovechar su talento para enriquecerse. El sitio de Chainalysis (la plataforma de información sobre cibermonedas) reveló que cuentas rusas están vinculadas con tres cuartas partes del dinero obtenido por ransomware y que no son pocas las cuentas de ambos países involucradas con lavado de dinero en línea.

Divisas electrónicas entre las ruinas

Estos cibernautas y hackers en la guerra e invasión contra Ucrania han echado mano de elementos de la ecología digital que no se habían utilizado para fines bélicos más que de forma marginal. Aparte de ataques y ofensivas digitales la guerra ahora también se pelea con herramientas como criptomonedas, las cuales desde antes del inicio de las hostilidades eran parte de una confrontación entre estos países, y desde que comenzó la invasión rusa se han usado para ayudar a refugiados, organizaciones humanitarias y la resistencia.

Organizaciones no gubernamentales han venido recaudando donaciones en criptomonedas para comprar suministros médicos, dispositivos de información y comunicación. El gobierno de Ucrania ha recibido donativos por más de 100 millones de dólares en monedas digitales (principalmente Bitcoin, Ethereum y Tether) y alrededor de 200 obras de arte donadas en NFT (Non Fungible Tokens o Tokens No Fungibles). No obstante, no ha sido tan fácil usar esas monedas para comprar armas debido a restricciones internacionales. Mientras, por el otro lado las divisas digitales están siendo empleadas por el gobierno ruso y los millonarios para protegerse de las sanciones occidentales.

En tiempos de guerra las instituciones financieras se tambalean (millones de ucranianos y rusos tienen acceso nulo o limitado a su dinero desde el 24 de febrero y los bancos han aplicado severas restricciones para impedir los retiros), las economías se colapsan y las monedas se vuelven poco confiables. En cambio las criptomonedas ofrecen supuestamente sistemas robustos, anónimos (no hace falta una identificación para hacer movimientos de dinero, basta con una clave de doce dígitos o un código QR), imposibles de rastrear, muy portátiles en caso de tener que atravesar fronteras, de acceso instantáneo y en teoría inmunes a interferencia o manipulación gubernamental.

No obstante, también son monedas volátiles como se pudo ver desde el inicio de esta guerra, cuando el valor de Bitcoin se desplomó con la bolsa de valores. Además, como en otros ámbitos del ciberespacio, las ventajas que ofrecen las criptomonedas, al ser una red de código abierto, se aplican por igual a ambos lados del conflicto. En un mundo de múltiples amenazas y múltiples blancos las ventajas que ofrece la tecnología a los rusos son prácticamente las mismas que tienen los ucranianos.

En Ucrania el uso de divisas digitales, particularmente las locales (está por lanzarse una versión digital de la moneda: hryvnia), se ha promovido intensa y agresivamente en los últimos años y en febrero el parlamento legalizó el uso de estas herramientas. Más de 5.5 millones de ucranianos poseen criptomonedas y el país ocupa el cuarto lugar mundial en términos de adopción de esta tecnología, de acuerdo con un reporte de 2021 de Chainalysis. Rusia ha desarrollado un rublo digital, es el tercer país en minería de Bitcoin y las criptomonedas han ayudado al gobierno y a particulares a hacer transferencias de dinero evadiendo las sanciones. Las divisas electrónicas serán fundamentales para la supervivencia de algunas industrias debido a la expulsión de Rusia del sistema internacional de transacciones que conecta y garantiza las comunicaciones entre los bancos del mundo: SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication). Pero lo que es innegable es que el dinero por decreto o dinero fiat, es decir las monedas comunes y materiales, en efectivo, siguen siendo mucho más versátiles, confiables y fáciles de utilizar que sus contrapartes digitales espacialmente en tiempo de guerra.

Identificar al enemigo

Las tecnologías de reconocimiento facial, incluso aquellas disponibles de forma gratuita en la red, han dado oportunidad a civiles y militares ucranianos de someter fotos de los soldados rusos para identificarlos al compararlas con las millones de imágenes posteadas a lo largo de los años en redes sociales y toda clase de sitios en internet. Con aplicaciones y servicios como FindClone y Tactical Systems se puede obtener el nombre, ocupación, puesto, residencia y gustos de la persona simplemente con su rostro. Esos datos permiten lanzar campañas individualizadas para tratar de sensibilizar o avergonzar a los soldados, a sus familiares y sus conocidos al hacer públicas sus acciones. O bien para denunciarlos en redes sociales y “doxearlos” (revelar su información personal en línea) poniéndolos en peligro de represalias por el poder colectivo de las masas de usuarios.

No hay duda que algunos sistemas de inteligencia artificial usados para reconocer fotos son asombrosamente acertados (como el controvertido sistema Clearview) pero al someter fotos poco claras, como las que usualmente se obtendrán en zonas de combate, se tendrán a veces resultados falsos, lo cual pondrá a inocentes en peligro de acoso o incluso de ser víctimas de violencia. Los analistas rusos están haciendo lo equivalente para rastrear a sus enemigos. Estos sistemas son altamente invasivos y en general son objeto de rechazo masivo cuando los emplean los servicios policiacos y de inteligencia en contra de los ciudadanos pero en esta situación de guerra la mayoría de la gente aprueba su uso.

La realidad enredada

Tal vez nunca antes Twitter, Instagram, Facebook, YouTube, WhatsApp, Signal y Telegram habían sido utilizados de manera tan intensa, veloz y sistemática para reportar, desde todos los frentes, el desarrollo minuto a minuto de una guerra. El propio Zelensky emplea esas plataformas desde su teléfono para enviar mensajes emotivos y de estímulo a su pueblo, así como para comunicarse con el mundo y con líderes de otras naciones. Tanto Rusia como Ucrania han lanzado campañas propagandísticas para inundar los medios de comunicación a su alcance y las redes sociales. Varios países occidentales han tratado de controlar esos flujos al prohibir canales de televisión y sitios como Russia Today, mientras que Rusia ha prohibido Facebook y otros servicios.

Entre todos los recursos que se han usado en el conflicto ruso ucraniano, destaca TikTok. Su inmenso éxito, aparte de ser la aplicación de moda entre los jóvenes, se debe a la extrema simplicidad de uso y la crudeza elemental que proyecta, la cual le da la flexibilidad de capturar tanto la espontaneidad de bailes, recetas de cocina y chistes como de acciones bélicas y tragedias humanas. Los videos de esta guerra que son compartidos en TikTok y que después reaparecen en todas la demás redes se han convertido en documentos empleados cada vez más por analistas e historiadores. Los posteos, a menudo carentes de contexto, proveen una descomunal abundancia de imágenes y estímulos emocionales, lo cual más que ser informativo, contribuye a una especie de adicción y a la ilusión de estar pendiente, conectado y en cierta forma de pertenecer a algo mayor. La ira y angustia que provocan hace que se transmitan con mayor velocidad que otros contenidos y garantizan la permanencia del usuario en la aplicación.

Sin embargo, entre esos videos hay muchos de otras guerras, de películas, falsificaciones diversas y hasta escenas de video juegos. Estos videos cortísimos son como narrativas incompletas que al multiplicarse van alimentando el apetito bélico y nutriendo al algoritmo al tiempo en que se han convertido en un magneto para miles de nuevos usuarios. El número de vistas por día de videos con la etiqueta #ukraine pasó de 6.4 mil millones a 17.1 mil millones entre el 20 y el 28 de febrero, de acuerdo con Chris Stokel-Walker en Wired. Al mismo tiempo TikTok ha sido un vehículo de mitificación extraordinario del heroísmo, el valor y el sufrimiento en el terreno de combate.

El uso del servicio Telegram también ha aumentado de manera asombrosa. Esta red cuenta con un mínimo de moderación y vigilancia por lo que ha sido el recurso favorito en últimas fechas de quienes difunden teorías conspiratorias ya sea sobre el Covid y las vacunas o sobre QAnon y Trump, entre algunos temas controvertidos que son censurados en las otras redes. Ahí se postean imágenes sin censura de la carnicería bélica que en otras redes serían censuradas. A pesar de ese aspecto morboso, grotesco y poco confiable esta herramienta se ha vuelto fundamental para muchos militantes prodemocracia, antiguerra y defensores de los derechos humanos.

Desde que internet se emplea para distribuir información el principal problema ha sido la falta de mecanismos de verificación, lo cual da lugar a una enorme cantidad de noticias falsas o cuestionables y a mecanismos de manipulación con un alcance extraordinario. TikTok trata ahora de detener el flujo de desinformación con la ayuda de organizaciones independientes que revisan los datos así como al suspender las transmisiones en vivo y el contenido posteado desde Rusia.

Obviamente esa es una tarea inmensa que rebasa las capacidades de cualquier sistema humano y multiplica los errores de los algoritmos digitales. Con un flujo tan grande de material como el que tiene esta red, aun si contaran con un sistema de filtrado efectivo en un 99 por ciento, el 1 por ciento restante que llegaría al público seguiría siendo considerable y de esa manera seguiría contribuyendo a volver más densa e impenetrable la proverbial niebla de la guerra.

Apagar internet

Dada la inmensa superioridad militar de Rusia uno se preguntaría si Moscú tiene la capacidad de desactivar el acceso a internet desde Ucrania. La realidad es que si bien pueden eliminar algunos servidores en determinadas áreas es casi imposible que puedan noquear a la red en todo el país. En Ucrania hay alrededor de 4,900 proveedores de servicios de internet (PSI). La red ahí está muy descentralizada debido a su desarrollo y mercado, lo cual la vuelve muy resistente y flexible, además de estar muy conectada a la columna vertebral de la red europea.

En cambio en Rusia internet está controlado por unos pocos operadores vigilados por el Estado, a los cuales el gobierno intenta mantener a raya con la amenaza de un interruptor de apagado que pudiera silenciarlos súbitamente de no respetar la línea oficial. Debido a sus numerosos conflictos con Rusia, los servicios de internet ucranianos han experimentado incontables bloqueos y ataques distribuidos de denegación de servicio (ADDS, que consisten en saturar los servidores con incrementos de tráfico falso que rebasan sus capacidades y los dejan inoperantes temporalmente) por lo que se han preparado durante casi una década para este momento.

Desde que iniciaron las hostilidades, numerosas páginas y sitios del gobierno de Ucrania han sido objeto de varios ataques de ADDS pero derrumbar la infraestructura de internet mediante ataques digitales es inmensamente más difícil que tirar unos cuantos servidores. Por supuesto que un ataque con misiles a las instalaciones físicas o los cables ópticos de estos proveedores de internet podría causar daño en ciertas regiones, como aparentemente sucedió en Járkov (Kharkiv). Sin embargo, aun en una situación similar los proveedores pueden a menudo redirigir el flujo de la red en poco tiempo. En cualquier caso, para prever la posibilidad de un ataque concertado en la destrucción del acceso a internet el gobierno pidió a Elon Musk activar el acceso satelital a su red Starlink.

Es patético que todos los avances tecnológicos y de comunicación que deberían unirnos son usados en una guerra de alta tecnología que se sigue peleando con la misma brutalidad, egoísmo y crueldad que cualquiera de las guerras del pasado.

29 de abril de 2022