La danza se ha consolidado en el territorio estatal, donde el público se interesa y busca contenidos que abran el panorama, y el programa Cultura, Turismo y Deporte en un Click 3.0 presentó a Rafael Mendoza, Coordinador técnico e Iluminador Escénico, en el conversatorio “Mi vida es la danza”, donde expuso su trayectoria en las artes escénicas y su contacto cercano con la danza.
Con más de 30 años de trayectoria profesional, compartió que su carrera alrededor de la danza inició con su primer acercamiento a una compañía de danza contemporánea, la del maestro Raúl Flores Canelo.
La Escuela Nacional de Danza Clásica y Contemporánea le abrió la puerta para conocer nuevas compañías y coreógrafos, gente como Víctor Zapatero, Ángel Ancona, Alejandro Luna, iluminadores consagrados que le dieron la oportunidad de trabajar a su lado.
Su primera oportunidad como iluminador escénico la tuvo con la maestra Alicia Sánchez, un trabajo que a través de su plástica se configura una parte estética y coreográfica, con este proyecto empieza a desarrollar un lenguaje a partir de la solución técnica que conocía, con referencias que tenían que ver con la plástica fotográfica de Cyndy Sherman.
Su carrera avanzó trabajando y colaborando para los grupos independientes de danza, con directores como Esther López Llera, Cecilia Appleton, Isabel Beteta, Alicia Sánchez y también recibió una invitación para apoyar a compañías internacionales en el Festival Cervantino.
Rafael Mendoza compartió que los lenguajes y los criterios para abordar la luz dependen del coreógrafo o del argumento que marca la historia, en el caso del ballet, la guía son las transiciones lumínicas y en los espacios que están soportados por la escenografía, vestuario, toda esa ambientación que capta el espectador.
Refirió que la danza contemporánea es diferente porque difícilmente hay escenografía, entonces las sensaciones se van generando y creando a través de la iluminación para ir construyendo la narrativa escénica de la obra.
Su talento también le ha permitido trabajar para la danza folclórica, con el Ballet de Amalia Hernández y para la Fundación Elisa Carrillo, en las puestas en escenas en México y en San Petersburgo, Rusia.
