La crítica cinematográfica forma públicos: José Antonio Valdés
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La crítica cinematográfica forma públicos: José Antonio Valdés

La comunidad cinematográfica y los medios de comunicación reconocen en el maestro José Antonio Valdés Peña a uno de los mejores críticos del séptimo arte del país por su capacidad crítica para desenredar los intríngulis de las producciones fílmicas.

En entrevista, explica una de las rutas para ser un crítico acucioso: estudiar la historia del cine; ver muchas producciones y analizar sobre todo su contexto. “A mí me gustó el cine desde los 4 años, vi ‘ET, el extraterrestre’. En la adolescencia supe qué quería hacer”, además “desde pequeño tuve una formación artística multidisciplinaria”, detalla el catedrático e investigador, quien al momento de la conversación convalecía de COVID.

Carlos Padilla Ríos

-En Tiempo de Filmoteca, usted junto con otro especialista, analizan cada lunes la película que acaban de mirar. La gente que no es especializada cómo puede identificar lo que aporta un filme. De dónde parte el análisis de usted, de la trama, el guion…

Fíjate que esa es una manera no muy práctica de analizar una película. A mí me gusta, y enriquece mucho, más que analizar el guion, la estructura narrativa o la propuesta estética del director, prefiero el contexto de la película. Cada película tiene un contexto y eso te ayuda para el análisis. Una película ranchera de Pedro Infante de 1952 tiene los valores clásicos y la carga ideológica del cine mexicano de esa época, para las nuevas generaciones que por lo general están muy descontextualizadas, eso les sirve mucho.

Porque desde mi perspectiva actual, el trato a la mujer en las películas de Pedro Infante es denigrante, pero en el México de 1952 era absolutamente aceptable. Una vez entendiendo el contexto, habría que ver la manera de filmar del director, si lo hace en blanco y negro o a color; cómo utiliza el sonido; qué quiere decir con la música. La estructura del guion, pensando por ejemplo, en “Canoa”, de Felipe Cazals y guion de Tomás Pérez Turrent. Habría que ver ¿Por qué está contada de esa manera? Felipe y Tomás quisieron decir: queremos La crítica cinematográfica forma públicos: José Antonio Valdés Carlos Padilla Ríos que entiendas cómo estos problemas acaban generando estas tragedias.

Así es como me gusta trabajar mis análisis. Entonces, el primer paso es que te guste el cine, el segundo es que empieces a ver cine de otra manera y el tercero es cuando ya das el paso cuántico para estudiar, porque el cine es un arte y te empiezas a acercar. Además, se requiere una cultura general, gusto por la escritura y finalmente ver películas.

-¿Qué otros elementos debe considerar un cinéfilo novato para entender el lenguaje cinematográfico?

-Que se fijen en todos los elementos, tenemos una figura central que es el director, quien tiene todas las herramientas. Tú eres un periodista, utilizas las herramientas del periodismo para conmovernos, informarnos, abrirnos los ojos. El director de cine hace lo mismo con todos sus colaboradores: escenógrafo, fotógrafo, guionista, productor, el vestuario para que se vuelvan un todo y formen parte de la película.

Si un cinéfilo quiere dar el salto y dejar de ser un simple espectador de cine y meterse al análisis, debe ir viendo cómo funcionan esos elementos. La fotografía está preciosa, pero no me sirve de nada, le roba cámara a la película. La música es demasiado estridente, invasiva, no está contando nada, es una falla del director. Si quieres hacer esto tienes que ver cine todos los días, dos, tres películas o una. Todos los días ejercitar el músculo de tus ojos, la sensibilidad. Fijarse por qué un personaje cambia de vestuario, quizás empieza haber un cambio dramático en el personaje. La escenografía estaba muy apretada y de repente empieza abrirse; o si la fotografía cambió a blanco y negro, qué me están queriendo decir con ese cambio.

El cine de ficheras es un cine que cinematográficamente no aporta nada, pero tuvo una conexión popular impresionante, es casi un fenómeno sociológico. Entonces, a lo mejor el valor ahí no está en lo cinematográfico, sino en la parte social,  aspecto que el crítico de cine tiene que tomar en cuenta. Algo muy importante, es que no debe haber un rechazo inmediato del incipiente crítico hacia el cine.

No decir Tarantino es malo y Godard es bueno, no, mejor dame un criterio propio. Yo puedo decir que el cine de Luis Estrada me parece lamentable por muchas razones, pero velo por favor, y después que lo veas, con tu formación armes tu propio juicio, así no impones un criterio, estás creando un mosaico donde alguien a lo mejor encuentra virtudes que tú no encontraste.

Yo no apuesto por imponer un criterio en el crítico de cine, sino fórmalo, que aprenda historia del cine, todo lo ocurrido en estos más de 120 años, y de ahí puedes armar un criterio y sobre todo realiza un análisis profesional. Así es como a mí me gusta trabajar con mis alumnos, tanto en la Cineteca Nacional, como en la Escuela de Cine y Televisión del CECC Pedregal, como en los medios de comunicación donde me toca colaborar. Entonces qué hemos hecho nosotros como una labor formativa; bueno, en primera formar público. Es decir el momento en el que tú te das cuenta que la gente empieza a entender que tiene que armar un criterio propio alrededor del cine, vas dando como la guía, la intención para formar un criterio.

-¿Cómo desarrolló su sensibilidad para observar cine?

-Yo tuve la fortuna de tener en casa una formación multidisciplinaria. A mí me gustó el cine desde los 4 años, yo vi “ET, el extraterrestre” (1982) y desde entonces no he dejado de ver cine jamás; pero bueno en el caso de mi familia, de mi mamá en particular, cuando era niño me acercó a muchas disciplinas, contando cuentos durante diez años como narradores orales escénicos. Estuve en talleres infantiles en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, en teatro, cine, música, literatura. Somos una familia que lee, todo el tiempo, todo eso te va desarrollando una cierta formación artística. Entonces, cuando llegó el momento a los 10 a 12 años de edad dije: yo quiero estudiar cine. Todo lo que yo aprendí de niño se fue aplicando a mis estudios de cine. Eso fue despertando en mí, una sensibilidad que ahora puedo aplicar afortunadamente a mi trabajo y ante la gente.

Nelson Carro, Rafael Aviña, Leonardo García Tsao, Fernanda Solórzano, usted, son expertos en la crítica cinematográfica, ¿qué les falta para hacer una película?

-Son varios factores, obviamente dinero. Lo que pasa es hacia dónde estás llevando tu vida y tu carrera. Todos nosotros, tenemos formación de cineastas. Yo estudié cine, si en algún momento  tuviera la oportunidad podemos levantar un proyecto y hacer una película. Me gustan muchos géneros, pero así como algo en específico en este momento no te podría decir. Hay una generación gloriosa en la historia del cine que son quienes integraron la Nueva Ola francesa Truffut, Godard, Rivette, entre otros.

Ellos eran críticos de cine que por ponerse muy machitos con los de la vieja guardia del cine francés, un día la vieja guardia les dijo si son tan machos por qué no hacen películas. Entonces se pusieron a hacer cine y se convirtieron en grandes directores. ¿Qué nos falta a nosotros? Nos falta el empujón. Hay una cuestión de carácter que también tiene un director de cine, que es carácter, lo decía el maestro Cazals, que en paz descanse.

Decía Felipe: un director de cine es como el comandante de un regimiento, debe tener rigor y control del set que a veces raya en lo tiránico. A lo mejor también es cuestión de carácter. Yo estudié cine y mis compañeros de generación se fueron a la producción o a la dirección. Yo en un momento me sentí tan cómodo con mis maestros aprendiendo a analizar cine y su historia que dije: yo que chingados tengo que ir a meterme en broncas de coordinar un ejército.

Ahora, la labor que hago en la escuela de cine me lleva a tomar otras perspectivas porque hay 35 alumnos y más de 30 maestros, que si nos organizamos, armamos un centro de producción y hacer tres películas al año de largometraje. En mi caso, mi formación es de cineasta,  estudié cine, pero me fui a la crítica y la investigación, porque a lo mejor no se tiene el carácter o la paciencia y más en un país como en el que estamos.

Pasarte cuatro o cinco años levantando un proyecto que cuando llegue a término quién sabe cómo va a quedar. Felipe Cazals, Arturo Ripstein, Jaime Humberto Hermosillo fueron mis maestros y amigos, son gente que tenía carácter de director de cine. Un tirano con el caso de Cazals; riguroso Ripstein y muy amable, pero muy sólido Jaime Humberto, a quien vi dirigir en varias ocasiones, con elegancia y calma para pedir sus cosas, pero sentías que había director.  Si no te sientes director de cine mejor ni te metas, porque eso va a ser una catástrofe.

Todos los que ven y les gusta el cine en su cabecita tienen la idea de hacer una película, aunque se dediquen a arreglar coches. Todo el mundo quisiera hacer una película y eso es innegable. Actualmente, nos enfrentamos a un cambio importante, la revolución digital, que en la historia del cine nunca nos imaginamos ver. Es tan importante como el paso del cine mudo al sonoro o del color blanco al negro o de la pantalla cuadrada a la pantalla panorámica.

Ahora, el que no quiere hacer cine, es porque no quiere hacer cine, hasta con un celular, todo el mundo lo sabe. Se abrieron posibilidades enormes con la digitalización y con la distribución digital, ahora podemos ver películas de la India, Tailandia, Nepal, que no conoceríamos de otra forma.

-El cine sigue siendo el séptimo arte, ¿por qué ?

-En el cine hay arquitectura, música, historia, pintura, perspectiva, fotografía, y montaje cinematográfico, que plantea planos, ángulos, alrededor de un discurso que da ritmo y sentido a una película. El cine es un producto de la sociedad donde se  habla de la gente que ya no está con nosotros, cómo pensaba, sentía. Hay cine que propone un cambio social o sugiere diversión, para reflexionar y abrirte los ojos. También es una herramienta para que un artista nos comparta su visión del mundo,  tiene movimientos corrientes, artistas, ideologías estilos, desde luego es un arte.

3 de febrero de 2022