La irascibilidad del círculo rojo conservador
Comunicación Política, Hemeroteca

La irascibilidad del círculo rojo conservador

Gerardo Israel Montes

Al igual que la línea editorial de publicar noticias falsas que han asumido distintos medios de comunicación y columnistas afines a los gobiernos encabezados por el PRI y el PAN, o que supieron llegar a acuerdos económicos con las pasadas administraciones federales, está el periodismo sensacionalista, sin rigor y que sólo se queda en el límite de publicar puros indicios, junto con las opiniones y comparaciones exageradas y malintencionadas de analistas que, valiéndose del legítimo derecho a cuestionar y juzgar al poder político, caen en el extremo de difamar y distorsionar la realidad y terminan sirviendo al mismo propósito de defensa de aquellos cotos de poder que se enquistaron durante las últimas décadas y que se niegan a desaparecer; buscando así apoyar y revivir a los grupos políticos que provocaron los niveles de desigualdad que hoy se viven en el país y que están resentidos porque han visto mermados sus espacios de influencia política.

Durante el último mes la nueva embestida en contra del cambio de régimen que se está viviendo en México provino de un grupo de periodistas y académicos de amplia trayectoria y reconocimiento, algunos colaboradores de la revista Proceso y el periódico Reforma, el cual, junto con El Universal, se han convertido en los dos diarios que más noticias falsas publican en su ánimo de afectar al actual gobierno federal.

El inicio de esta furiosa acometida contra el gobierno de Andrés Manuel López Obrador tuvo como pretexto la publicación, el pasado 22 de noviembre en el Diario Oficial de la Federación, del acuerdo por el que se declaró de interés público y de seguridad nacional la realización de proyectos y obras que se consideren prioritarios y estratégicos para el desarrollo nacional.

Una de las reacciones más virulentas provino de la académica Denisse Dresser, quien durante los últimos tres años se ha caracterizado por su carácter iracundo que se plasma en sus reflexiones y textos. Un día después de la publicación del mencionado acuerdo, la colaboradora del periódico Reforma publicó en su cuenta de Twitter el siguiente exabrupto: “Nos acaban de dar un golpe de Estado. El decretazo presidencial implica rendición del poder civil ante el poder militar. Para proteger/perpetuar su visión, AMLO institucionaliza co-gobierno con las fuerzas armadas. Y será un gobierno más opaco, más discrecional, menos democrático.”

Obnubilada por su ira, que ha ocasionado que su razonamiento se enturbie por un coraje personal contra AMLO y lo que representa, Dresser olvidó que un golpe de Estado se da de forma repentina, ilegal y con violencia, por parte de militares o grupos armados, provocando el derrocamiento de un gobierno, con las consecuentes afectaciones y restricciones a los derechos humanos y políticos de la ciudadanía, todo lo cual no ocurrió con el acuerdo publicado por López Obrador, quien arribó al poder presidencial por medio de una elección democrática, hecho que olvida o minimiza, a consecuencia de su talante antidemocrático y elitista, la profesora de ciencia política del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).

Lejos de entrar en mesura, días después, el 29 de noviembre, Dresser publicó su artículo: “Verificación 4T”, en donde siguió dando rienda suelta a su cólera y distorsión de lo que sucede con los gobiernos legítimamente electos, al sostener que alrededor del mundo “las democracias están muriendo o se encuentran bajo ataque por líderes electos que retienen la fachada de la democracia mientras evisceran su sustancia”.

En cuanto al origen de la causa por la que México sufrió un “golpe de Estado”, según la visión distorsionada de Dresser, a mediados de diciembre el Juzgado Segundo de Distrito en Amparo y Juicios Federales, con sede en Querétaro, negó suspender el acuerdo mediante el cual el presidente Andrés Manuel López Obrador declaró de interés público y de seguridad nacional la realización de proyectos estratégicos para el desarrollo nacional. En tanto, el ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Juan Luis González Alcántara Carrancá, emitió un fallo provisional, suspendiendo parcialmente la aplicación de dicho acuerdo al otorgar una medida cautelar solamente en lo referente a la reserva de información pública, pero negando la suspensión respecto a lo relacionado con considerar de seguridad nacional los proyectos prioritarios del actual gobierno federal.

Fábrica de especulaciones forzadas

Con bombo y platillo, el 28 de noviembre se publicó en Aristegui Noticias, Proceso, Notas sin Pauta Eme Equis y MegaNoticias,el reportaje: Sembrando Vida y la Fábrica de chocolates, auspiciado por Connectas, Plataforma Periodística para las Américas. El reportaje parte de la válida sospecha periodística de que uno de los principales programas sociales del actual gobierno federal, que busca reforestar un millón de hectáreas con árboles frutales y maderables en las parcelas de agricultores, estaría supuestamente beneficiando a los hijos del presidente de la República y al ingeniero agrónomo y empresario tabasqueño de cacao Hugo Chávez Ayala, amigo y compañero de preescolar y primaria de Andrés Manuel López Beltrán.

Sin embargo, dicho reportaje sólo se quedó en hipótesis e inferencias, sin sostener la conjetura principal del beneficio que obtendrían integrantes de la familia presidencial. El trabajo periodístico, elaborado por Tania Gómez y Sergio Rincón, empieza recordando que el 29 de julio de 2018, el entonces presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, anunció la creación de “Sembrando Vida”, y en su mensaje habló del impulso a la producción del cacao, grano que tarda tres años en producirse. Casi cuatro meses después del anuncio, señalaron los periodistas, su hijo Andrés Manuel López Beltrán solicitó el registro de la marca Rocío, nombre con el que empezaría su etapa como empresario de “chocolates premium”.

El reportaje de Gómez y de Rincón se centra en suponer que fue exclusivamente Hugo Chávez Ayala, en su rol de director técnico del programa “Sembrado Vida” –cargo que le fue conferido por AMLO–, quien “impulsó el cultivo de cacao en Tabasco, a pesar de que la comunidad no escogió ese cultivo en la etapa de consenso, donde se priorizaron otros 25 productos. En los documentos en los que se basó ‘Sembrando Vida’ para su implementación —obtenidos vía ley de transparencia por ciudadanos—, no se detalla estudio técnico alguno para soportar tal decisión”, señalan los periodistas, quienes, cabe mencionar, no muestran en su texto periodístico los documentos obtenidos por la ciudadanía vía ley de transparencia.

La mezcla de los datos asentados en el reportaje, junto con la omisión de información sobre la importancia del cacao en el país, generan que el texto cause confusión y fuerce la comprobación de la hipótesis del mismo. Cabe destacar que desde 2016 autoridades de la Sagarpa alertaban sobre el hecho de que México no recuperaba su esplendor en la producción de cacao, “a pesar de que sus variedades criollas son consideradas de altísima calidad por los sommeliers de chocolate. De las 40 mil toneladas que obtuvo hace 12 años, actualmente sólo produce 28 mil”.

Al trabajo periodístico le faltó este contexto sobre el impulso que desde 2016 dieron autoridades federales agrícolas a la producción de cacao en la región sureste del país. En una entrevista publicada en octubre de 2016 (https://www.jornada.com.mx/2016/10/10/politica/012n2pol), Ignacio Lastra, entonces director general de Zonas Tropicales de la Sagarpa, señalaba la falta de velocidad en la renovación de las plantaciones de cacao, comentando que en tres años se había logrado renovar cerca de nueve mil hectáreas de las 60 mil destinadas al cacao, la mayoría ubicadas en Tabasco y Chiapas. En esa recuperación del cacao, la Secretaría de Agricultura invitó a los empresarios del chocolate a participar, en asociación con los agricultores, para levantar las plantaciones de Tabasco y Chiapas, “esperamos que el próximo año se consolide el proceso de coparticipación y que a los 18 mil productores apoyados se sumen más”.

Otro de los datos que saltan de este reportaje es que, no obstante que la producción proyectada en “Sembrado Vida” será de cacao convencional, se infiera que tanto Chávez Ayala como los hijos de López Obrador –quienes son propietarios de la Finca el Rocío, ubicada en Teapa, Tabasco– se verán beneficiados con dicha producción, cuando su negocio, y así se asienta en el reportaje, es de cacao fino de aroma, cultivo que tiene un mercado más pequeño.

Pese al amplio despliegue dado a este reportaje, que fue presentado por Tania Gómez y Sergio Rincón en la transmisión del 29 de noviembre del noticiario de Carmen Aristegui, no fue la gran investigación periodística que se le quiso dar por parte de los medios de comunicación que lo promovieron.

La respuesta de AMLO fue cuestionar el reportaje y aclarar que con Proceso y Aristegui no tiene ninguna identificación. “Carmen Aristegui, pues escribe en Reforma y pertenece, pues, al grupo que apoya al bloque conservador. Entonces, nada más aclararlo porque ya no estamos en los tiempos de la simulación”.

Además explicó que la finca de sus hijos fue una herencia de su abuelo materno, que en el sexenio pasado les ofrecieron créditos que nunca aceptaron, y que el negocio de chocolates mencionado en el reportaje “no tiene nada que ver con el programa Sembrando Vida”, porque, explicó, una de las preguntas formuladas por Gómez y Rincón a su hijo Andrés, venía en el sentido de que dicho programa había surgido del agrónomo Chávez Ayala. “No, aprovecho para decirlo, ese programa salió de aquí, de esta cabeza (…) Lo otro, imagínense, que el programa ‘Sembrando Vida’ se está fomentando, en el caso de Tabasco, para que se produzca cacao y entonces la fábrica de chocolates tenga materia prima. No se miden”.

Aguayo y Sicilia: las comparaciones desproporcionadas

Un claro ejemplo que desmonta la narrativa constante manejada por varios de los periodistas y analistas más críticos e iracundos en contra de AMLO y las políticas que está implementando, utilizando un hilo discursivo que busca persuadir a sus lectores o audiencias de que el país vive un retroceso autoritario, con pérdida de derechos y libertades civiles o, en el extremo de la exageración y la insensatez, afirmando que en México se dio un golpe de Estado que minó nuestro sistema democrático, es que actualmente hay plena libertad de expresión hasta para decir mentiras o hacer comparaciones desproporcionadas en aras de defender a un establishment académico, como en el caso del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), donde se ha acusado a López Obrador de no escuchar a investigadores y estudiantes, al igual que Gustavo Díaz Ordaz no lo hizo con el movimiento estudiantil de 1968; o para externar enconos porque López Obrador recibe el apoyo ciudadano en el Zócalo capitalino, comparándolo con Hitler por su manejo de las “masas”.

Esas comparaciones las hicieron Sergio Aguayo, en su artículo publicado el 8 de diciembre en Reforma: “Ecos del 68”, y Javier Sicilia en su texto: “En el espejo de Hitler”, publicado en la edición de la revista Proceso del 12 al 18 de diciembre.

Al abordar el conflicto del CIDE, el primero comparó el actuar del gobierno federal, encabezado por AMLO, con lo que sucedió en el Movimiento del 68, en donde “Gustavo Díaz Ordaz ya desconfiaba de los estudiantes. Los veía como los ‘tontos útiles’ del comunismo internacional que buscaría aprovecharse de las olimpiadas de aquel año para lastimar a su gobierno. La fijación del presidente actual es con los neoliberales (…) En el 68 el gobierno el presidente se negó al diálogo invocando, como ahora, el principio de autoridad, la legalidad y la institucionalidad. El desenlace pospuso la transición varias décadas y costó miles de vida. No repliquemos ese camino”. Además de su comparación desmedida, el conflicto actual del CIDE no desembocará en la muerte de estudiantes, ni AMLO actúa como Díaz Ordaz, Aguayo miente: para resolver esta problemática se han abierto vías de diálogo que han sido saboteadas por los grupos académicos que no quieren que haya cambios en la institución, y por integrantes de la oposición que buscan obtener ganancias políticas y avivar el diferendo por la llegada de José Antonio Romero Tellaeche, como director general del CIDE.

Por su parte, al abordar el Tercer Informe de Gobierno de AMLO, Javier Sicilia aseguró que lo visto en la plaza del Zócalo capitalino tuvo una “lógica semejante a la de Hitler”, ya que a similitud del  “Führer, AMLO ha construido y sostenido su poder con la masa”.

Y en el extremo de la construcción comparativa, Sicilia lleva su colérica reflexión para sostener que la reproducción de la masa que organiza AMLO, hace que cada una de sus empresas y de sus deseos más profundos le sean dictados, no por un imperativo de “superación” como en Hitler, sino de “transformación”, imperativos que están ligados entre sí. “Superarse es transformarse en algo mejor. Por ello, a semejanza de Hitler, AMLO mide todo en relación con la lucha para lograrlo”.

Tras la publicación de sus artículos, ambos autores negaron lo que a todas luces es evidente en sus textos: las comparaciones que hicieron de AMLO con Díaz Ordaz y Hitler. Para ambos, el problema es de lectura e interpretación de sus textos. Al participar el 16 de diciembre en el programa “Astillero Informa”, Aguayo le dijo a Julio Hernández que no corregía nada de su texto, “porque el que no leyó la columna fue el presidente o los asesores del presidente (…) pero en ningún lugar de esa columna, en ninguna entrevista, en ninguna mesa redonda o clase, he comparado al presidente con Díaz Ordaz (…) Y tampoco hablé del conflicto con el CIDE comparándolo con Tlatelolco, como afirman algunos. Vamos, es un propósito monumental”.

En un tono más elitista y soberbio, Sicilia –de acuerdo con una nota publicada en el portal de Proceso el 15 de diciembre– señaló que el gran problema del presidente Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores es que “no saben leer, mienten y desfiguran la verdad (…) Por desgracia pasa algo que en el mundo moderno se denomina ‘analfabetas funcionales’, no entienden. En el artículo no se dice que es él Hitler sino que tiene la misma psicología, como todo hombre que maneja masas”.

Para defender la posición asumida por Aguayo y Sicilia, quienes carentes de valor intelectual y personal, negaron las evidentes comparaciones hechas en sus textos, en el portal de Aristegui Noticias se alojó el texto del doctor en Filosofía Antonio Salgado Borge, quien considera que en los textos de ambos autores se “presenta una advertencia que no parece irracional o descabellada. La historia nos muestra que es una muy mala idea lanzar a una mayoría efervescente contra una minoría segmentada por motivos de clase, raza o creencias, por muy culpable que sean algunos integrantes de esta minoría (…) Aunque los textos de Sergio Aguayo y Javier Sicilia tienen una estructura argumentativa compleja, sus referencias a 1968 y a Hitler han caído como oro molido en las manos de quienes no están dispuestos a considerar una sola crítica argumentada contra alguna decisión del Presidente”.

Se equivoca en su reflexión Salgado Borge. Al Presidente de la República se le puede criticar ampliamente, incluso actualmente se ataca a su gobierno con burdas noticias falsas. El asunto es otro que evaden los que buscan respeto a la crítica, pero tienen la piel sensible cuando se les cuestionan sus argumentos falaces, sus exageraciones, sus comparaciones desproporcionadas y sus mentiras, que salen de la ira del círculo rojo conservador que se encuentra molesto porque se están combatiendo sus cotos de poder y porque los grupos políticos a los que apoyan están disminuidos y siendo desplazados. Y buscan reagruparse en el Frente Cívico Nacional, el cual fue presentado el pasado 27 de noviembre, y el cual busca unir a los partidos de oposición para tener en 2024 un candidato para la Presidencia de la República.

21 de enero de 2022