La libertad de prensa y el silencio de los intelectuales
Libertad de Prensa

La libertad de prensa y el silencio de los intelectuales

Autor: Demian Ernesto Pavón Hernández. seudónimo: “Genaro Vázquez “

Menciones honoríficas categoría A

RESUMEN

Entender un cambio de paradigmas en cualquier sistema social es tan complicado, tan difícil y urgente que es algo que nunca conseguimos a tiempo. Por lo regular, llegamos tarde a este punto, impelidos por el ansia o la soberbia de aclarar enigmas de la época. Ante tal respecto, partimos de intentar comprender la modificación coyuntural a propósito de las libertades de expresión y por ende de prensa, en México a partir de la victoria electoral de Andrés Manuel López Obrador en 2018, proceso en lo sucesivo llamado “Cuarta transformación”, mismo que podemos analizar desde un sector multifacético pero clave como es el de los llamados intelectuales y su relación con la libertad de prensa. Este punto tiene implicaciones para el periodismo y el campo político nacional de especial notoriedad este 2020. Se propone un análisis posturas así como una revisión crítica con salidas posibles para establecer una nueva ética periodística.

Dadme la libertad de saber, hablar y discutir de acuerdo con
mi consciencia sobre todas las libertades.
John Milton, Areopagítica

¿Qué pueden decir las mentes críticas de nuestra nación al respecto del ejercicio de librepensamiento en los medios actualmente? Y por otra parte, no menos importante:

¿Qué han callado ahora o antes? Han dicho en apenas dos años de gestión, quizá mucho. Infinidad de artículos, entrevistas, primeras planas y demás, sostienen un factor común: posiciones apegadas sistemáticamente a la contra o a favor.

Es decir, encontramos a evidentes reivindicadores del gobierno actual, que defienden a veces empecinadamente las posiciones oficiales vertidas desde el propio presidente; por otra parte, haciéndose notar como no se habían visto en décadas, detractores del régimen presente muestran cada vez más virulencia disfrazada de análisis, llegado al punto de firmar cartas conjuntas o manifestarse en lo individual en columnas periodísticas (siempre de manera pública), para atacar a casi cualquier acción de las instituciones, que casualmente en años pasados ponderaron o dejaron aparte en sus intervenciones. El encontronazo entre miradas es consecuencia obvia. Cabe decir que ambos planos ideológicos tienen, si se permite la rémora marxista, contradicciones insalvables. Son las menos, aquellas posiciones que se configuran deslindándose de cualquier polo, que intentan superar la contradicción inherente a cualquier absolutismo, desde esta minoría parto.

En el campo problemático sobre la posición del intelectual está inserta la libertad de prensa así como los derechos de los periodistas. Este escenario es mutable y corresponde a diversos factores por lo que hay que considerar el cambio de sexenio, que es un factor indisociable a las acciones de los agentes y su discurso. A partir de la Cuarta Transformación y lo que de este proceso emana, observamos ya muchos desencuentros, sea cual sea la condición ideológica de origen. Los bandos cambian rápidamente, podríamos decir con Antonio Gramsci, que hay una reconfiguración de la hegemonía1. De igual forma, son notorias las nuevas rutas relativas a la opinión pública, su metamorfosis está ligada a los movimientos gubernamentales emergentes pero también, a múltiples personajes o situaciones en la sociedad que otrora sencillamente no existían. Como todo proceso de adaptativo, se nos exige la capacidad de entender y luego, de testimoniar lógicamente escenarios que nunca antes pudimos imaginar.

Como bien apuntaba Carlos Monsiváis2, el lenguaje social y político ha cambiado de forma muy rápida en los últimos años, por lo que es preciso responder en consecuencia. El reto periodístico no sólo representa ahora una expresión acorde a nuestro tiempo sino una meditada consciencia de la historia y política actual. No es difícil perder la mirada crítica una vez en el poder o después de dejar de ejercerlo; por lo cual la vigilancia, o mejor dicho, la llamada “autovigilancia” que refiere el sociólogo Pierre Bourdieu3, es un menester intelectual para cualquier miembro de la prensa que se jacte de ser imparcial e independiente. Esto no desestima cualquier posición partidista, que es bienvenida siempre y cuando no afecte a terceros o esté ligada a intereses particulares enmascarados de públicos. En sí, el escenario es complejo por la vuelta radical de posiciones que tenemos entre un sexenio y otro, viraje que implicó, naturalmente, a los medios de comunicación. La llamada “objetividad” es cada vez más una cima imposible, aunque haya que seguir buscándola: debe reiterarse el llamado a conquistarla, a medida de lo posible, repensándola desde el porvenir más que desde el pasado.

  • 1 Cf. La visión de hegemonía en Antonio Gramsci:
  • Portelli, Hugues, Gramsci y el bloque histórico, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011.
  • 2 TV UNAM, “Soy optimista, creo en mi mala suerte (Carlos Monsiváis en TV UNAM), Youtube, Publicado el 19 de junio de 2020.
  • 3 Bourdieu, Pierre, El oficio del sociólogo, México, Siglo XXI, 2008.

Mucho hay que aprender de ciertas figuras de la prensa en relación al tema de la crítica y su posibilidad como elemento sin compromisos partidistas, de clase o gubernamentales. Aún hay quien encuentra su libertad al enunciar la realidad tal y como es. Y nuestra tierra es pese a cualquier intento de corrupción, un paraje de grandes comunicadores que han pasado o pasarán a la historia por su juicio impertérrito ante los privilegios o los peligros propios de la profesión. A partir de las lecciones de estos hombres y mujeres podemos dar continuidad a un camino de congruencia, que no se difumine pese a los tiempos oscuros, cuando cada opinión puede ser comprada o coercionada. Podemos aspirar más bien, a generalizar la visión de un periodismo tan libre como ético y en este ámbito tienen mucho que ver los intelectuales, pues de acuerdo a sus reacciones se pone en evidencia el estadio –o decadencia– de la expresividad en un ámbito compartido.

Dos personajes resaltan a la vista de inmediato, por su congruencia que podríamos decir, es tanta que ha hecho incomodar tanto a propios como extraños. Me refiero en primer lugar a “Monero” Hernández (José Hernández), quien es sabido detractor del régimen priísta-panista y ahora, con López Obrador a la cabeza, no ha dudado en señalar con sus “cartones” o sus declaratorias, las fallas del régimen sin por ello caer en el juego de la derecha, que entre otras cosas, busca adscribir como suya cualquier señal en contra del gobierno morenista. El otro ejemplo es un columnista, escritor y periodista reconocido por su trabajo serio e informado, Jorge Zepeda Patterson; en sus textos analíticos encontramos no sólo el valor de la opinión sustentada sino la sobriedad para atajar los puntos incómodos de un gobierno de izquierdas sin caer en el “golpismo” que tanto y tan bien han trabajado los sectores conservadores en este país. Tiene además, Patterson, una virtud poco atendida en el medio pero indudablemente atractiva: los cuidados estéticos de su pluma.

Esto da para un paréntesis. La prensa a lo largo de la historia se ha caracterizado por cúspides y caídas de su estilo literario. Hoy podríamos decir con justicia, que se vive un momento de reivindicación del género no sólo por las posturas éticas sino estéticas de quienes ejercen esta labor. Empero, la estilización aún es una deuda que buena parte de los periodistas deben subsanar, misma que no engloba solamente a quienes hacen reportaje social o político sino que, abarca a todo el espectro de la profesión.

Para muestra podríamos ver los ejemplos del periodismo cultural en Argentina, México o España, e incluso el periodismo “rosa” o de espectáculo que en el país ibérico tiene actualmente sobresalientes exponentes que han dejado de lado la vulgaridad, escrita de manera pobre además, para darle una dimensión humana y crítica a su trabajo4.

Regresemos a “Monero» Hernández y Jorge Zepeda Patterson. Ambos casos representan figuras públicas que cada vez que alzan la voz, deberíamos escuchar y emular no sólo por su integridad periodística, sino por las lecciones de humildad que muestran al hacernos notar que el error es propio del humano y por ende, de los partidos políticos o las instituciones oficiales. Se hacen presentes por su palabra. Son intelectuales puesto que tanto ahora como antes, con sexenios a la contra, se mantuvieron incisivos, haciéndose notar vivos más por inquietudes antes compartidas que individuales. Son personajes clave de la información que no dubitan en voltear sobre sí cuando es preciso. Tal capacidad autocrítica puede servir no sólo para aminorar las caídas del gobierno actual sino para exigir un periodismo a la altura, alejado de los derroteros de la crematística o la fama. Habría que repensar a la par el legado de Carlos Monsiváis o Julio Scherer para poner en cotejo de qué forma se está viciando la opinión y las consecuencias que esto tiene para las minoría privilegiada o la mayoría paupérrima. Voltear la mirada es necesario para construir una historia consciente.

Es injusto omitir que antes que Hernández o Zepeda Patterson está un grupo de mujeres que lleva ya mucho tiempo realizando las labores de vanguardia en el periodismo de este país. Esto no deja de ser sintomático en un México experimenta en un claro repunte en su literatura femenina, ámbito que engloba por supuesto, a la prensa. Nombres como el de Carmen Aristegui, Anabel Hernández, Blanche Petrich, Olga Wornat y una lista saludablemente creciente de exponentes, indican de qué forma la prensa más fiel a la verdad se ha configurado en este país: entre vicisitudes de clase y en este caso, de género; a partir de riesgos que incluyen la integridad personal y familiar; en condiciones económicas y sociales que harían abandonar a cualquiera que no tenga la vocación de entrega respecto a las labores informativas. En relación directa con esto último, no podemos olvidar, que en tiempos de los regímenes de Felipe Calderón o Enrique Peña Nieto, ellas –y tantas más– fueron atacadas de forma incisiva e insistente por sus investigaciones en contra de la corrupción del sector en el poder o sus allegados. Recordemos por decir algo, el escándalo suscitado por los reportajes de Aristegui

4 Cf. La serie de artículos de Juan Sanguino, publicadas en la sección “ICON” de El País, que ya tiene algunos años exponiéndonos una mirada distinta de espectáculos, alejada de la frivolidad o el consumismo, desenmascarando héroes y mitos.

relativos a la “Casa Blanca” de Peña Nieto o en el tenor de la dionisíaca vida personal de Calderón. Escándalos que no pasaron de largo pues le costaron amenazas, censura y la pérdida de su histórico canal de radio a la periodista, así como diversas formas de censura y ataques provenientes del gobierno que quizás habrían derrotado a Aristegui de no contar con el enorme apoyo popular implícito su figura. En este sentido podemos rescatar algo: la libertad de prensa se construye siempre gracias al apoyo social, que en más de un caso es un sustento determinante. Sin legitimidad la noticia se derrumba.

Es un indicador clave cuando la sociedad no avala determinadas manifestaciones o movimientos. Por tanto, no es menos que hipócrita ver al expresidente Calderón quejarse de forma cotidiana en sus redes sociales –principalmente en Twitter– sobre la supuesta censura de la que “es víctima”. Omite tendenciosamente que bajo su mandato fue cotidiano el hostigamiento y demás tipos de violencia contra la prensa que no le resultase ad hoc.

Deviene cada vez más espurio este personaje para la vida política mexicana, ya no digamos por sus intentos, recientemente fallidos, de regresar al poder con su partido “México Libre”, sino por sus consecutivos intentos de llamar a un “restablecimiento de la democracia y sus libertades”.

Esta es su estrategia quizás, en respuesta al agobio que le rodea in crescendo por sus vínculos con el narcotráfico durante su gestión, situación que repuntó después de la captura en Estados Unidos de Genaro García Luna, quien fuera su Secretario de Seguridad y mano derecha en temas nacionales de orden prioritario; a esto le podemos sumar la reciente captura del general Salvador Cienfuegos con quien Calderón y Peña Nieto tuvieron una relación oscura, que pareciera próxima a aclararse.

Huelga aparte el incómodo expresidente panista, regresemos al tópico de las mujeres. Los movimientos sociales femeninos representan uno de los puntos en la agenda nacional de nuestro día a día. Sea por los cotidianos feminicidios o por las protestas del feminismo, encontramos que este es uno de los temas que sobrepasan a la propia prensa y ante el cual los medios de comunicación tienen más que nunca, un compromiso de imparcialidad. Es sumamente complicado tomar una postura efectiva sin caer en la desmesura o la “opinología” por lo que habría que recuperar de inicio, cierto principio del periodismo que exige contar los hechos con el mayor número de detalles posibles. Ante la multiplicidad de interpretaciones sobre un fenómeno, no nos queda más que aprender a escuchar para intentar resolver y responder a la parte que nos corresponde. Comprender antes que juzgar, si seguimos la máxima de Baruch Spinoza. Después de todo, la voz femenina,

tanto en el periodismo como en cada situación nacional, ha demostrado que tras siglos de encierro en el silencio, ya no callará jamás, pues no tiene razón alguna para hacerlo.

De tal forma, encontramos que hay un puente directo entre las principales urgencias nacionales y las maneras de comunicarlas con cada uno de los agentes de por medio. El llamado “Cuarto poder” no se entiende sin responsabilidades, pues ser libre es saber asumirlas diría Jean-Paul Sartre. Sea el feminismo, la inseguridad, la lucha por la preservación de recursos naturales y ahora, la insoslayable pandemia del Coronavirus este 2020, o cualquier tendencia en turno, la prensa tiene su papel frente a ello: lo que se publique o sea suprimido es parte fundamental de la forma en la que entendemos nuestro país y el mundo. Cada vez se torna más claro el supuesto que todo periodismo es político por lo que se agradece cuando quien representa a la prensa no oculta su ideología.

Tal respecto abre nuevas problemáticas, que en un plano reciente podemos entender desde qué tanto las libertades de expresión originan también interpretaciones a modo, e incluso, insoslayables mentiras. Es un patrón desgraciadamente palpitante la manera en que intereses y tendencias se esconden detrás de un noticiero o periódico; y por igual, aquella práctica que tienen diversos “analistas” que, enfundados con un título o un nombre mediático, hablan para defender intereses mezquinos o grotescos privilegios. Podríamos preguntarnos: ¿de qué forma han entendido el compromiso –social, ético, cultural, etc.– las y los intelectuales o periodistas?, ¿cuál ha sido su forma de luchar por la libertad de prensa?, ¿qué han hecho para apuntalar y defender la verdad?

En principio decir que México es un caso de miradas tendenciosas, de voces sesgadas. Podemos acotar algunos ejemplos en los medios, provenientes de sectores ideológicos derechistas o “neutros”. Uno de ellos tuvo un eco hace poco, que podemos considerar contraproducente para la mayoría de los emisores del postulado. Me refiero a la famosa “Carta contra la deriva autoritaria y la defensa de la democracia”5 firmada por decenas de figuras reconocidas –y no– del medio artístico y académico. Con esta carta se hicieron presentes diversas figuras destacadas junto con otras que nadie más allá de su entorno sabe que existe; el punto es que los después llamados “abajofirmantes” (por su incidencia repetida en expresiones de este tipo contra López Obrador), fueron el acompañamiento

5 Redacción, “Analistas y opinólogos publican desplegado en Reforma, aseguran ‘defender la democracia’”, en Revista Zócalo, Publicado el 15 de julio de 2020.
Link: https://revistazocalo.com.mx/?p=8208

perfecto para que dos personajes clave obtuvieran las luminarias que ambicionaban: Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín. Muchos de los que pusieron su nombre en este manifiesto, claramente de clase media-alta, hicieron el juego a este par de personajes que están directamente involucrados en la “Operación Berlín”6 que no es más que uno de los más grandes contubernios entre medios de comunicación y canales oficiales del gobierno para realizar una prensa cómoda, en tiempos del PAN y el PRI. El origen de las decisiones de cada uno de los firmantes es seguramente múltiple, pero a la postre, es triste encontrarnos con algún hombre o mujer admirable que bien pudo actuar individualmente en su queja –y de forma más elegante– antes que aparecer en una misiva junto a tecnócratas del talle de Claudio X González, a quien reconocemos como un líder empresarial que jamás ha visto más allá de sus propios intereses.

El supuesto origen de la carta fue una serie de amenazas para expresarse con libertad y declararse contra el autoritarismo. ¿No había represión antes?, ¿en dónde estaban los manifiestos de este tipo en tiempos de Ayotzinapa o Tlatlaya?, ¿por qué ocuparse del librepensamiento ahora y no bajo un régimen que atacó –y asesinó– periodistas a mansalva? Este manuscrito tiene un aire hipócrita y comodino. La serie de personajes que firmaron quedarán como aparentes iconoclastas sin demasiado sentido crítico, u olvidadizos de la historia reciente de nuestro país en el mejor de los casos. Y aunque debemos criticar que López Obrador no siempre cuenta con las herramientas retóricas óptimas para conjugar un discurso complaciente ante los medios de comunicación, especialmente en relación a sus adversarios más notables, no podemos más que quedar absortos cuando un grupo de autodenominados intelectuales busca recuperar lo que más que libertad, parecieran privilegios perdidos.

Es peligroso llamar pérdida de libertades expresivas al señalamiento de hechos de corrupción y clientelismo evidentes. Se omite que antes existía una prensa a modo que día a día sustentaba políticos o candidatos con recursos del erario, o que antes se tenían contratos de millones de pesos para beneficiar a publicaciones de “intelectuales” elegidos puntualmente para beneficio del poder oficial.

6 Redacción, “Krauze operó contra AMLO: Testimonio sobre la insidia”, en Aristegui Noticias, Publicado el 18 de marzo de 2019.
Link: https://aristeguinoticias.com/1703/mexico/krauze-opero-contra-amlo-testimonio-sobre-la- insidia/

En contrapunto, llegó una respuesta de académicos y artistas ligados ideológicamente a la Cuarta Transformación. De manera estratégica, esta carta se mostró abierta, a diferencia de la de los intelectuales del viejo régimen que continúan herméticos para integrar ideas y personas al debate. No entienden estos últimos que la nueva política ya no puede ser aristocrática sino abierta a la sociedad que desee participar. Esta segunda carta tuvo decenas de miles de firmantes electrónicos, que se colocaron a favor del Presidente y mostraron su rechazo a este tipo de intentos de las clases altas e “ilustradas” por recuperar capitales o espacios perdidos. También hubo respuestas individuales que refutaron la infame carta colectiva, como es el caso del poeta Pedro Serrano, quien dijo desconfiar de este “rasgarse las vestiduras” en este preciso momento y no antes, cuando también había mucho –y tanto más– qué reclamar7. Por su parte, López Obrador fue contundente en su declaración respecto a la carta donde le denominaron potencialmente autoritario: “Deberían de pedir disculpas”8. Y es que, en efecto es una pena reconocer el silencio de los intelectuales en tiempos de bonanza, contrastado con las rabietas de ahora, que poco o nada tienen de defensa de la libertad de expresión.

No obstante, se comienza a consolidar una nueva camada de intelectuales y periodistas, muchas y muchos de ellos, naturalmente hijos del nuevo régimen, pero de igual forma ligados a la necesidad de dejar atrás ese pasado intelectual conservador que hoy, nos hemos dado bien cuenta, parece un lastre más que un apoyo para las causas populares. Vivimos pues, una tensión en la cual algunos dicen aseveran ser acallados y otros experimentan por primera vez en sus vidas la posibilidad de decir algo.

Tal serie de complicaciones deja un sabor de boca amargo en cualquier caso puesto que nos encontramos en un escenario de intelectuales desunidos, el mismo que tanto preocupaba a Antonio Gramsci puesto que sin este tipo de cohesión peligra la unidad y la crítica de todo el país. Por una parte, se aduce que la libertad de expresión está en riesgo, pero es notorio que sólo la libertad de un sector, históricamente acomodado; por otra, encontramos que muchos –que no todos– de los intelectuales que hacen apología del nuevo régimen, no siempre realizan esta tarea con humildad o sin posturas definitivas.

7 Caballero Cervantes, Fidelia, “Pedro Serrano: la poesía y la cultura mexicana son de escuela conservadora”, en Bajo Palabra, Publicado el 21 de octubre de 2020.
8 Redacción, “Deberían pedir disculpas, responde AMLO a intelectuales que firmaron desplegado”, en Animal Político, Publicado el 18 de septiembre de 2020.
Link: https://www.animalpolitico.com/2020/09/amlo-critica-intelectuales-firmaron-desplegado- libertad-expresion/

Hace falta resignificar o dotar de nuevo contenido a la crítica edificada desde la izquierda. Se percibe este punto ahora, a poco menos de un año de los próximos comicios electorales, cuando muchos de los periodistas que apoyan a AMLO o a Morena, empiezan a pugnar entre ellos por determinados candidatos de partido o de sufragio. Hay un peligro detrás de ello, más allá de la pérdida de brújula puesto que cuando hay demasiada división entre la izquierda fácilmente podemos asentar el campo perfecto para un repunte salvaje de la derecha; esto ha sucedido ya en países como Bolivia o Brasil, así como en Estados Unidos y se reproduce silenciosamente en Europa. Por cierto que empezamos a ver este fenómeno, tan sólo mencionar al rabioso empresario Genaro Lozano y su no menos violento movimiento FRENA (que a decir de Lorenzo Meyer no busca construir nada puesto que su encomienda es sólo destruir9) que ha tomado vialidad y plazas públicas en distintos centros del país.

Un porvenir complicado nos espera. La tarea de los medios es de nuevo, luchar por una configuración además de libre, independiente, que sepa hacerse a sí misma. Deslindarnos de cualquier apego que desvíe nuestra mirada es preciso. En tiempos de “fake news” encontramos con inusitada nitidez cuán fácil es mentir antes que mostrar la realidad. Este es otro problema esencial relativo a la libertad de expresión, dentro y fuera de la Cuarta transformación. Con la llegada del Covid-19 este 2020 hemos visto de qué forma puede resultar pernicioso y mortal para las personas la información mal encaminada o sin sustento verificable. Un rumor investido de hecho puede ser más peligroso que cualquier virus puesto que la sociedad es sensible a multiplicar opiniones injustificadas y con ello, a incurrir en prácticas perniciosas. La ignorancia es asesina o creadora de asesinos, por lo que apuntalar mecanismos contra la mentira es quizás, más importante aún que probar que la verdad está de nuestro lado.

Cabría preguntarnos a propósito del rumbo de la información, puesto que casi siempre tiene destinatarios definidos. La libertad de expresión en prensa comprende, como hemos hecho notar, también al público receptor y aquí es, quizás, donde se genera uno de los principales problemas de desigualdad, situación aún irresoluta. Con esto me refiero, a que las noticias o las opiniones se reparten de acuerdo a ciertas condiciones económicas y

9 Redacción, “Están llenos de furia y no tienen propuestas: durísima crítica de Lorenzo Meyer a la derecha mexicana”, en Infobae, Publicado el 30 de octubre de 2020.
Link:
https://www.infobae.com/america/mexico/2020/10/09/estan-llenos-de-furia-y-no-tienen-propuestas- durisima-critica-de-lorenzo-meyer-a-la-derecha-mexicana/

sociales que no son equitativas. Tanto tiene qué ver aquí la capacidad comprensiva/ lectora de la población como su propio sentido cultural. Una nación como la nuestra, quizás lee mucho pero por lo general sólo el contenido efímero que ofrecen las redes sociales, por lo que está incapacitada para configurar análisis críticos de su panorama social y político. Como dijimos, el internet antes que nada es abrumador y exponencialmente da avanzadas que recibimos sin oponer resistencia; el peso social y político que tiene para los individuos es indiscutible e incluso ha sido usado como arma en campañas electorales, se tiene recuento de ello en algunos de los últimos comicios de Estados Unidos o el Brexit10.

El intelectual en este tenor tiene mucho qué decir ante lo que ha callado. La prensa aún es el medio por excelencia de sus apariciones por lo que habría que apostar nuevamente por valorizar este espacio. Los que se dedican al pensamiento –y su difusión– deben mostrarse sensibles y apartar esa conducta aristocrática que tanto les ha encerrado en sus castillos, imposibilitándoles ver la vida real, esa que está en otra parte. No obstante, aún se puede recomponer parte del daño que han ejercido las ideas egotistas; en principio, aceptando que sea cual sea el rumbo ideológico que se quiera tomar, la apuesta es compartida y no sólo repartida de manera conveniente en grupúsculos. Es momento de reflexionar si aquellos que laboran con el pensamiento sufren imposiciones a su libertad de expresión. Este punto es capital puesto que hay quienes más bien sufren desde la comodidad, detrás de la lucha de tantas y tantos que han perdido la vida por esta causa, de personas enterradas en el olvido que pese a su situación, no buscaron sino el bien común. Estamos ante la esperanza de por primera vez en mucho tiempo, empezar a reconocernos los unos a los otros en un escenario si bien no equitativo del todo, si más justo que antes. Habitaremos de tal forma lo que algunos tan sólo pudieron soñar.

La tarea de construir utopías compete no sólo a los soñadores, sino a los creadores de una realidad concreta y tangible, como bien demostró Ernst Bloch. El periodismo en la actualidad tiene una oportunidad que no volverá pronto en la historia contemporánea: afianzarse y crear una comunidad sólida de exponentes que a la postre, signifiquen un legado e inspiración póstuma. En caso contrario, también se podría terminar en el “basurero de la historia”, si omitimos la responsabilidad actual. Hay personajes

10 Orlowski, Jeff, El dilema de las redes sociales, Estados Unidos, Netflix, 2020.

Link: https://www.netflix.com/title/81254224

conscientes de ello, tal como se muestra en la entrevista recién realizada a “los amigos de AMLO”, publicada recién en El País, y que denota a periodistas (Antonio Helguera, Rafael Barajas El Fisgón, José Hernández y Pedro Miguel) comprometidos con una lucha que no es actual sino que tiene un largo recorrido11. Reconocernos así, históricamente, será un presupuesto para ejercer no sólo la libertad periodística, sino personal y social.

Mi idea final para este ensayo es impopular, al menos para el sector conservador, declarado o no, en este país, puesto que defiendo la postura de que en este sexenio estamos en un contexto idóneo –social y político– para que el libre albedrío de las ideologías florezca en la prensa como pocas veces hemos visto. Está comprobado históricamente que cuando una nación permite debate e ideas con fluidez, su salud intelectual y social es óptima; recordemos la Grecia helénica. También es sabido que un sitio donde se imponen restricciones al pensamiento se coexiste en enfermedad común; no olvidemos a nuestro país en la época de Gustavo Díaz Ordaz o Luis Echeverría. Quienes resienten el peso de las imposiciones o de la permisión ideológica, son en primer lugar las y los intelectuales, que finalmente avanzan o se detienen según su situación lo permita: su existencia es también receptáculo de las opresiones. Esto tiene hoy un eco en la prensa y en sus principales directrices, que reacciona acorde a los movimientos histórico-políticos del entorno. Podemos aseverar que la libertad de expresión se mantiene del lado de los intelectuales siempre y cuando estos adquieran consciencia de su tiempo, no sólo de su inmediatez o particularidad. El pensar y la defensa de su senda libertaria caminan junto con la responsabilidad y el sacrificio hacia los demás: darle voz a quienes han sido acallados, en cualquier caso, para trascender el silencio. Expresarse de forma egoísta, para fines exclusivos, poco tiene sentido de libertad.

Esta época tiende puentes libertarios poco imaginados tan sólo unas décadas atrás. Muchos de nuestros abuelos jamás pensaron llegar a concebir derechos o libertades que hoy se han conquistado, como son los derechos de expresión independiente en los canales comunicativos de cualquier índole. De hecho, podemos definir a la pluralidad – expresiva o política– como piedra angular del periodismo en el contexto nacional inmediato, tanto para las opiniones como para las críticas; no obstante que hay problemas que se configuraron hace mucho y hoy no desdibujan su infame sombra: censura,

11 García, Jacobo, “Los amigos (muy amigos) de López Obrador”, en El País, Publicado el 24 de octubre de 2020.
Link: https://elpais.com/mexico/2020-10-25/los-amigos-muy-amigos-de-lopez-obrador.html

desigualdad de género, imparcialidad, amenazas, violaciones a derechos humanos y aún presente, asesinatos a periodistas.

Por supuesto, las deudas son más que los alcances obtenidos. Cada victoria de la libertad esconde sangre que no necesariamente ha sido respondida con justicia. Hay que pensar en panorámica antes que en el inmediato: tenemos apenas dos años de un gobierno federal de izquierdas, que apoya el debate democrático, ante décadas y décadas de imposiciones. Las resistencias al cambio aún son mayores de lo que podamos imaginar y estas constituyen el verdadero riesgo para la democracia. Cuando se pregunta, entonces, sobre el rumbo que debe abordar el periodismo libre quizás deberíamos de considerar que en principio, la urgencia es por la concientización de un momento que repito, podría no repetirse en mucho tiempo. Sería un crimen entonces, abandonar o confiarse.

Nos enfrentamos como sociedad a una prensa por lo regular sesgada hacia el capital y el poder. Basta mencionar a tipos como Carlos Loret de Mola (actualmente investigado por el caso de Florence Cassez12), Ciro Gómez Leyva o Ricardo Alemán, quienes se jactan ahora de ser oposición cuando antes servían directamente –muchas fotos lo atestiguan– a los políticos del régimen derechista y represor. Es un reto en primera instancia, revalorar la posibilidad de construir una ética periodística sin depender de este tipo de empleados serviles de la plutocracia. Y ello es posible, pues la labor informativa se ha democratizado.

Han sido gestas de años, manifestaciones estudiantiles, femeninas, obreras y de diversos más grupos o de la sociedad en general, las que permiten encontrarnos con diferentes opciones para escuchar y ver. El internet y las redes sociales abrieron el camino que debemos pavimentar de manera congruente con el pasado. La configuración actual de la opinión ya no es hegemónica, es auténticamente libre porque escapa de las manos de cualquier interés absoluto. Esto, por supuesto, da pie a infinidad de charlatanes que por medio de un canal o página en la red, hacen notarse con supuestos de crítica o intelecto: hay que ser cautelosos. Confiarse de lo conseguido sería un error; cuidarlo, un acierto.

12 Vergara, Rosalía, “Loret de Mola sobre caso Florence Cassez: cometí un error periodístico, no me di cuenta del montaje”, en Proceso, Publicado el 28 de octubre de 2020.
Link: https://www.proceso.com.mx/nacional/2020/10/28/loret-de-mola-sobre-caso-florence-cassez- cometi-un-error-periodistico-no-me-di-cuenta-del-montaje-251737.html

Ser libre es un reto, un arma para quien lo entienda como condición de (pre)existencia. Por primera vez, conscientes de ello, podemos hacer labor periodística y al mismo tiempo luchar por una libertad compartida. Nuestra generación, quizá, sea insobornable.

Referencias

– Bourdieu, Pierre, El oficio del sociólogo, México, Siglo XXI, 2008.
–Caballero Cervantes, Fidelia, “Pedro Serrano: la poesía y la cultura mexicana son de escuela conservadora”, en Bajo Palabra, Publicado el 21 de octubre de 2020.
Link: https://bajopalabra.com.mx/pedro-serrano-la-poesia-y-la-cultura-mexicana-son-de- escuela-conservadora
–García, Jacobo, “Los amigos (muy amigos) de López Obrador”, en El País, Publicado el 24 de octubre de 2020.
Link: https://elpais.com/mexico/2020-10-25/los-amigos-muy-amigos-de-lopez-obrador.html
– Orlowski, Jeff, El dilema de las redes sociales, Estados Unidos, Netflix, 2020. Link: https://www.netflix.com/title/81254224
– Portelli, Hugues, Gramsci y el bloque histórico, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011.
– Redacción, “Analistas y opinólogos publican desplegado en Reforma, aseguran ‘defender la democracia’”, en Revista Zócalo, Publicado el 15 de julio de 2020.
Link: https://revistazocalo.com.mx/?p=8208
–Redacción, “Deberían pedir disculpas, responde AMLO a intelectuales que firmaron desplegado”, en Animal Político, Publicado el 18 de septiembre de 2020.
Link: https://www.animalpolitico.com/2020/09/amlo-critica-intelectuales-firmaron- desplegado-libertad-expresion/
– Redacción, “Están llenos de furia y no tienen propuestas: durísima crítica de Lorenzo Meyer a la derecha mexicana”, en Infobae, Publicado el 30 de octubre de 2020.
Link:
https://www.infobae.com/america/mexico/2020/10/09/estan-llenos-de-furia-y-no-tienen- propuestas-durisima-critica-de-lorenzo-meyer-a-la-derecha-mexicana/
– Redacción, “Krauze operó contra AMLO: Testimonio sobre la insidia”, en Aristegui Noticias, Publicado el 18 de marzo de 2019.
Link: https://aristeguinoticias.com/1703/mexico/krauze-opero-contra-amlo-testimonio- sobre-la-insidia/
– TV UNAM, “Soy optimista, creo en mi mala suerte (Carlos Monsiváis en TV UNAM),
Youtube, Publicado el 19 de junio de 2020.
– Vergara, Rosalía, “Loret de Mola sobre caso Florence Cassez: cometí un error periodístico, no me di cuenta del montaje”, en Proceso, Publicado el 28 de octubre de 2020.
Link: https://www.proceso.com.mx/nacional/2020/10/28/loret-de-mola-sobre-caso-florence- cassez-cometi-un-error-periodistico-no-me-di-cuenta-del-montaje-251737.html

20 de julio de 2021