Brenda Calderón
La vida pública en el país se ha degradado en la misma proporción que se intenta el desprestigio al gobierno federal, mediante la mentira y el miedo. Por esa vía la oposición pretende ganar adeptos sin notar que la sociedad realmente ha cambiado, es perceptiva e informada.
Por ello reivindico la calidad moral de la izquierda a la que he pertenecido a lo largo de mi vida y con la que me ha correspondido defender el resultado de una elección, y soportar el robo y la infamia, desde aquella campaña igualmente mezquina que sembró miedo con la frase “Andrés Manuel López Obrador es un peligro para México”.
La historia nos permite identificar a los actores de esas campañas sucias que hoy quieren reproducirse y al mismo tiempo mantener privilegios.
No obstante los abusos del régimen anterior, fue posible levantarse, reconstruir la esperanza, mantenerse en la oposición con dignidad, honestidad intelectual y con gran corazón a favor del país.
La oposición actual se maneja sin brújula moral, sin corazón y llenos de odio. Despiertan compasión al escucharlos. Tres pasajes recientes pintan de cuerpo entero la manera nociva en que se comportan diversos actores de la oposición.
Uno.
Ante el anuncio de contagio de COVID-19 del presidente Andrés Manuel López Obrador, ese sector tuvo un estallido de júbilo y deseó que su salud no resistiera.
Algunos de los más inhumanos juraban que había un engaño, #yonolecreo decían en redessociales. El hecho los describe incapaces de aceptar la diferencia y sin tolerancia alguna.
Dos.
La llegada por entregas de las vacunas es criticada desde el Senado. Argumentan que no son suficientes, que no hay estrategia y que no sirven.
Algunas personas -incluidos personajes del ambiente de la farándula- sostienen que la vacuna rusa es para pobres y viajan a Miami a ponerse otra dosis.
Desde la comodidad pretenden poner en tela de juicio todo, incapaces de poner en contexto la realidad de las vacunas en su producción y acaparamiento por un puñado de naciones del mundo.
Tres.
No les interesa la vida de los adultos mayores en su turno para vacunarse, y por el contrario, cuestionan por qué son seleccionados antes dado que ya no los consideran productivos. Esa oposición sin corazón se salta la fila pues para ellos lo que importa es el “primero yo”.
Si lo enfocamos de otra manera ¿por qué los adultos mayores y sus familiares tendrían que ver con buenos ojos las críticas de esa oposición que ni siquiera los invitaron a participar en orden y convencidos de que vacunarse es por el bien de la salud de todos?
Esta oposición será recordada por estar moralmente derrotada, ser históricamente intranscendente y por mantener su visión de un país en el que sólo tienen empleados.
Ahora bien, todo esto no tiene efecto alguno si nos atenemos a los resultados de las encuestas de preferencia electoral. Lo dicho, ellos no tienen estrategia ni han sembrado para cosechar.
