La Segunda Época de Oro de la radio mexicana
Radio y TV

La Segunda Época de Oro de la radio mexicana

Milton Partida*

Desde su aparición en nuestro país, la radio en su faceta de acompañante de nuestra cotidianidad, ha transmitido voces, palabras y melodías conformando y determinando nuestra historia personal. Hemos construido nuestros recuerdos a partir de olores, sabores, miradas y… sonidos. El sonido de la radio ha acompañado nues­tras vivencias y experiencias. A lo largo de 100 años, muchas generaciones construyeron el soundtrack de sus vidas, trascendiendo el tiempo y el espacio.

Con las primeras transmisiones de la Radio, se fueron creando las historias personales con sonidos específicos: las radionovelas, la hora del aficionado y los programas en vivo con artistas y cantantes de la época, son recuerdos que aún permanecen en la mente y en los oídos de los abuelos. Nuestros pa­dres recuerdan “sus tiem­pos” asociados al Rock and Roll; la rebeldía y la libertad se escuchaban en acetatos de larga du­ración y en cartuchos de ocho tracks. Para finalizar el siglo XX el walkman, el CD y la música “alterna­tiva” formaron el sound­track de la Generación X. Comenzamos el nuevo milenio “descargando” y “almacenando” el sonido de nuestro devenir. Hoy en día “accedemos” a la música de nuestra preferencia.

Los sonidos que emanan recuerdos, se escu­charon en la W, La B Grande y en Radio Mil, también en Radio Variedades, Radio Éxitos, Radio Capital, Radio Felicidad, La Pantera y en Radio Universal, poco después sonaron en Rock 101, WFM 96.9 y en Radioactivo 98.5. Napster, Ares y Limewire con el nacimiento del nuevo siglo y en la actualidad, Spotify, Amazon y Apple Music.

La historia de los medios de comunicación en nuestro país nos ha contado una sola “Época de Oro de la Radio Mexicana”, aquella que adoptó el formato comercial y que nació con “La Voz de América Latina”. De aquellos días a la fecha ya paso un largo rato, y cada generación ya tuvo a su acompañante sonoro, cada estación de radio marco época y rompió paradigmas.

Con la aparición de la televisión, esa época do­rada de la Radio vio pronto su fin. El nuevo medio no solo atraía a la audiencia, sino también a los radiodifusores, que ahora buscaban incursionar en una nueva oportunidad mediática y empresarial. La fórmula televisiva fue en un principio la repetición del modelo radiofónico que había funcionado y obtenido éxito 20 años antes: horas del aficionado, programas musicales en vivo y progra­mas de concurso. Entonces, la Radio tenía que evolu­cionar y adaptarse al nuevo entorno de unas audiencias cautivadas por la imagen.

De aquellas grandes pro­ducciones, enormes escenarios, numerosas audien­cias y transmisiones en vivo, ahora se transmitía desde la sencillez de una cabina, con el personal necesario, con el soporte técnico de una tornamesa y una amplia colección de discos de diferentes géneros.

La Segunda Época de Oro de la Radio

Para la década de los 60, el contexto cambiaría drás­ticamente, la juventud y su rebeldía, sus sueños y su perspectiva y el rock modificaría la vida cotidiana para siempre. En la capital del país aparecerían lo que el maestro Fernando Mejía Barquera define como La Trilogía Radiofónica Rockanrolera: Radio Éxitos 790 AM, Radio Capital 1260 AM y La Pantera 590 AM.

Con un estilo fresco y dinámico para aquellos años, las estaciones de la Trilogía no sólo programaban el género musical de moda, sino que también con­formaban la banda sonora de quienes escuchaban la Radio. Proveniente del Reino Unido y de Estados Unidos, el nuevo sonido de la radio mexicana tenía en la música de vanguardia, el sello sonoro que la despertaría del letargo. Estas tres estaciones pronto captaron la atención de propios y extraños. Más allá de dirigirse a los jóvenes, rompían con el discurso y sonido radiofónico hegemónico pero a la vez caduco y de antaño.

Canciones de larga duración, sonidos extrava­gantes y psicodélicos, programas especializados, la segmentación del público, la conformación de clubes de fans de la estación, una locución más natural y sencilla, fueron la aportación de esta Trilogía. La “Primera Época de Oro de la Radio” mexicana iba siendo desplazada por una radio más acorde a la época, pues un nuevo público radioescucha demandaba nuevas formas de contar las cosas.

Comenzando la década de los 80, la Frecuencia Modula­da despegaba como la opción sonora en el cuadrante radio­fónico. La innovación tecnoló­gica relanzaba la producción de programas con creativi­dad, rescatando a la Radio como espacio de encuentro y socialización. En la ciudad y la vida cotidiana, se escucharía: New Wave, Pop y de la música alterna­tiva resurgiría la Radio en México, en la “Segunda Época Dorada”.

Es 1984, es el año del asesinato del periodista Manuel Buendía, del surgimiento de La Jornada, la aprehensión del Negro Durazo y de la explosión en San Juanico, surgiría el 1 de junio, a las seis de la mañana y en el 100.9 de Frecuencia Modulada, una Idea Musical y radiofónica distinta, irreverente, in­novadora, dinámica, desenfadad: Rock 101.

Los sonidos que florecieron desde principios de la década de los 80 en la Avenida de los Insurgentes 1870; fueron sonidos que contaron gran parte de nuestra historia musical, cultural, política y sobre todo radiofónica. Al circular por esta larga avenida, descubríamos que el paisaje citadino, se ambientaba con una monumental Radiograbadora que vestía la fachada de las instalaciones de Núcleo Radio Mil. Ahí surgió todo, y lamentablemente también, allí ya no quedo nada.

Rock 101 nació de la mano, o tal vez de los oídos, de Luis Gerardo Salas y de un grupo de jóvenes crea­tivos e inquietos que rompieron con la vieja forma de comunicar en la Radio. Con un estilo desinhibido, desenfadado y diferente, Rock 101 creó una Idea Musical que pronto se colocó en el gusto de quienes escuchábamos ese medio de comunicación. Lenguaje cotidiano, familiar y cercano, hablando igual que el joven radioescucha que los sintoniza, documentales y programas de investigación. Música nueva teniendo al rock como pilar de la radio juvenil, pero sobre todo, una producción e imagen sonora moderna y creati­va; la convirtieron en una estación de vanguardia, alternativa y con el paso de los años… en estación de culto.

Rock 101 hacía nueva radio entre canción y canción y so­bre todo al término de cada una, cuando en voz de Luis Ge­rardo Salas, Federico Lira y Jai­me Pontones, escuchábamos las viñetas que presentaban la canción con su nombre en inglés, traducción al español, álbum, año de producción y un pequeño resumen o punto de vista. Rock 101 hizo una nueva radio al fomentar en la audiencia, el gusto y el interés por adquirir una cultura musical marcando así a una generación y creando un vínculo de identidad que hasta la fecha perdura.

Un año después, en el 96.9 de Frecuencia Modulada se continuaría con la herencia y tradición que “La Voz de la América Latina” había forjado desde sus inicios en 1930, marcando tendencias y contando gran parte de la historia de la Radio en nuestro país. El 9 de septiembre de 1985 surgían nuevas voces que irradiaron magia digital que con creatividad sonora, redefinieron el cuadrante radiofónico: Martín Hernán­dez, Alejandro González Iñárritu y Charo Fernández se convertirían en los locutores más importantes.

Pronto fueron ídolos, referente, voces de culto. La magia digital sonaba en los Promos que con­quistaban el oído y la atención del radioescucha. Pronto los Pavos Asesinos, los Ácidos más fuertes y el Primer comercial de Radio por TV o TV por Ra­dio, invadieron el cuadrante radiofónico. El tiempo pasó y el interés por esas míticas voces cambiaron. Otras fronteras sonoras, creativas y mediáticas los esperaban. A principios de los 90 Martín Hernández crearía el último gran concepto radiofónico de esta “Segunda Época Dorada de la Radio”: Radioactivo 98.5

Introspectiva, furiosa, íntima, sucia, melancólica, así era la música rock que sonaba en Radioactivo. Voces que evidenciaban un mundo de falsedad y un repudio al orden social, alimentaban los turnos en vivo del 98.5. Patrullas, juguetes, enigmas, procesos radioactivos conformaban un concepto sonoro que trascendió más allá de la Radio, pues fueron pioneros en la transmisión de audio y video por Internet.

No sólo era una estación juvenil que programaba música rock, era un espacio alternativo que a través de sus programas criticaba, parodiaba y satirizaba la superficialidad y banalidad de la sociedad de su momento, y en especial la Radio de fin de siglo. Propuestas musicales de vanguardia, discos de aniversario, atractivas promociones, orga­nización de conciertos, interacción con las bandas internacionales más importantes, comunicación irreverente, la Radio No Comercial, eso fue Radioactivo 98.5.

Pronto, se convirtió en referente y sinónimo de juventud. Pronto des­plazó y mejoró lo realizado por Rock 101 y WFM, y también pronto todas desaparecieron.

Rock 101 quedó rota en una primera desbandada cuando en 1993, Luis Gerardo Salas dejó huérfano, no sólo su concepto radial, sino a los miles que lo escuchábamos. Lamentablemente al interior del Núcleo Radio Mil, el concepto Rock 101 no era negocio para nuevos socios, fomentaron la división. El 16 de agosto de 1996 sonaba el último aliento sonoro de la Idea Musical que lo había cambiado todo. El tiempo transcurrió, Rock 101 dejó su le­gado en muchas de las estaciones del cuadrante, marcó tendencia, definió una época, modernizó a la Radio. Tiempo después, en el 2010, Luis Gerardo Salas relan­zaba el concepto, aparecía www. r101ck.mx.

Para WFM, el tiempo también la alcanzó y lo que un día fue novedad, después fue repetitivo y falto de originalidad. La magia digital dio paso a la radicalización de la frecuencia, W radical fue el nuevo concepto que puso en una misma cabina a Luis Gerardo Salas y Martín Hernández. El proyecto nunca cuajo, eran otros tiempos y las dos glorias de la Radio vieron pasar sus mejores años.

A principios del nuevo siglo, los grupos radiofóni­cos transformaban a la mayoría de sus estaciones y después de 11 años al aire, Radioactivo 98.5 cedió obligatoriamente su lugar en el cuadrante a otra más de las tantas emisoras habladas y noticiosas. En 2003, Imagen Telecomunicaciones cambia de dueño y se inicia un proceso de reestructuración dentro del corporativo mediático. Los nuevos concesionarios no vislumbraban en sus planes empresariales a la frecuencia del 98.5 y para el viernes 2 de abril del 2004 deciden terminar, con la estación juvenil más importante de los últimos tiempos.

El tiempo pasó, la radio de Frecuencia Modula­da fue desplazando a las señales de AM. Nacieron nuevas emisoras que copiando hasta cansancio el formato consiguieron su “cuota de mercado”. Cual­quier estación lo intentaba, pero pocos conseguían ser auténticos.

Las posteriores y escasas propues­tas radiofónicas no llenaron el vacío. Comenzaba el mito y la historia de la “Segunda Época de Oro de la Radio” en México, caracterizada por la presencia de fuertes voces, arte creativo promo­ción de estación, programas, “rolas”, dominio tecnológico para impactar a quienes escu­chaban. Con un discurso propio, original, narrativa diferente para contar las cosas. El estilo impuesto por Rock 101, WFM 96.9 y Radioactivo 98.5 se convertiría en el “estilo” sonoro de los últimos 35 años.

*Catedrático, periodista y productor

22 de septiembre de 2021