La TikToksfera: ¿bailes sin sentido o espacio para la deliberación pública?
Hemeroteca, Internet

La TikToksfera: ¿bailes sin sentido o espacio para la deliberación pública?

Luis Josué Lugo*

Hoy, TikTok aparece como una de las cinco redes más descargadas del mundo. “TikTok fue la más descargada en todo el mundo, con un total de 115,2 millones de descargas, un 98,4% más que en el mismo mes del año anterior”, de acuerdo con Invader Institute.

Y, México no es la excepción. La tendencia va en aumento, pues según Statista se encontraba entre las cinco más descargadas. Por eso es que personajes como Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum se han subido a las tendencias de hacer videos, retos, responder preguntas.

Esto nos lleva a pensar dicha plataforma como herramienta para la Comunicación Política 4.0. Una utopía cumplida desde una visión tecnodeterminista de las redes sociales digitales. Pero si es así, ¿por qué hay tantas críticas específicamente hacia TikTok?

Una de las principales es que es una red para adolescentes que les gusta bailar. Por lo menos esa es la idea que ronda el imaginario de gran parte de la población. Craso error, la población adulta es quien más la consume. Así se puede distinguir en la siguiente infografía.

Aunque, curiosamente muchos de los adultos que miran en TikTok no quieren dar cuenta de ello, y espían como anónimos. Se convierten en voyeuristas de las redes. Es decir, hay un goce en lo que observan, pero en secrecía y con temor a exhibirse o ser exhibidos.

Otra de las críticas hacia TikTok estriba en que banalizan la política. Pero: ¿acaso no ya estaba banalizada? Porque al menos, gran parte de la población en México ya desconfiaba de políticos e instituciones. Y es que, de acuerdo con la encuesta MCCI – Reforma 2022, “56% de los encuestados considera que hay mucha corrupción en las autoridades electorales mexicanas. Es aún más alarmante y desalentador, que 73% piensa que hay mucha corrupción en los partidos políticos”.

Claro, TikTok es una pantalla de la sociedad (diría el filósofo y sociólogo Gilles Lipovetzky), también contiene violencia, discriminación, plagios, racismo, machismo… y por el contrario. Hay personas quienes hacen activismo en red, conversan sobre transformaciones sociales, o grupos que propician el conocimiento compartido y colaborativo.

Por eso, la mirada que propone este artículo apela a no ser apocalípticos e integrados (como sugería el italiano y clásico de la comunicación Umberto Eco), sino a observar cómo TikTok es una herramienta que puede ser utilizada por y para la Comunicación Política.

TikTok: ¿lo mismo que otras redes? 

¿TikTok y otras redes son lo mismo? Sí y no. Nada aparece mágicamente, y por tanto, TikTok retoma elementos tecnológicos y sociológicos de sus plataformas antecesoras. Pero, por lo menos en este momento, tiene la particularidad de aproximarnos a la posibilidad de crear contenido en formato video; con baja calidad de edición, pero alta posibilidad de creatividad y viralización.

Lo anterior, porque su algoritmo se encuentra abierto (parecido a Twitter). La propagación de mensajes puede llegar a más clusters y nodos. Ergo, la posibilidad de diálogo es amplia y la forma de responder no sólo es con texto, sino con videos.

Nos recuerda aquella máxima: “videos de personas comunes haciendo cosas cotidianas”. ¿Cuáles son esas cosas cotidianas que se pueden producir? Por ejemplo, si en TT se coloca el hashtag #HackaPoli, se puede observar la creatividad de jóvenes politécnicos, quienes en el marco de un hackatón generaron propuestas de transformación social en temas de género, sustentabilidad, infancias, tecnología.

Aún más, durante pandemia TikTok lanzó el hashtag #AprendeEnTikTok, en la que se buscó fomentar este tipo de contenido. Desde su inicio hasta enero de 2022, los videos educativos han alcanzado más de 47 mil millones de visualizaciones, de acuerdo con datos de El Economista.

Con esto, entendemos que si bien hay, como sostiene el académico Bisbal, posible ciberacoso, acceso a contenidos inadecuados, sobreexposición de su imagen o pérdida de tiempo; también existe un potencial uso educativo político de TikTok.

¿Educación política en TikTok?

Partamos de una premisa: la sociedad actual, como han estudiado diversos sociólogos y filósofos (como Byung Chull Han o Jean Baudrillard), se encuentra en un narcisismo colectivo; en un vacío, en una adicción a la duplicación, en sobreestímulos constantes.

Esto, llevado a TikTok, en el estudio que hicimos y está próximo a publicarse, nos posibilitó hallar a gente brindando consejos desde su experiencia sobre psicología, sexualidad, idiomas, amor.

Y aunque la experiencia es parte sustantiva del conocimiento, es importante que se verifique mediante datos o investigaciones. Incluso, el exceso de esta experiencia puede llevar a fake news.

Sin embargo, y aprovechando este contexto, podemos afirmar que estamos en tiempos autorreferenciales. Con esto entendemos la generación de relatos, los cuales suponen la enunciación comunicativa de un grupo social; que apelando a su historia, subjetividad, identidad y memoria, puede hacer eco de su propia voz en espacios o esferas públicas onlife. Al tiempo que se traspasan fronteras, con la posibilidad de propiciar flujos de contracomunicación que visibilizan grupos o personas.

Ahora bien, ¿qué hacer con esta autorreferencialidad? Una de las apuestas del presente artículo es mostrar que si bien los bailes forman parte de las prácticas en TikTok, hay más narrativas por explorar.

Porque en los acompañamientos que hemos hecho junto a cuentas educativas o políticas, también hemos comprobado que se puede autorreferenciarse al momento de: a) enseñar o mostrar temas sobre temas históricos, de coyuntura o sociales, b) parodias que en sí mismas contienen críticas y cuestionamientos sociales, c) dúos que significan debates entre diversos puntos de vista, d) recomendaciones de libros, películas o series ligadas a la política, e) testimoniales sobre derechos humanos, perspectivas de género, colonialismo, política, f) atención de dudas por parte de cibernautas.

Sostenemos que con estas narrativas, es posible generar espacios de convivencia, interacción, socialización política e incluso marcos disruptivos de discurso. Así, insistimos en la idea que esto se ha plasmado en cuentas que hemos apoyado y de un modo participativo, coadyuvan a generar otros entornos digitales.

Hacia una política onlife

Hoy vivimos tiempos onlife. Y TikTok no es una excepción. Con lo cual entendemos que los activismos y acciones políticas en línea y fuera de línea se interrelacionan y complementan.

¿Qué es lo onlife? “De acuerdo con The Onlife Manifesto (2015) se pueden señalar las siguientes características: I) la disolución de las distinciones entre lo real y lo virtual; II) la disolución de las distinciones entre lo humano, la máquina y la naturaleza; III) el tránsito de una escasez de información a la abundancia de información; y IV) el cambio de enfoque que va de la prioridad en las entidades a la prioridad en las interacciones.

Por tanto, entendemos por política onlife las acciones a través de redes que va de lo digital a las calles (y viceversa); en donde lo humano convive con el data cotidiano. En este escenario el reto es saber qué hacer con toda la información que se genera, sin perder de vista las interacciones y socializaciones posibles.

Por tanto, es muy importante pensar en dichos entornos onlife, porque de este modo comprenderemos que como sostiene el experto en Comunicación José Candón, TikTok puede formar parte de repertorios de acción colectiva por parte de movimientos y organizaciones políticas.

Con esto, comunicamos que los contenidos de una plataforma como TikTok se complementan con aquellos que están en radio, pódcast, carteles, televisión. Es decir, las propias características de las narrativas de TikTok contienen música, video, imágenes.

Aún más, como han estudiado Lizandro, Molina y Briones, las redes sociales brindan la posibilidad de intercambiar conocimientos y experiencias promoviendo la reflexión o la posibilidad de realizar análisis en torno a temas específicos.

Y con ello, regresamos a la pregunta central del artículo: La TikToksfera: ¿bailes sin sentido o espacio para la deliberación pública? Para responder que TikTok sí son bailes, pero también la posibilidad de generar más significantes políticos y por supuesto, deliberaciones diversas.

Finalmente, la invitación es para aprovechar la plataforma de TikTok como una herramienta de diálogo, contingencia, cabildeo y construcción de conocimiento colectivo. Es posible y necesario.

*Doctor en Ciencias Políticas y Sociales, UNAM

7 de enero de 2023