“La Voladora Radio”, el sueño que hizo realidad Esperanza Aurora Rascón Córdova
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“La Voladora Radio”, el sueño que hizo realidad Esperanza Aurora Rascón Córdova

Anayeli García Martínez*

Una de las enseñanzas que dejó el levantamiento armado zapatista de 1994, fue la valoración y rescate del servicio a la comunidad, a los olvidados de siempre, aspecto abrazado como causa por la feminista y promotora cultural Esperanza Aurora Rascón Córdova, quien en 2000 fundó la emisora “La Voladora Radio”, una radio comunitaria que en octubre próximo cumplirá 22 años de recuperar la palabra que los medios hegemónicos arrebataron a los habitantes de Amecameca, municipio ubicado en la región de los volcanes en el Estado de México.

Rascón Córdova creó un medio de comunicación para la comunidad de Amecameca, donde instaló su hogar en la década de los años setenta del siglo pasado, después de vivir en Ciudad Juárez y en la capital del país. La idea la gestó cuando participó en los “Diálogos de San Andrés” (entre 1995-1996), serie de encuentros para atender las demandas del movimiento zapatista, con las que simpatizaba. Allí participó en los debates de las mesas sobre medios de comunicación.

El sueño de Rascón Córdova, quien falleció la madrugada del 20 de enero a los 74 años de edad, se concretó cinco años después, el 25 de octubre de 2020 y fue justo como lo planeó: un espacio público, donde la gente se cruza, se encuentra y comparte la palabra, en el centro de la plaza, el quiosco de aquel municipio. Así comenzaron las transmisiones de “La Voladora Radio” 97.3 XHECA-FM.

Al inicio de este proyecto, narra en entrevista con Zócalo la directora general de la emisora, Verónica Galicia Castro, el objetivo de la promotora cultural fue aprovechar el micrófono para informar sobre la actividad del volcán Popocatépetl y hablar de las realidades de la comunidad. “Desde ese momento Esperanza planteó la forma en la que soñaba y aspiraba que fuera el trabajo y el funcionamiento de la radio: comunitaria y de servicio social”, rememora Verónica.

En ese entonces las radios comunitarias recibían un permiso para operar que entregaba la Comisión Federal de Telecomunicaciones, hoy Instituto Federal de Telecomunicaciones, pero “La Voladora” comenzó sin autorización. “Éramos un puñado de jóvenes que teníamos la inquietud de tener un medio de comunicación alternativo en Amecameca, un medio de comunicación que cubriera estas necesidades de agenda, importantes en la comunidad y que no se extendían a pesar de la cercanía que tenemos con la Ciudad de México, que considerábamos necesarias”.

Radio rebelde desde su ori­gen

Esperanza Rascón tenía claro que aquel medio, pionero en la región, se instalaría sin permiso, pero como directora del área de Desarrollo Social del Ayuntamiento, cargo que entonces tenía, informó del proyecto al presidente municipal, Federico del Valle. Le explicó dos aspectos. Uno, era una radio que no pertenecía al gobierno municipal ni sería su vocera. Y dos, simplemente no tenían permiso. Fue en 2003, después de que la policía intentó decomisar el equipo de transmisión, cuando la radio comenzó a tramitar la autorización para operar, la cual finalmente consiguieron en mayo de 2005.

Para cumplir con los requisitos y obtener el permiso, Esperanza Rascón conformó la asociación civil La Voladora Comunicación. “‘La Voladora’ tenía que transitar por ese camino como una forma de allanar el camino para otras experiencias de comunicación comunitaria. Saber qué significaba justamente pedir permiso, cuál era el proceso y los trámites que se tenían que hacer”, describe Galicia.

“Fue un logro importante porque, como ella decía, era arrancarle al gobierno mexicano un permiso de operar un medio de comunicación para las comunidades. Es ahí donde empezó la historia de ‘La Voladora Radio’ como una radio permisionada, con esta visión de Esperanza y de esperanza. Siempre fue la parte mesurada de diálogo, del colectivo”.

Años después vino la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones de 2017 que estableció dar a las radios comunitarias el 1 por ciento de publicidad, pero antes no podían recibir recursos públicos para su sostenibilidad económica.

“Nosotros siempre dijimos que ‘La Voladora Radio’, y en muchas radios comunitarias, lo que administramos era la pobreza, porque antes de esta reforma la radiodifusión comunitaria y las radios comunitarias no teníamos acceso a la publicidad oficial. Si bien el permiso daba cierta certeza para la operación, en el sentido de que no podía llegar un operativo a cerrarnos como nos había sucedido en 2003, ese era el único beneficio, por llamarlo de alguna manera, que teníamos al ser una radio permisionada”.

Desde el principio Esperanza y su equipo buscaron sus propias formas de financiamiento, que además eran y siguen siendo paupérrimas: desde la aportación de los socios de la radio, de quienes integramos la radio, que mensualmente aportan una cantidad para cubrir los gastos cotidianos como teléfono, luz, renta en su momento; y por otro lado, la organización de kermeses, conciertos y rifas. “Es decir, teníamos un esquema o tenemos un esquema pensado en ese tipo de aportaciones que vienen de la comunidad. De hecho, es una de los planteamientos de ‘La Voladora’, que esta radio la pueda sostener la propia comunidad”.

“Este esquema de la aportación y estas formas de financiamiento nos han resultado, pero nunca alcanza. No hay dinero que alcance para la operación de una radio comunitaria, sobre todo porque nosotros pensamos en tener una radio comunitaria que no se centrara solamente en ser una radio pequeña, una radio pobre. Poder trascender esa idea de que el no tener tantos recursos económicos, significara que hiciéramos una radio que no tuviera calidad. Ese fue un planteamiento que Esperanza tuvo muy presente y siempre nos lo compartió”.

Comunicación oral y cultural

Después de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones de 2013, “La Voladora” analizó si debía solicitar esos recursos o mantenerse al margen. En esta reflexión Esperanza Rascón, quien llevaba décadas trabajando con proyectos culturales y pueblos indígenas, expuso que la publicidad oficial era un recurso público y una conquista de muchas personas y organizaciones en favor de la radiodifusión comunitaria.

“Para nosotros la publicidad oficial ahora es un remanso que nos ha permitido tener un espacio propio después de 20 años de ser gitanos de la comunicación comunitaria en Amecameca, porque andábamos de un lugar a otro. Ahora tenemos un espacio propio, la casa de la operadora de la radio que se construyó con este recurso que hemos gestionado en la comunidad y con la comunidad y con publicidad oficial”, explica Verónica Galicia.

Esperanza Rascón, la pensadora que ideó la primera radio comunitaria de Amecameca, contribuyó al desarrollo y consolidación de un medio que hasta hoy sigue comunicando de manera oral, como lo hacen los pueblos en su vida comunitaria, trabajó hasta que la enfermedad se lo impidió, en 2021, pero su labor no se limitó a estar frente al micrófono, ella fue más allá y buscó alianzas con organizaciones de derechos humanos y con colectivos que trabajan el tema de economía circular, el cambio climático o la defensa del medio ambiente.

“Además de la producción de su propio espacio, que era espacio siempre de recomposición del tejido social, cultural, histórico, que le apasionaba, Esperanza estuvo inmersa y asumiendo el rol de la vinculación con otras organizaciones locales y nacionales. El trabajo en la radio no solamente es un trabajo radiofónico que se reduce a tener programas de radio y ya, creemos que el planteamiento va más allá: crear lazos, crear vínculos, poder trabajar con otras organizaciones y Esperanza se dedicaba a eso, a crear estos vínculos”.

En octubre “La Voladora Radio”, integrada aproximadamente por 20 personas, cumplirá 22 años. Llega a la madurez con el trabajo de un equipo respaldo por Esperanza Rascón, quien aspiró a construir un medio que comunicara, pero que también fuera un centro de expresión y difusión de la cultura. “En algún momento queremos entrar al tema de la televisión comunitaria. También tenemos planteado -y es un pendiente que nos quedó con ella y sobre todo a ella- crear un espacio cultural, ser un centro cultural, que desafortunadamente Esperanza ya no pudo ver concretado”.

*Periodista

17 de mayo de 2022