Las cifras de contagios y fallecimientos son 30 por ciento mayores a las cifras oficiales: Eduardo Pantoja
Comunicación

Las cifras de contagios y fallecimientos son 30 por ciento mayores a las cifras oficiales: Eduardo Pantoja

La pandemia de COVID-19 ha matado a millones de personas en todo el mundo y ha colapsado las economías de países ricos y pobres, cuyos sistemas de salud fueron rebasados ante el avance del virus, y aunque la administración de vacunas desde hace un año, ha disminuido los fallecimientos, las variantes del SARs-COV2 continúan amenazando a la humanidad.

En México, a finales de 2020 y principios de 2021, en los peores momentos de la pandemia con los hospitales saturados, cientos de muertos todos los días, muchas personas se atendieron con médicos particulares por temor a contagiarse en hospitales.

Uno de los médicos, quien desde que comenzó la pandemia ha atendido a por lo menos mil 500 personas contagiadas de COVID-19, es el doctor Eduardo Pantoja, quien no obstante haberse contagiado él mismo, no ha dejado de cumplir con su deber profesional y moral.

Es necesario continuar usando cubrebocas.

-Doctor Pantoja, ¿cuál ha sido su experiencia con las personas contagiadas y enfermas de COVID-19 después de tanto tiempo?

-Una experiencia muy grande. A un año de empezar la pandemia, cada vez atendí a más pacientes. En marzo del 2020 calculo que fueron alrededor de 20; en abril y mayo aumentaron a 80 pacientes con COVID en consultorio y consulta a domicilio. Subieron a cien, para llegar entre diciembre, enero y febrero de 2021 a 140 por mes, por lo cual estimo que he atendido alrededor de mil 500.

-Seguro representó una demanda muy importante de pacientes, de una enfermedad y un virus desconocido. ¿Cómo es que abordó el tratamiento para los distintos grados de contagio?

-Es una enfermedad que nos tomó desprevenidos a todos. No se sabía bien la sintomatología ni había un tratamiento específico. Todo lo que he tratado con los pacientes, lo que he aprendido, es con base en cursos en línea de la UNAM, OMS, OPS, IMSS y algunos que proporciona la industria farmacéutica. La experiencia con los casos de pacientes es lo que nos permite atender esta enfermedad, así como lo que aprendemos en los cursos. Algunos médicos que ya han escrito de la COVID explican el cuadro clínico, los síntomas de la enfermedad desde el comienzo y las manifestaciones que va a presentar.

-Pero cuando empezó en marzo, abril, mayo del 2020, había poca información. ¿Ustedes como médicos tenían herramientas para tratar este tipo de virus?

-Con base en el cuadro clínico, es una enfermedad que tiene síntomas muy característicos. Al hacer el diagnóstico diferencial de la COVID nos topamos con la influenza estacional. Sus síntomas son pérdida del olfato y el gusto, además el paciente se siente muy agotado, cansado. Esto lo tomamos en cuenta en la exploración física en la garganta, un enrojecimiento muy importante en la faringe permite pensar en la enfermedad.

-Las autoridades de Salud federales nos dan todos los días cifras de contagios, fallecimientos, camas disponibles. De cómo está la enfermedad en la República. Pero los datos de contagios y fallecidos, que son atendidos por médicos particulares, ¿también cuentan en esas cifras oficiales, o no?

-Una parte sí, porque el 70 por ciento de los pacientes que acuden a los centros de salud a que les hagan la prueba de detección sí están registrados. Pero el otro 30 que se ha hecho el estudio a nivel privado no entra en las estadísticas de la Secretaría de Salud. Las cifras son como un 30 por ciento más de lo que registran, y en cuanto a fallecimientos tampoco son muy confiables porque en un principio los pacientes no querían que se le pusiera al certificado de defunción que tenían COVID-19, por diferentes motivos. De los certificados de defunción se encargan las funerarias, pero manejan diversas situaciones: que si la familia a pacientes que no tenían COVID-19 y les ponen que sí les paga todos los gastos la alcaldía, y otros que no le ponen COVID-19 para poderlos velar. Las cifras que informan las autoridades no son las reales.

Antes de terminar quiero invitar a la gente a que se atienda, que no se automediquen, porque cada paciente es diferente y se tiene que individualizar. Les recomiendo que no soliciten videoconsultas, porque el médico tiene que ver al paciente, tocarlo y escucharle los pulmones, ya sea en su consultorio o en su domicilio, pues algunos casos se han complicado porque sólo los han atendido por video.

Esta enfermedad es peligrosa, pero si estamos tranquilos, comemos bien, descansamos, podemos superarla. No hay fórmulas ni tratamientos mágicos para curar la COVID-19, sino que la enfermedad se va curando conforme el sistema inmunológico hace su trabajo.

-Siendo un virus tan peligroso y de pronto le llegan 20, 40 y luego 80 pacientes con COVID, ¿usted como médico no sintió algún temor de contagio?

-Al principio no, porque siempre estamos expuestos al atender a pacientes con infecciones. Creía que por tratar a tantos pacientes tenía anticuerpos suficientes para no contagiarme. Por eso los atendí sin la protección necesaria, lo cual provocó que me contagiaran. Fue cuando pensé que sí era un virus importante.

-¿Cuándo y qué hizo usted cuando se contagió?

-En mayo, cuando atendía pacientes desde las 10 de la mañana hasta las 12 de la noche. Pensaba que era cansancio normal, pero después de un entrenamiento con mi hija me sentí con el cuerpo cortado, me veía pálido y empecé con temperaturas en las tardes y mucha fatiga. Mi yerno y mi hija Elizabeth, que son médicos y mi equipo de trabajo en el consultorio, con la experiencia de tratar también pacientes, me vieron mal y me dijeron que tenía que irme a la casa encerrado, aun cuando yo era un poco incrédulo acerca de la pandemia y pensaba que no era tan peligrosa. Me hicieron una cita para realizarme la prueba que salió positiva, fue cuando me aislé tres semanas en las cuales estuve totalmente en reposo.

Prueba de detección de COVID.

-¿Cuándo se dio cuenta de que ya había superado la enfermedad, cuánto tiempo pasó entre los primeros síntomas y la eliminación o desaparición del virus?

-Los síntomas me duraron 15 días, sólo cansancio cinco días más y descansé otra semana porque me sentía agotado y me faltaba un poco el aire. Mi esposa Lupita, quien me cuidó junto con mis médicos de cabecera, me decía que aunque estaba en reposo se me notaba una cara de miedo.

-¿Por qué no fue a usted a un hospital, no era necesario?

No fue necesario. Mi yerno y mi hija me revisaron. Me dijeron que estaban muy bien mis pulmones, sólo fue una afección gástrica. Tomé los medicamentos, la azitromicina durante una semana en doble dosis, como la recomendamos nosotros para que tenga más efectividad. Por eso no fue necesario ir a un hospital, porque no tuve ninguna complicación que requiriera atención hospitalaria.

-También se habla de temperatura alta, más de 37 grados, y dolor de cabeza.

-El paciente con 37-37.5 de temperatura no tiene fiebre, es febrícula. Dolor de cabeza, músculos, articulaciones, son síntomas que hacen pensar en la enfermedad. Alrededor del cuarto o quinto día empieza la pérdida del olfato, gusto y apetito. Algunos casos que me dejaron enseñanza son de pacientes que comenzaron con hipo muy persistente no fácil de quitar. Ese fue el inicio de la enfermedad.

-Cuando los pacientes llegan y ve sus síntomas, ¿cuál es el método para tratar los distintos grados de presencia del virus: leve, moderado, severo?, ¿qué les recomienda?

-Cuando la enfermedad inicia y el paciente llega con dolor de garganta, inflamada y enrojecida; dolor de cabeza, músculos, huesos y se siente muy fatigado, podemos hacer el diagnóstico de leve, moderado o severo y mandar a realizar la prueba de detección. Según los estudios, en el 90 por ciento de los pacientes la COVID tiene una evolución de leve a moderada, y sólo 10 por ciento llega a la severidad.

Con pacientes detectados de leves a moderados iniciamos un tratamiento, recomendamos aislamiento y tener en observación a sus contactos y familiares con quienes tuvo cercanía. En casos severos, si el paciente no se atiende a tiempo, no toma medidas adecuadas y no se le da un tratamiento, puede tener complicación y llegar a neumonía atípica por SARS-CoV-2, que es muy peligrosa. La fiebre se eleva hasta 39 o 40 grados, con ataque al estado general, decaimiento, pérdida de apetito. Algunos tienen diarrea, tos, falta de aire y ruidos en el pecho.

-Cuando trató y trata a los pacientes, ¿qué les recomienda?, dependiendo del estado de avance de la enfermedad o del virus, ¿mantenerse en casa o, en caso grave, acudir al hospital?

-Si en el inicio de la enfermedad el paciente tiene que estar en casa en reposo absoluto, así debe ser. No se debe bañar, debe comer bien, estar acostado en cama y en su misma habitación recibir los alimentos. Lo primero es el aislamiento, hacer un cerco sanitario, cuidar que la familia no se vaya a contagiar. Apartar los utensilios de comer del paciente y tomar precauciones en la higiene de la habitación y del sanitario. Aunque esté solo en su recámara debe utilizar cubrebocas, lavarse continuamente las manos con agua y jabón o usar gel desinfectante.

Se recomienda dieta normal o blanda, alimentos que al paciente le apetezcan, porque con la anosmia (pérdida del olfato) y la ageusia (pérdida del gusto) deja de comer y su sistema inmunológico se debilita, lo cual provoca que la enfermedad le pueda atacar más fuerte.

-Ya comentó lo que deberían hacer los pacientes contagiados, ¿y las medicinas, de qué depende el tratamiento, hay algo en común?

-El tratamiento básicamente es sintomático, aunque ya tenemos un lineamiento en cuanto a medicamentos. Hay un esquema, aun cuando la Norma Oficial Mexicana no autoriza ningún tratamiento para la COVID-19. A los pacientes que resultan positivos en la prueba les entregan una caja que incluye azitromicina, ivermectina, paracetamol y aspirina protect; es lo que utilizamos la mayoría de los médicos. Además, tenemos que controlar bien las comorbilidades: diabetes hipertensión, obesidad, artritis reumatoide, asma, para evitar que la enfermedad se complique.

-Si me dijeran que tengo el virus, primero me espantaría y después acudiría a un hospital, porque yo supondría que hay especialistas. Y cuando me enteré de que usted atiende a contagiados en su consultorio, me pregunté: ¿por qué no los manda a un hospital? También algunas amistades me comentan que no han acudido a los hospitales, sino que se atienden con médicos particulares porque les tienen confianza, están cerca y requieren atención inmediata, o por temor a que en un hospital se contagiaran. Usted es médico general y, por la experiencia acumulada de mil 500 pacientes, le pregunto: ¿la atención, cuando un médico conoce puede ser en un consultorio particular o en un hospital, resulta con la misma confianza?

-Como médico, si se me hubiera complicado la enfermedad, habría acudido a un hospital. A los pacientes, en los primeros meses, cuando les decíamos que podía ser COVID-19 les daba mucho miedo, porque escucharon información de que a mucha gente se le estaba complicando la enfermedad y hospitalizarse era para ir a morirse. Con médicos generales, de la familia o del barrio, hay pacientes que nos tienen mucha confianza. Pero la mayoría, no sólo con la COVID-19, no se quieren ir a un hospital porque tienen ideas equivocadas de que no los van a atender rápido y bien. Además la pandemia ha resaltado todas las carencias y problemas que hay en el sector salud como mala atención y mal manejo de las enfermedades.

El porqué atendemos a los pacientes a nivel particular y no es necesario que vayan al hospital es porque los detectamos en el comienzo de la enfermedad. Antes iban a nuestros consultorios cuando ya tenían dos o tres meses con una enfermedad, ya muy complicados. Ahora, por el temor a la COVID-19, al primero, segundo o tercer día que se sienten mal acuden con nosotros. El oxímetro, que mide la oxigenación en la sangre capilar, es una herramienta muy útil porque en 15 o 30 segundos nos marca la saturación de oxígeno. El paciente debe tener arriba de 90 por ciento, si baja a 70 y en los pulmones escuchamos estertores, es indicativo de que se están obstruyendo y entonces lo mandamos al hospital.

-¿Qué opina de la exigencia de los médicos de unidades hospitalarias o familiares, o de hospitales privados, que demandaban ser vacunados, aunque no les correspondía todavía por la edad?

-Creo que hubiera sido importante que a los médicos nos dieran prioridad para la vacunación, de cualquier edad. Mi hija y mi yerno atienden a muchísimos pacientes. También vamos a los domicilios, que es donde podemos ver a más familiares, y el virus está ahí en el ambiente. Nos exponemos mucho, es alto el riesgo de no estar vacunados. (Redacción).

3 de enero de 2022