Las conferencias mañaneras
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Las conferencias mañaneras

Luis Miguel Carriedo*

El 24 de abril, Magio Bustillos lanzó el motor de búsqueda “Amlopedia.org”, un sitio dedicado a ubicar palabras, temas, frases que se repiten con frecuencia o las que solo se expresan algunas veces en el minuto exacto de cada una de las conferencias matutinas registradas en video que, diariamente, desde el inicio de su gobierno, ha celebrado el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Bustillos es un programador, gamer, conocedor de la inteligencia artificial, tecnología que aplicó para crear este motor de búsqueda privado e independiente que tiene una modalidad gratuita de uso libre y también planes de pago con funciones más especializadas para creadores de contenido y periodistas, con un costo mensual que va de los 150 a los 500 pesos. La versión libre limita a 25 las búsquedas por mes de
palabras o frases presentes en las mañaneras; la de pago no tiene límite y permite a su vez tener estadísticas y otros beneficios útiles para quienes estudian o analizan lo que ahí se ha dicho y dice cada mañana.

Bustillos, ese mismo día, aclaró en su cuenta de twitter @magiobus que no tiene vínculo con gobiernos: “La herramienta es neutral y no tiene favoritismos políticos ni nada por el estilo. El objetivo es proporcionar un acceso fácil y rápido a la información de las mañaneras”.

A tres días del lanzamiento, el 27 de abril, la cuenta oficial de twitter del Gobierno de México se refirió al trabajo de Bustillos en buenos términos: “#AMLOPEDIA es un motor de búsqueda desarrollado por el programador mexicano Magio Bustillos @magiobus que utiliza inteligencia artificial y te ayuda a encontrar el momento exacto de cada intervención del presidente @lopezobrador_ en las conferencias matutinas”.

Cumplida su primer semana, Amlopedia registra entre las frases más buscadas por usuarios: “me canso ganso”, “litio”, “Loret”, «Tren maya”, “Calderón”, “adversarios”, “la mafia del poder”, “becas”, “Salinas”, “Peña Nieto”, “Anaya”, “Covid”, “Neoliberales”, “corrupción”, “fentanilo”, “INE”, “Guardia Nacional”, entre otras.

El debate respecto a si una conferencia de prensa del gobierno como rutina permanente es plataforma de propaganda, espacio que permite la rendición de cuentas con oportunidad a periodistas de hacer preguntas o cuestionamientos directos sobre temas polémicos directamente al mandatario o si es o puede ser un poco de ambas cosas, ha estado presente desde que esta estrategia de comunicación directa de López Obrador inició.

El presidente no la inauguró en 2018, cuando fue electo para esta administración federal, sino desde sus tiempos como jefe de gobierno del entonces Distrito Federal entre el año 2000 y 2006, cuando incluso más temprano, a partir las 6 am en la sede del gobierno capitalino, respondía preguntas de los representantes de medios y ahí daba a conocer información que consideraba relevante, pero no había entonces transmisión íntegra porque las redes sociales apenas iniciaban su despliegue, entonces cada reportero o medio retomaba los fragmentos que les parecían periodísticamente destacados o los que sus empresas decidían difundir como parte de líneas editoriales diversas, tiempos en los que las redes sociales (o sociodigitales) no tenían el impacto de hoy y la agenda de medios tradicionales tenía lógicas más cerradas. Era común ver o escuchar en noticiarios de radio y televisión matutinos la secuencia de temas de lo que se publicaba en diarios nacionales (información del día previo), luego eso se retomaba en noticiarios vespertinos donde abundaba también la misma agenda de los diarios, pero sumada a lo que se había informado en los primeros cortes de la mañana.

De ahí que dar información muy temprano redituaba en colocar, al menos parcialmente, asuntos en la agenda mediática, aunque no siempre de manera directa, sino a través de un filtro de valoración editorial de cada medio.

Un boletín a medio día era de poca utilidad en ese contexto, mientras que declaraciones espontáneas frente a preguntas de la prensa derivaba con frecuencia ocupar espacios amplios, ocho columnas, subir asuntos a las agendas informativas. El ejercicio dio buen resultado al entonces jefe de gobierno en términos de comunicación.

En 2007 una reforma electoral dispuso en el artículo 134 constitucional que la publicidad gubernamental debía ser imparcial y nunca personalizada. Previo a los comicios 2006, gobernadores de una entidad con aspiraciones a candidaturas nacionales, difundían espots en todo el país y no solo en su entidad con campañas “institucionales” donde ellos eran protagonistas y promovían su imagen.

Esa práctica desnivelaba la oportunidad para que fuera en campaña donde posicionaran su imagen en equidad con el resto de candidaturas y con topes de gasto establecidos. Usar la publicidad como promoción personalizada para políticos con cargos públicos locales o federales, sobre todo cuando tenían una aspiración a competir por cargos electivos terminando ese encargo, era vía frecuente para posicionar su imagen con fin electoral desde el presupuesto etiquetado para campañas institucionales de sus gobiernos y no solo con lo que después tendrían en sus partidos postulantes durante campaña.

Eso generaba que una imagen estuviese en todos los medios y las de las otras candidaturas no, porque no estaban en servicio público.

En la elección presidencial de 2006, también se difundían anuncios desde el entonces gobierno de Vicente Fox en donde se afirmaba que “si seguimos por este camino, México será mejor”, en claro llamado, en el contexto de elecciones, a que se siguiera votando por continuidad del partido que gobernaba.

Se pusieron entonces dos candados constitucionales al término de la contienda, por un lado, que ningún anuncio (propaganda) de gobiernos tuviera la imagen de servidores públicos, tanto en espots como “en cualquier modalidad de comunicación social”. El otro candado fue la regla general para que recursos públicos de cualquier institución pública no se ejerzan con “fines electorales”.

Los criterios para interpretar esa regla han sido muchos en el modelo electoral. Los primeros años de implementación de la reforma electoral hubo debates jurisdiccionales y quejas de partidos incluso porque se consideraba que el directorio institucional que está en las páginas de internet de todos los entes públicos por mandato de la legislación en materia de transparencia, como se pagaba con recursos
públicos, debía considerarse modalidad de comunicación y entonces eliminarse de los sitios oficiales, porque como tenían el nombre y la imagen de funcionarios era propaganda personalizada.

La complejidad de asumir que la restricción de promoción personalizada no debía entenderse solo como candado para el pago de campañas y espots con imagen de gobernantes fue generando sentencias y criterios que ampliaron la interpretación.

Por ejemplo, hoy finalmente ha quedado claro que no está prohibido poner la foto de funcionarios y su currículum en las páginas de internet, pero sí puede considerarse prohibido (promoción personalizada) que ese currículum estuviera claramente redactado para enaltecer a presidentes municipales u otros funcionarios con frases como “es un líder inigualable comprometido con entidad”.

Lo mismo ocurrió con las conferencias de prensa. Si se consideraran promoción personalizada sencillamente no podrían no siquiera poner el nombre del presidente o de un gobernador, pero si esa actividad tiene sistemáticamente en tiempo electoral una estrategia de promoción en favor de un partido puede incurrir en uso parcial de recursos públicos, no en “propaganda personalizada”.

Las confusiones y sentencias contradictorias siguen generando tensiones al respecto, pero con el llamado plan B, se reformó la Ley General de Comunicación Social para que solo se considere propaganda gubernamental la relacionada con campañas y no las opiniones o posturas de gobernantes en el marco de conferencias de prensa o en respuestas a periodistas.

Por eso hoy al inicio de cada mañanera, se incluye un cintillo en donde se lee: “Esta señal es de carácter pública y libre disposición para fines meramente informativos en estricto cumplimiento a lo dispuesto por los artículos 6° y 7° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en relación con el artículo 4, fracción VIII Bis, segundo párrafo de la Ley General de Comunicación Social, el cual prevé que “No constituyen propaganda gubernamental las manifestaciones de las personas servidoras públicas que realicen en ejercicio de su libertad de expresión y en el ejercicio de sus funciones públicas…”.

Acorde al sitio, la palabra “elecciones” ha estado presente en diversos contextos, en 568 mañaneras del presidente, pero con 1 mil 657 menciones en ese universo. El primer resultado que arroja esa búsqueda es la conferencia del 28 de abril pasado, donde López Obrador no se refiere en específico a una votación en puerta, dice “al pueblo no se le daba nada, sólo volteaban a ver al pueblo cuando habían elecciones”, una opinión como muchas, aunque también se encuentran expresiones que sí se han hecho en contextos electorales y detonado quejas partidistas invocando la disposición constitucional que pide imparcialidad política en el uso de recursos públicos, como la que el 21 de abril, donde el sitio registra que el presidente dijo “espero que en junio, que van a ser las elecciones del año próximo, la gente defienda la transformación”.

En febrero de 2022, el diputado opositor del Partido Acción Nacional, Jorge Romero, dijo que propondría, como parte de una Reforma Electoral, prohibir conferencias mañaneras del presidente cuando hubiera contexto de elecciones. No avanzó esa propuesta y cuando estaba por terminar ese año (diciembre de 2022), se cumplían ya las primeras 1000 conferencias matutinas. A ese ritmo el sexenio acumulará al menos otras 500 antes de concluir.

Con perspectiva diametralmente distinta, en agosto de 2022 el diputado morenista Manuel Alejandro Robles Gómez Morena, impulsó una iniciativa para hacer la conferencia de prensa de cualquier presidente obligación de ley. Pedía para ello, incluso, que se ajustara el artículo 90 de la Constitución para que fueran obligatorias como exigencia de “rendición de cuentas y transparencia de la persona titular del Ejecutivo Federal”.

No prosperó esa iniciativa, pero el argumento del diputado era que “titulares de las dependencias de la Administración Pública Centralizada Federal, al ser llamados a responder los cuestionamientos que plantean periodistas, demuestran el talante democrático, de apertura y de rendición de cuentas (…) “La mañanera será un ejercicio de rendición de cuentas obligado para toda persona que ejerza la Presidencia de la República”.

Coincidió con la llegada de Amlopedia, que apuesta por nutrirse de las conferencias presidenciales para abonar al análisis o discusión sobre sus contenidos, el planteamiento de la politóloga Denise Dresser quien declaró en el noticiario de Carmen Aristegui, cuando abril empezaba, que las mañaneras debería “desaparecer” como camino a la “reconciliación”.

Pocas veces el presidente deja de atender las mañaneras y el espacio es referente no solo para difundir la agenda temática que el gobierno considera relevante, también ha sido una tribuna para que López Obrador sea cuestionado por sus críticos.

Es cierto que en muchas veces “periodistas” toman la palabra y en lugar de hacer preguntas colman de elogios y adulación al mandatario, pero también varios que hacen cuestionamientos en vivo. La propia Dresser acudió en enero de 2020 a la conferencia mañanera y lanzó varias críticas cara a cara con el presidente López Obrador. Tuvieron un intercambio álgido, pero hubo respuesta a los temas que ella
llevó, entre otros, la reforma judicial que impulsaba en la Fiscalía General.

Las preguntas y argumentos sin edición se transmitieron en vivo. Mucho se puede discutir sobre el contenido de las mañaneras. Amlopedia es una fuente que abona en esa ruta. Nadie duda de que se trata de un instrumento de comunicación donde el gobierno fija postura, pero no basta la incomodidad que generar escuchar elogios empalagosos de “periodistas” que gastan sus preguntas en adulación, la agenda mediática depende del periodismo y ahí en las mañaneras hay información para construir “nota”, datos para informar o alertar a la población de decisiones adecuadas o cuestionables.

Ni spots de gobierno ni mañaneras deben usarse con fines electorales o como medio para defenestrar a periodistas, pero una cosa es la crítica a contenidos y otra pedir que desaparezcan todos, una cosa es cuestionar la adulación en preguntas de “periodistas” y otra que se cancele un espacio donde los presidentes reaccionen a cuestionamientos de otras y otros periodistas que no adulan, que hacen preguntas incómodas y en algunos casos, cuestionan y hasta debaten sobre temas que deciden en libertad, sería un error acabar con ese espacio, es mejor que cada periodista lo aproveche para informar.

Los registros de las conferencias han dejado una radiografía del sexenio que no estaría disponible si no existiera el espacio. Sus contenidos buenos y malos deben seguir disponibles para consulta y Amlopedia, que ha llegado apenas, ayudará a sistematizar en libertad editorial cómo se han comportado los temas en esa tribuna diaria de Palacio Nacional.

*Periodista @lmcarriedo

13 de mayo de 2023