Las novelas de Vicente Huidobro
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Las novelas de Vicente Huidobro

Narrativa                                                                     

Kristian Antonio Cerino*

Tres inmensas novelas. México, Laberinto ediciones / UJAT, 2018, 138 pp.

En realidad no son Tres inmensas novelas sino cinco obras narrativas que Vicente Huidobro, poeta chileno, publicó en 1935. Las tres primeras “novelas” -composiciones breves- las escribió con Hans Arp, y como el libro era pequeño en número de páginas para el editor, Huidobro redactó otras dos que adjuntó al manuscrito. El proceso de escritura, entre Hans y Huidobro, comenzó en 1931. Cuatro años después el libro Tres inmensas novelas fue impreso.

En una carta que escribió Huidobro para su amigo Arp (Palma de Mallorca, 1932), dice: “Aprovechando mi estada en Barcelona, camino de Mallorca, en donde voy a pasar mis vacaciones, llevé a un editor nuestras Tres novelas ejemplares. El editor las encontró cortas para hacer un libro y me he visto obligado a escribir yo otras dos más. Estas dos, que he titulado Dos ejemplares de novela, te las dedicaré a ti en recuerdo de aquellas vacaciones que pasamos juntos en Arcachón (Francia) y de esas noches cuando a la hora de la sobremesa nos entreteníamos en escribir juntos las tres novelas tan ejemplares que encabezan este libro (Huidobro 37)

Algunos lectores que comienzan a leer aún la obra poética de Huidobro se han sorprendido no porque el chileno haya escrito narrativa, sino por el hecho de publicar una obra conjunta, es decir, a cuatro manos, con Hans Arp (1887-1966), escultor, poeta y pintor francoalemán. ¿Puede un poeta como Huidobro descender del pedestal, encontrar coincidencias con otro poeta y escribir narrativa?

“Siempre creí imposible -sostiene Huidobro en la carta- escribir un libro en colaboración con alguien y poder acordar mis instrumentos con los de otro. Contigo la cosa marchó tan bien, que no me lo puedo explicar sino por cierta confraternidad espiritual que es seguramente la razón por la cual nuestra amistad ha sido siempre sólida y sin manchas”.

Con el mismo título de Tres inmensas novelas se publicó y se distribuyó en México a fines de 2018. La obra, con los sellos de Laberinto ediciones y la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, UJAT, pronto comenzó a comentarse.

Grosso modo, son cinco “novelas” en Tres inmensas novelas; un libro que se divide en dos partes: Tres novelas ejemplares (Huidobro-Arp) que incluye: “Salvad vuestros ojos” (novela posthistórica), “El jardín del castillo de media noche” (novela policial) y “La cigüeña encadenada” (novela patriótica y alsaciana). Y Dos ejemplares de novela que contiene “El gato con botas y Simbad el Marino o Badsim el marrano” (novela póstuma) y “La misión del gánster o la lámpara maravillosa” (novela oriental).

Pese a la complejidad en algunos textos, el lector percibirá -en el relato- no solamente el estilo irónico de la obra sino la dosis de humor que se mantiene en la narración: “muchos dirán al leer estas páginas que nosotros sólo sabemos reír. Ignoran lo que la risa significa, ignoran la potencia de evasión que hay en ella. Además, creen que un poeta no puede presentar varios aspectos; tienen el alma monocorde y juzgan a los demás como son ellos” (Huidobro 38)

Cada “novela” en Tres inmensas novelas resulta ser una apuesta literaria por montar una crítica a las convenciones sociales. Cada relato breve es una rebeldía que aspira a una vida errante, a una vida que busca hospedarse en las márgenes; lejos de las normativas. Pero ¿en verdad son “novelas” los relatos -que pueden leerse como cuentos- de Huidobro y Arp?

Mauricio Ostria, citado en el libro, cree que estamos frente a “un repertorio de subgéneros novelescos (recordemos que también las novelas ejemplares cervantinas exploran distintas formas del novelar de su tiempo), que son, sucesivamente, objetos de parodia: la novela de anticipación, la novela policial, la novela histórica, la novela política, la novela de aventuras gansteriles” (11)

La obra recién editada, con prólogo de Juan Armando Epple, es una oportunidad para volver los ojos de lector a la obra narrativa de Huidobro (1893-1948). Epple subraya que Huidobro “se destacó tempranamente por sus propuestas subversivas de los cánones de la poesía, la novela e incluso el teatro”, para preguntarse: “¿cómo pudo haber ignorado el cuento, el más tradicional de los géneros, y objeto de atención especial en la prosa modernista que él conocía muy bien?”. Sin embargo, y lo reitero: estos relatos breves del chileno, a los que él llamó “novelas”, se pueden leer como cuentos y no creo que esta aseveración reste calidad literaria a los textos.

El prologuista, basándose en una línea del tiempo, se traslada a los primeros años de creación de Huidobro. Recuerda su libro Pasando y pasando (1914), una colección de escritos misceláneos; obra que fue retirada por decisión familiar al publicarse ahí un texto autobiográfico (“Yo”), una apostasía de las ideas cristianas y de la educación jesuita.

Esos escritos, dice Epple, “ya muestran la postura autoafirmativa y la mordacidad crítica que van a caracterizarlo polémicamente”. Esto, permite a la distancia, darles un valor biográfico a sus escritos, o a éste en particular. De acuerdo con Epple, la narrativa breve de Huidobro es “una dimensión más de su proceso de consolidación de una poética particular” y es también “la disposición burlesca y transgresora de sus temas (que) es la misma que caracteriza a ese poeta explorador que él mismo definió en su `Manifiesto tal vez´”.

En Tres novelas ejemplares el lector estará frente a la creación de otro mundo; de hombres y mujeres híbridos; de unos ojos misteriosos que testifican las acciones de los personajes a raíz de un crimen; de un dialogo entre personajes, uno de los cuales emerge de un cuadro baleado en las márgenes del río. A lo largo de las tramas se leerá los nombres o apellidos de Vicente Huidobro y Hans Arp, evocados como personajes incidentales o simplemente mencionados por el o los narradores.

En “El gato con botas y Simbad el Marino o Badsim el marrano”, el narrador cuenta la historia de Oratonia, un lugar ficticio en donde los oradores pululan aquí y allá. Uno de los oradores sobresale del resto: por el hecho de que al parlotear ininterrumpidamente genera electricidad: da luz a las casas y hace que el tranvía pueda desplazarse. Para garantizar que la energía nunca falle se han hecho grabar mil discos con su voz. También en Oratonia coexisten tres partidos políticos: a los que les tiembla la mano izquierda, a los que les tiembla la mano derecha y a los que les tiemblan ambas piernas… Estos partidos habrán de conspirar unos con otros (entre crímenes y guerras) con el propósito de asumir el poder dictatorial de Oratonia, en cuyo lugar imaginario veneran a las moscas.

Un dictador emergerá en el relato para gobernar y, además, para hablar en el funeral del “orador eléctrico”, asesinado recientemente. Sintiéndose un orador especial, el dictador citará hechos de la historia de manera equívoca, aun así, provocará emoción y envidia entre el público. Solo el lector hallará los errores del dictador cuando dice: “¡Con qué colorido su palabra mágica -la del orador eléctrico- sabía pintarnos la batalla de Lepanto, en donde Shakespeare perdió un brazo!”

En “La misión del gánster o la lámpara maravillosa” todo se desarrolla en la ciudad de Peterunia. Una urbe que sufre una metamorfosis de “ultramoderna” a ultraviolenta. Es un entramado de asaltos. El primer asaltante es el “Aladino” o John Chicago. Luego los asaltados asaltarán como Aladino. Los pobres asaltan a los ricos y éstos se hacen gánsteres para continuar con la cadena de asaltos. Una mujer debe asaltar porque ha quedado en la ruina al ser asaltada. Un grupo asalta a los académicos para robarles sus proyectos y sus problemas; a su vez los doctores del conocimiento abandonan sus foros para ir en la búsqueda de lo robado, pero haciéndose también asaltantes. Los habitantes más reacios quieren mantenerse dentro de la ley, aunque al final se sumarán a la moda de ser asaltante. Ahora, ¿quién será asaltado si todos son asaltantes?

En las “novelas” de Tres inmensas novelas, Huidobro y Arp siempre están apelando al lector con esta idea de involucrarlos directamente. Por ejemplo: “Como el lector debe haber comprendido”, (58) “Como el lector se habrá percatado” (96) … Entre líneas se lee Tres inmensas novelas como una obra más extensa de lo que se ve a simple vista. Su valor está en la relectura y en la búsqueda de lo que hay en su interior.

*Kristian Antonio Cerino es académico y periodista. Hizo estudios de Comunicación y Docencia en la UJAT. Actualmente estudia Literatura Hispanoamericana en el IIL-L, UV. E-mail: [email protected]

4 de septiembre de 2020