Los sucesores de AMLO deben conservar la incuestionabilidad moral del presidente: Alejandro Favela Gavia
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Los sucesores de AMLO deben conservar la incuestionabilidad moral del presidente: Alejandro Favela Gavia

El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador finaliza su tercer año con altísimos promedios de aprobación nacional e internacional, y eso se debe a que “ha respondido satisfactoriamente a las tareas de gobierno”, como el combate a la pandemia y a la corrupción; apoyo a los pobres, y el desarrollo de las grandes obras de infraestructura, asegura el catedrático e investigador de la UAM-Iztapalapa, Alejandro Favela Gavia.

En opinión del politólogo, López Obrador ha realizado una labor de política digna, sin servilismo ante Estados Unidos. Además, logró “el desmantelamiento de la oposición política y amplió su base social de apoyo”. Advierte, sin embargo, que “el neoliberalismo no está derrotado”; que el mandatario “no debería caer en el error de ser el jefe máximo”; que con el PAN “no tiene nada que negociar”; y que “una prensa aplaudidora no le sirve a nadie”.

Carlos Padilla Ríos

-A tres años de la llegada a la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador, se tendrían que realizar distintos tipos de balance, social, económico y  político. ¿Qué podría comentar algo acerca de estos  temas?

-Antes de realizar cualquier balance o intento del mismo, es necesario recordar las razones que llevaron a Andrés Manuel López Obrador a ser presidente de la República.En primer término, habría que anotar el hartazgo que una buena parte de la población tenía ya en contra de los gobiernos neoliberales, lo cual era evidente en las encuestas que se realizaban, antes de la elección de 2018.

López Obrador obtuvo un amplio respaldo en los comicios, producto tanto de los votantes de anteriores procesos electorales, como de aquellos que vieron en su candidatura, la posibilidad de un giro en la política nacional distinta, a la establecida desde la época de Carlos Salinas de Gortari. En tercer término es necesario indicar que la prensa y los medios electrónicos de comunicación hurgaron puntos débiles en la propia persona de Andrés Manuel y no los encontraron, lo cual le daba a los electores una cierta garantía sobre la probidad del político tabasqueño.

Hay que recordar que AMLO prometió combatir la corrupción -como objetivo central de su gobierno-, así como trabajar por mejorar la economía de los pobres. Estos dos objetivos centrales deben ser entonces el núcleo sobre el cual debe hacerse dicho balance.

El primer objetivo era ya no permitir la impunidad y así acabar con la corrupción de 2018 en adelante, sin embargo, la población insistió en que no era posible hacer una tabla rasa del pasado y reclamaba sangre. Es evidente que no se puede evitar la corrupción con un decreto, sobre todo cuando ésta ha sido una de las motivaciones básicas de los políticos mexicanos, desde que éramos colonia de Nueva España. Lo que sí es posible hacer es ya no prohijar la impunidad y eso se ha hecho hasta la fecha de manera importante. Puede haber pequeños actos de corrupción, pero cada vez que éstos se han ventilado, el resultado ha sido no encubrir y sí perseguir y castigar.

En los casos de las corruptelas del pasado, hasta el momento son tres los más significativos. Lo de la planta de Nitrogenados, ya resuelto; la Estafa Maestra, con la víctima propiciatoria en prisión preventiva; y lo de Emilio Lozoya todavía en curso.

Respecto a lo de “primero los pobres”, están por un lado la política de subsidios muy amplios y (el combate) la pandemia. Los subsidios han fluido y su monto se ha incrementado. Junto a éstos hay que anotar el aumento en las remesas que llegan de los mexicanos en Estados Unidos. Estos dos aspectos han contribuido enormemente a que la crisis generada por la pandemia no sea tan catastrófica, como pudo haberlo sido en condiciones de neoliberalismo rampante. A esto hay que agregar que las finanzas públicas están sanas y no se ha incrementado la deuda externa, ni la interna.

Últimamente hay un fenómeno inflacionario que es necesario vigilar y atacar, pero que corresponde a un fenómeno mundial. Ha habido acuerdos con los grandes capitanes de la economía nacional y en ese sentido la cosa marcha sin grandes problemas. El desempleo del año 2020 ya se revirtió y hay buenas condiciones para un crecimiento sano del mismo.

Hay que señalar de manera destacada que en materia laboral se logró suprimir el outsourcing y esto fue aceptado -no sin arduas negociaciones-, por los empresarios. En materia política hay dos cuestiones a destacar, el desmantelamiento de la oposición política, como fuerzas contendientes, y la ampliación de la base de apoyo social a las políticas del presidente López Obrador.

-Al inicio de su gobierno, el presidente propuso cumplir cien compromisos, de los cuales aseguró en septiembre pasado, haber cumplido 98. Dijo que sólo le faltaban el caso Ayotzinapa y la descentralización de las secretarías de Estado. ¿Qué tan representativos son esos compromisos ante las urgencias nacionales?

-Lo de la descentralización de las secretarías de Estado es una idea que no tiene viabilidad. Ello implicaría el traslado de millones de familias a otras localidades, con altos costos por esos traslados y sin mayor beneficio para el público. La pandemia nos ha enseñado, en cambio, que es necesario agilizar la tramitología e incorporar los medios informáticos al servicio público. Internet es mucho más eficiente que los traslados físicos.

Ayotzinapa mereció la creación de una subsecretaría en la Secretaría de Gobernación. Como tal, no es un asunto resuelto, pero va bien encaminado por Alejandro Encinas, el cual además se ha hecho cargo de un tema muy sensible pues, lamentablemente, Ayotzinapa no es el único caso con esas características.

-Ocurre que a los tres años de gobierno, la aceptación o respaldo para los presidentes comienza a decaer, pero con López Obrador sucede lo contrario. Además, también es reconocido en el extranjero, lo que no sucedió con Enrique Peña Nieto ni Felipe Calderón. Habría que recordar que ni Peña ni Calderón enfrentaron una crisis económica producto de la pandemia de COVID-19.

-En mi opinión, lo que sucede con el presidente López Obrador es que en la medida que ha respondido satisfactoriamente a las tareas de gobierno, a él encomendadas, el pueblo, -que suele ser generoso-, lo sigue apoyando. Simplemente el combate a la pandemia le ha ganado un apoyo inconmensurable, pero además, ha puesto en su lugar a “la mafia del poder”, ya no deja que siga operando con total impunidad, está realizando obras públicas bien publicitadas.

A eso se añade que ha realizado una labor de política internacional digna, sin servilismo ante Estados Unidos, pero efectiva, lo cual le ha granjeado el apoyo internacional. Sin tanto escándalo como se hacía anteriormente, se renegoció el T-MEC, con buenos resultados para la planta productiva nacional y por tanto para los inversores y trabajadores mexicanos. Todo ello le ha significado reconocimiento nacional y mayor apoyo para él, a su política y su partido político.

-Una parte de las clases medias ilustradas se resiste a admitir que en esos tres años de administración, el mandatario abrió varios campos para el debate: los medios de comunicación; la corrupción; las clases medias conservadoras; la autocomplacencia de las universidades; la defensa de los recursos naturales; la austeridad como política pública; la defensa de la soberanía nacional; apoyo gubernamental a los más pobres; el combate a los privilegios de grupos. Usted observa esa reticencia entre la clase media o son irrelevantes esos temas y por lo tanto no habría que considerarlos.

-Más que clases medias ilustradas, yo me referiría a clases medias conservadoras. En la época de Benito Juárez hubo reacción, llamaron a los franceses. En la Revolución se aliaron con Victoriano Huerta y con la embajada gringa; con Lázaro Cárdenas formaron el Partido Acción Nacional y buscaron la cercanía con Adolfo Hitler. Esas clases conservadoras obviamente son minoría, porque siempre han sido privilegiadas y han pretendido conservar privilegios que el país en determinadas circunstancias les ha negado. No son fenómenos circunstanciales ni de poca monta, pues siempre han logrado regresar e imponer sus nuevas condiciones. Despreciarlos ahora sería tanto como cantar victoria contra el neoliberalismo, y eso sería un error gravísimo. Pensemos en Brasil y su actual presidente Jair Bolsonaro, o en Argentina y el expresidente Mauricio Macri. En Brasil, parece que volverá Lula y en Argentina ahora está Alberto Fernández. Bolivia es otro ejemplo. El neoliberalismo no está derrotado de ninguna manera.

Eso mismo podría decirse de la opción nacionalista en México, durante tantas décadas subordinada a la política neoliberal imperante. Son opciones políticas que están en la palestra y que van a seguir estando en juego. El hecho de que en la actualidad esa opción política esté absolutamente desgastada en cuanto a personajes u organizaciones, no significa que no va a resurgir en algún momento.

Piénsese que en Argentina y Brasil fueron el Poder Judicial y los medios de comunicación masiva los que construyeron la oposición neoliberal nuevamente. Acá esos medios están intactos y el Poder Judicial, hasta el momento, no ha sido altamente modificado. Claro está que la Unidad de Inteligencia Financiera ha sido de gran utilidad para controlar la corrupción de los jueces, pero los medios electrónicos y la prensa gozan de libertad. No fue El Imparcial el que derrocó a Francisco I. Madero, el cuartelazo de la Ciudadela lo realizó Victoriano Huerta, pero el periódico había sensibilizado a la población ridiculizando a Don Panchito. La labor del Reforma o El Universal hasta ahora solamente ha servido para darle respiro a esas clases medias conservadoras. Pero siempre hay que tener un ojo avizor de qué hacen esos conservadores y sus dirigentes,  abiertos o encubiertos.

-Esta administración federal creó la Guardia Nacional con efectivos militares; a la Marina se le entregó la administración de las aduanas; al Ejército la administración del aeropuerto Felipe Ángeles. ¿Eso significa que se está militarizando al país, como acusa la oposición, o son medidas sexenales que se pueden revertir?

-Carezco de la información para poder sustentar una opinión al respecto. Por otro lado, no creo que sea parte de una militarización del país. Quiero suponer que son medidas transitorias.

-El gobierno lopez-obradorista rompió con el viejo contubernio prensa-poder que dominó desde Miguel Alemán hasta Peña Nieto. Se redujeron las partidas presupuestales de publicidad gubernamental para las empresas periodísticas y se eliminó la entrega de dinero a líderes de opinión, cercanos al conservadurismo. El presidente rinde cuentas todos los días en las conferencias matutinas, y los reporteros pueden preguntar lo que quieran. Eso rompió el paradigma del arreglo presidencial con los medios, ¡eso es una revolución!

-En este punto yo les recomiendo a mis jóvenes estudiantes la lectura de la novela de Enrique Serna El vendedor de silencio, que es la versión novelada de un mafioso del periodismo como fue Carlos Denegri. Podríamos poner otros nombres en lugar de Denegri, Jacobo Zabludovsky, Joaquín López-Dóriga, etcétera. La lista de periodistas que se han beneficiado del contubernio políticos-prensa es inmensamente rica en nombres. Parte de ella fue expuesta en fechas recientes. Esa perversión data al menos de Porfirio Díaz y ha cubierto con su manto de corruptelas más de cien años. Es sano políticamente que la prensa haga su trabajo de difundir lo que está mal y de señalar lo que a su juicio no se está haciendo bien. Una prensa aplaudidora no le sirve a nadie.

-Se avecina una batalla política en el Congreso para aprobar la ley en materia energética que otorgaría mayor participación a la Comisión Federal de Electricidad en la producción de energía en el país, reforma que incluye el dominio de la nación sobre el litio. ¿Qué escenario vislumbra usted?

-Hacer modificaciones legales que no pretendan modificar la Constitución tiene vía libre, ya que la 4T tiene los votos suficientes para sacar esos proyectos adelante. Tocar la Constitución requiere el concurso del Partido Revolucionario Institucional a favor de la 4T. Si el PRI se desmarcara del PAN y se sumara a la 4T, como organismo político independiente, estaría firmando su propia acta de defunción. Por el contrario, si se mantiene aliado con el PAN, estaría firmando su acta de defunción también, pues mostraría que es dependiente de su socio mayor, que de por sí es minoritario.

Esta reforma energética en realidad pone en un camino sin retorno al PRI y va a dejar en claro la polarización PAN-Morena, que es el escenario que ha manejado López Obrador desde hace años. Los conservadores, la mafia del poder frente a nosotros, las fuerzas progresistas, nacionalistas y populares.

-¿Qué es lo que no ha hecho bien la 4T en materia de política pública?

-Ha sido fiel a su propuesta y hay congruencia entre lo que se promovió que se iba a hacer y se ha hecho. Se defendió la economía popular, y se devolvió la relevancia al Estado como rector de la orientación nacional, dejando al margen y de manera subordinada al mercado. Se ha evitado grandes encontronazos con los empresarios y con el gobierno de Estados Unidos. Me cuesta trabajo encontrar qué elementos se han trabajado mal. Creo que en este rubro entra la disputa con las feministas, a las cuales López Obrador no las entiende, ni sabe qué quieren. Los ecologistas son otro sector que no sabe bien a bien cómo tratarlos. La velocidad de los cambios podría ser otra limitante.

-La oposición ha pedido dialogar con el gobierno federal, y éste respondió positivamente. ¿Qué espera de ese diálogo entre polos opuestos?

-Dialogar con la oposición sin hacer concesiones llevará a la ruptura de las negociaciones. López Obrador no tiene necesidad de negociar con la oposición, salvo que estuviera dispuesta a modificar la Constitución a favor de la Reforma Energética. Este podría ser un punto para tratar, el PRI, de salvar su independencia. Con el PAN, que es quien pidió el diálogo, no tiene nada que negociar. No los necesita y no hay temas de concertación posibles.

-¿Hacia dónde debe dirigir sus esfuerzos la 4T en los restantes tres años de gobierno?

-Me parece que la tarea fundamental del gobierno de la 4T es consolidar su proyecto político. AMLO es un líder carismático que encarna a Morena, a la 4T y a todo el proyecto nacionalista del país. Pero, AMLO no debería caer en el error de ser el jefe máximo, a lo Plutarco Elías Calles. Ni tampoco el padre ausente a lo Lázaro Cárdenas. Creo que tenemos dos ejemplos recientes en América Latina que bien vale tener en mente. Uno es Lula, el otro es José Mujica. La 4T cuenta con tres años aún para consolidar su proyecto, pero tiene también que preparar los relevos de dirección. Afortunadamente cuenta con dirigentes políticos de importancia y que le pueden dar ese sentido de futuro que tanto necesita el país.

La incuestionabilidad moral de AMLO es una herencia que Morena necesita conservar y reproducir en los años venideros. Esa característica es la que le ha permitido una larga vida en el escenario nacional. Sus sucesores deben contar con ese pasado impoluto para poder seguir haciendo que Morena sea un partido político y no solamente un movimiento personalizado en AMLO.

26 de enero de 2022