Maria Ressa, la periodista que defiende la verdad en las redes sociales
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Maria Ressa, la periodista que defiende la verdad en las redes sociales

Antes de 2016, cuando Rodrigo Duterte fue electo presidente de Filipinas y comenzó una guerra contra las drogas, marcada por asesinatos y el desprecio a los derechos humanos, la periodista Maria Ressa y su equipo de reporteros de rappler.com encendieron las alarmas para advertir al mundo que las redes sociales, en particular Facebook, estaban haciendo retroceder la democracia en ese país, al permitir la difusión de noticias falsas y la desinformación en favor del entonces candidato presidencial.

Anayeli García Martínez

Este año Maria Ressa se convirtió en la primera periodista en recibir el Nobel de La Paz desde 1936, cuando se entregó al periodista alemán Carl von Ossietzky, quien no pudo recibirlo porque fue prisionero hasta su muerte. A diferencia de él, Ressa consiguió autorización para asistir a la ceremonia en Oslo, Noruega, gracias a que la Corte de Apelaciones de Filipinas le autorizó salir del país a pesar de que en 2020 fue sentenciada por el delito de difamación.

Este 10 de diciembre de 2021, al recibir el Nobel, junto con el ruso Dmitri Muratov, y cinco años después del primer llamado de atención que lanzó sobre las consecuencias de las noticias falsas, Ressa volvió al tema y señaló que la tecnología y las redes sociales, con su poder divino, han permitido que el virus de la mentira nos infecte, sacando a relucir nuestros miedos y odios y preparando el escenario para el surgimiento de autoritarios y dictadores a escala global. “Nuestra mayor necesidad hoy es transformar ese odio y violencia, el lado tóxico que corre a través de nuestro ecosistema de información”, dijo.

En su discurso expuso que el odio en las redes sociales no se queda en el espacio digital porque se trata de violencia real y, como lo ha dicho en otras ocasiones, aseguró que las mentiras en redes sociales son una amenaza para las elecciones y por tanto para las democracias. Las mentiras, mezcladas con ira y odio, se difunden más rápido y más lejos en las redes sociales en comparación con los hechos reales. Una de las razones es que los hechos resultan aburridos en las redes sociales, pero al recibir el reconocimiento la periodista alertó: “sin hechos no se puede tener verdad, sin verdad no hay confianza, sin confianza no hay realidad compartida y no hay democracia”.

Violencia de arriba hacia abajo

Hasta hace cinco años Ressa era periodista de televisión. Fue directora de la oficina de CNN en Manila y Yakarta, en Indonesia, y trabajó para la cadena CBS de Filipinas, pero a finales de 2011 observó que el entorno digital ofrecía diversas oportunidades, así que convocó a tres colegas —todas mujeres mayores de 40 años de edad, pero con amplia experiencia en medios importantes— para crear un medio digital que aprovechara la tecnología de los teléfonos móviles para difundir noticias.

El nuevo equipo decidió desechar sus viejas ideas sobre periodismo, aceptar la incertidumbre de la tecnología y aventurarse a informar desde su nuevo medio, rappler.com. Inició el nuevo proyecto en Facebook y reclutó un grupo de nativos digitales a través de Twitter para sumar sus conocimientos en tecnologías. Para 2021 este medio ya cuenta con alrededor de 100 colaboradores, de 23 años de edad en promedio y 63 por ciento son mujeres.

A lo largo de esta aventura en un medio en línea que se desarrolló durante el periodo presidencial de Duterte, Ressa notó que la narrativa de violencia contra la prensa “viene de arriba hacia abajo”, así lo ha explicado en diferentes conferencias desde 2020, cuando se estrenó A Thousand Cuts, un documental dirigido por Ramona Diaz, donde se expone el trabajo de la periodista y su equipo frente a las políticas represoras de Duterte. Esta narrativa se refiere al discurso sembrada por el Estado para decir que el periodismo es criminal y que, en caso de la filipina, se tradujo en amenazas y denuncias penales en su contra.

Esta narrativa comenzó en 2016, a menos de un mes de que el político fuera investido presidente, cuando Duterte afirmó en una rueda de prensa: “sólo porque eres periodista no significa que estés exento de ser asesinado si eres un hijo de perra”. Con frases como ésta, pronunciadas por un mandatario, comienza el asesinato de la reputación de un periodista. En 2018 el discurso se convirtió en acciones concretas y Ressa enfrentó 11 denuncias en su contra. En 2019 fue arrestada dos veces en un periodo de cinco semanas, aunque pagó fianzas para quedar en libertad.

Esta narrativa presidencial, que parecía inofensiva, también se trasladó a las redes sociales, donde no hay contexto de la información. Este escenario permitió que cuando ella publicó una investigación donde evidenció que las cuentas falsas de Facebook creaban una realidad en las redes sociales, fuera atacada, primero por cuentas falsas y luego por personas reales que la acusaron de poner a Filipinas como blanco de ataques nucleares o le desearon que fuera violada o arrestada.

Para 2020, la narrativa en contra de la prensa consiguió que en el imaginario social de Filipinas “prensa” fuera igual a “criminal”. Además, ese año Maria Ressa fue declarada culpable por el delito de difamación, que se castiga con hasta seis años de prisión, pero también pagó una fianza para no pisar la cárcel. Al final de ese año fue notificada de una nueva orden arresto, esta vez por publicar en su cuenta de Twitter la captura de pantalla de una gráfica que apareció en un artículo publicado originalmente en otro periódico.

Retroceso para la democracia

El equipo de rappler.com investigó e informó sobre las cuentas falsas en Facebook que en 2016 divulgaban historias positivas sobre Duterte, entonces candidato a la presidencia y una vez que el político asumió el poder, Ressa desafió la impunidad del mandatario y del sistema de modificación de comportamiento impulsado por Facebook, al exponer cómo los políticos usaron las redes sociales para moldear la información y posicionarse en campañas políticas.

Incluso en 2019 Christopher Wylie, quien fue director de investigación de la consultora Cambridge Analytica, le explicó a la periodista que esta empresa probó sus técnicas y tecnología de cambio de comportamiento de las personas en Filipinas. Un año antes de hablar con Ressa, Wylie denunció públicamente que Cambridge Analytica compró datos personales de usuarios de Facebook en Estados Unidos para cambiar su comportamiento en el proceso electoral, lo que ayudó a que Donald Trump ganara la presidencia de Estados Unidos en 2017.

Sacrificio por la verdad

Ressa, quien en 2018 fue una de las personas nombradas “persona del año” por la revista Time, es una defensora de la libertad de expresión. En 2021 Filipinas estaba en el lugar 138 de la clasificación mundial de libertad de prensa de Reporteros sin Fronteras (RSF), pero –para la periodista– en 2009 el país se colocó como el más violento para la prensa, a escala global, en un contexto electoral porque ese año 32 periodistas y personas que los apoyaban en su trabajo (58 en total) fueron asesinados a plena luz del día.

De acuerdo con RSF, el 23 de noviembre de 2009, un grupo de reporteros acompañaban a partidarios de un político local, Esmael Mangudadatu, que viajaba en convoy para presentar su candidatura al cargo de gobernador provincial de Maguindanao, al sur de Filipinas. Su contrincante era Andal Ampatuan Jr, hijo del entonces gobernador. Alrededor de 100 hombres hicieron una emboscada y masacraron a las personas del convoy. Después, usaron una pala mecánica para enterrar los cuerpos en una fosa común.

A más de una década de ese suceso, los ataques contra la libertad de expresión continúan. En estos cinco años Duterte atacó a un periódico, un locutor y a ABS-CBN, la mayor cadena de televisión, que finalmente cerró en 2020 porque el Congreso le negó renovar su licencia. En este contexto, Ressa asegura que la atención para ella y su equipo ha sido necesaria para que sobrevivan y sostiene que aunque ser atacada es horrible, también es un privilegio porque demuestra que su investigación sobre la desinformación es buena y por eso en Oslo lanzó la pregunta “¿Qué estás dispuesto a sacrificar por la verdad?”.

20 de enero de 2022