#PeriodismoSOS: De la violencia en las calles al olvido en las redes
Periodismo

#PeriodismoSOS: De la violencia en las calles al olvido en las redes

Luis Josué Lugo 

Según la Unesco, en México existe el mismo peligro de ejercer el periodismo que en Afganistán. Desde el 2000 se ha quitado la vida a 111 periodistas. En este sentido, tan sólo en 2017, Artículo 19 ha documentado el asesinato de 11 periodistas. En el último caso, como relata el periodista Juan Vázquez (2017) para Animal Político, la única respuesta fue un tuit de la Procuraduría General del Estado de San Luis Potosí.

“Descartando, sin una investigación previa, la participación de agentes de la Policía Ministerial en los hechos.” 

Como respuesta, se creó la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE), pero en 7 años solamente se han emitido 3 sentencias condenatorias de las 800 averiguaciones previas hechas por la FEADLE. “Como referencia, en el mismo periodo (hasta junio de 2017) ARTICLE 19 ha documentado 2,296 agresiones”, según documenta Animal Político. 

Por ello, existió un interés por saber cómo esta situación se está expresando en redes sociales digitales; específicamente en Twitter, por ser, según varios especialistas como Dutton, la plataforma más utilizada para discutir temas políticos.  

En consecuencia, a continuación se presentan algunos de los resultados de una intervención participante (se creó un Hashtag para visibilizar la violencia a periodistas, y de este modo explorar los alcances que tal acción podía tener), junto a la metodología utilizada. 

Esto, con el fin no sólo de examinar dicho tema, sino para extender los alcances de la tecnopolítica, entendiendo por dicho término, la propagación de flujos informativos que visibilicen temas de interés público, con una visión social y crítica, a través de campañas auto organizadas por grupos de ciudadanos, a través de redes sociales digitales. 

Breve contexto para entender #PeriodismoSOS 

Se parte de un contexto en el cual, los ciudadanos pueden acceder a canales de información para propagar sus propias ideas, en el marco de lo que pensadores como Manuel Castells, reconocen como “sociedad red”. Esto, desde luego que no rompe con la concentración y centralización mediática que ha llegado a lo digital, pero abre una brecha para que las “multitudes conectadas” puedan generar acciones que se coloquen agendas públicas. 

Esto, fue reconocido por estudiosos como Giovani Sartori, como “opinión pública de borboteo”, en donde los ciudadanos pueden generar mensajes que posteriormente lleguen a grupos de referencia, líderes de opinión, y finalmente, decía el politólogo italiano, a élites económicas y políticas. 

Si se piensa en la dinámica de lo digital, esto es posible cuando al conformar un Hashtag (o en sociología, una esfera pública digital), diversos ciudadanos tienen la posibilidad de ir escalando posiciones en la pirámide de la opinión pública, de tal forma que, en algunos casos, se ocupen espacios en medios tradicionales, y en el mejor de los escenarios, sean tomados en cuenta por tomadores de decisiones. 

Esto, en un contexto de desafección política, en donde los jóvenes con capital democrático y hábitos de participación parecen tener disposición a participar; pero no dentro de la lógica de instituciones formales. Esto, se puede avizorar en los datos existentes sobre cultura cívica, la cual es baja, pues acorde al Instituto Nacional Electoral (INE), el abstencionismo político de los jóvenes supera el 40 por ciento en elecciones federales y resulta todavía mayor en elecciones locales. 

Por otro lado, esto contrasta con los resultados obtenidos en 2012 en la Encuesta Nacional sobre Cultura Política y Prácticas Ciudadanas 2012, en la cual se detectó que cerca del 70 por ciento de la población considera que la participación es indispensable para cambiar al sistema político. Quizá lo que podríamos hipotetizar es que, ante el desgaste institucional y el periodo de desafección política existente, se buscan otros espacios de expresión ciudadana, como podrían ser las esferas públicas digitales mediadas por plataformas. 

Metodología y resultados 

El estudio tuvo un método mixto, el cual tuvo como estrategia de indagación a la etnografía digital y como técnicas a la observación, entrevista y big data. En este sentido, según la metodóloga Hine, se entiende a la etnografía como un método de investigación que precisa de técnicas y permite la participación del investigador, para que de este modo obtenga un retrato multifacético de la realidad. 

Se partió de una investigación de carácter situada, en donde el investigador participa dentro del proyecto, sin que por ello se pierda el juicio crítico; y en cambio, se consiga una aproximación más profunda a las prácticas y significados de los jóvenes de estudio, mediante el software Flocker; por vía de la (Big Ethnographic Data, con la combinación de la experience research), participando mediante el Hashtag #PeriodismoSOS. 

Lo anterior, con el fin de posicionar mensajes que denuncien la violencia contra periodistas. Esto, con la ayuda de un grupo de estudiantes seleccionados intencionalmente. Además de que también se incluyeron dos entrevistas para sustentar o aclarar diversa información de la propia esfera digital. 

Finalmente, los resultados del trabajo etnográfico se interrelacionaron con la construcción teórica, para que a partir del método de análisis categorial (Bonilla, 2015), se obtuviera la información y categorías que dialogaron teórica y empíricamente. La intención, se vuelve a insistir, no fue brindar sólo un estudio académico, sino interrelacionar la esfera de la investigación, con el periodismo y el activismo, para desarrollar insights de cara a próximas intervenciones. 

Algunos resultados 

Indudablemente, lo que resultó significativo del estudio fue que existe poca visibilización de la violencia hacia periodistas por parte de las esferas públicas digitales a través de la difusión en Hashtags; no sólo a nivel de protesta ciudadana, sino incluso de organismos especializados en dicho tema, lo que deja de lado una posibilidad para generar más viralidad respecto a dicho tema.  

En este sentido, se notó que organizaciones especializadas en este tema, a pesar de lanzar campañas atractivas o mensajes clave importantes, generaron muy poca interacción. Incluso algunas ideas, como talleres respecto a la protección de periodistas, contaron con muy poca respuesta. 

Al tiempo que, se comprueba que muchas de las narrativas ocupadas por los jóvenes para participar, apelaron a imágenes no siempre de carácter político, sino con personajes que aparecen en memes, o lo que Rodríguez Cano denomina: “culturas políticas líquidas”, que tendrían posibilidad de activarse para una participación más estable a largo plazo.  

Por otro lado, probablemente la desafección política pueda ser entendida en el marco de instituciones formales, pero se abren oportunidades de participación, en por ejemplo campañas como la que se creó respecto a #PeriodismoSOS, en donde jóvenes mostraron su descontento de una forma creativa, lo que indudablemente, aún supone un trabajo para que estas demandas puedan ser consideradas en el marco de gobiernos abiertos y temas como la gobernanza. 

Así, Samantha (@zammieGc) quien figuró como una de las personas entrevistadas, mencionó que se siente alejada de la política porque hay mucha corrupción y por ello no participa. Aunque pesimista del panorama, reconoce que cuando un tema es muy cercano se activa en lo político: “cuando algo me llama la atención alzó la voz”. 

Por otro lado, las acciones conectivas de las que hablan Bennett y Segerberg, respecto a demandas que son impulsadas en el plano online, pero con una personalización en los mensajes, fueron evidentes; al tiempo que los jóvenes generaron sus propios marcos de sentido, considerando que en ello existe una necesidad de reconocimiento, que las propias redes pueden otorgar. 

Al tiempo que, las encuestas que sitúan a las instituciones formales como carentes de legitimidad se evidenciaron en dicha campaña (por ejemplo, en una encuesta realizada por GEA-ISA en el pasado mes de marzo se menciona como el 44 por ciento de los mexicanos opina que en la elección de 2018 habrá fraude). En tanto, mensajes contra presidencia, funcionarios públicos e instituciones abundaron.  

Aunque tales discursos podrían ser más persuasivos, probablemente mediante talleres a quienes participan en dichas acciones tecnopolíticas. Al mismo tiempo, el “contagio en redes”, que compañías como Facebook ocupan para generar más ventas, con por ejemplo, cambiar fotos de perfil con determinadas marcas; puede activarse de un modo disruptivo. En este sentido, Samantha reconoció que al ver crecer una “acción en redes” se sentía más motivada a participar; aunque en este caso, por lo efímero de la campaña, las interacciones fueron efímeras, pues no trascendieron a colectivos y organizaciones más allá del Hashtag. 

Para Samantha acciones como la de #PeriodismoSOS pueden hacer que las personas se enteren y volteen a ver los mensajes implicados. Lo negativo, es que “sale algo nuevo y la gente se olvide de ese Boom”, según afirma. Sin embargo, es real que, de existir la fuerza necesaria, medios independientes o convencionales pueden tomarlo para sus propias agendas, lo que potencia la acción conectiva. 

Por otro lado, el fenómeno de odioramiento (siguiendo un término del psicoanalista Jaques Lacan), entre plataformas digitales y medios convencionales, prosiguió en esta campaña. Es decir, a pesar de existir un cuestionamiento hacia los más media, resultan necesarios para amplificar la resonancia de un mensaje entre la opinión pública. 

Asimismo, en el marco del capitalismo cognitivo, para especialistas como el español Arnau Monterde, un punto fundamental recae en la modificación de subjetividades; y en este experimento tecnopolítico, se notó que algunos de los participantes tuvieron una concepción distinta de la violencia hacia periodistas, posterior a su participación en #PeriodismoSOS. Incluso, se incorporaron discursos como el de la libertad de expresión y el derecho a la información. 

Finalmente, la campaña tecnopolítica resultó un experimento importante. Así, mediante el programa Tweet Archivist se determinó que el alcance dicha acción conectiva, solo en 100 tuits, fue hasta de 149 mil impactos, lo que permite pensar que tuvo un posicionamiento significativo entre la opinión pública de esferas digitales. Aún más, al considerar (como también se mostrará abajo) que en total, de acuerdo con Tweet Blinder, el HT tuvo casi 500 mil impactos. 

Esto, logró visibilizar el tema de agresión a periodistas, como para conformar equipos de trabajo colaborativo que sean capaces de intentar incidir en la agenda pública. Sin embargo, siguiendo el modelo tradicional de opinión pública de Sartori, logró posicionarse entre grupos de referencia y líderes de opinión pública (lo cual ya es un hecho importante), pero faltó que arribará a medios tradicionales y élites político-económicas. 

Por ello, es importante que para próximas investigaciones situadas que experimenten con lo tecnopolítico se generen estrategias de incidencia en la opinión pública que puedan superar los resultados obtenidos para #PeriodismoSOS. Sobre todo, considerando que en las elecciones de 2018 los principales actores políticos activarán su fuerza (muchas veces con bots pagados), y la voz de los ciudadanos será importante para que, apelando a formas democráticas, se cumplan condiciones policéntricas de participación, en donde diversos actores reconozcan sus diferencias, para lograr consensos, en donde no se olviden temas de vital importancia, ya sea en derechos humanos, o en desarrollo social. 

15 de abril de 2021