El periodista Shahid Zehri, del canal de televisión local Metro One News, fue asesinado con una bomba selectiva que se encontraba bajo el asiento de su automóvil. El crimen ocurrió el pasado 10 de octubre, cuando viajaba con un familiar en la provincia de Baluchistán, Pakistán.
El ataque fue perpetrado por un grupo de rebeldes separatistas de la Unidad Táctica de Operación Especial del Ejército de Liberación de Baluchistán (BLA), que veían en Zehri a un posible espía de los grupos paramilitares de la zona, aun sin tener pruebas de ello.
Diversas organizaciones internacionales en defensa de la libertad de prensa y labor periodista piden justicia para Shahid Zehri, por lo que exigen que las autoridades baluches realicen la investigación correspondiente y el posterior juicio y condena de los culpables de este homicidio.
El director de Metro One News, Buland Lqbal, declaró a la organización Reporteros sin Fronteras (RSF) que el fallecido periodista no se encontraba haciendo alguna investigación sensible sobre la región, y que tampoco informó sobre algún hecho anómalo o amenaza en su contra.
Esta zona de Pakistán en particular es disputada por grupos separatistas y paramilitares que acusan a los periodistas de estar a favor o en contra de alguno de estos bandos, e incluso son acusados con falsos señalamientos de espionaje, como en el caso de Zehri.
Este país ocupa el lugar 145 en el Índice Mundial de Libertad de Prensa, uno de los lugares más represivos y peligrosos para ejercer este oficio. No es la primera vez que sucede un hecho similar en esta región, ya que en año y medio han sido asesinados otros dos periodistas con móviles similares.
Anwar Jan Kethran, periodista de Naveed e Pakistan, fue abatido a tiros en julio de 2020, en la ciudad de Barkhan, luego de revelar casos de corrupción en la región. Abdul Wahid Raisani, editor en jefe del periódico Daily Azadi, de igual manera fue asesinado a tiros en Quetta, en abril de este año.
Estas acciones mandan un claro mensaje a los periodistas y medios de comunicación pakistaníes, cuidarse y no meterse en investigaciones que puedan molestar a alguno de los grupos que hacen uso del ejercicio de la violencia para terminar con la libertad de expresión.
(AMFP)
