Periodistas y pandemia en México; encuesta sobre el impacto de la contingencia sanitaria en el quehacer periodístico
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Periodistas y pandemia en México; encuesta sobre el impacto de la contingencia sanitaria en el quehacer periodístico

Mireya Márquez Ramírez

Durante esta pandemia, se han revitalizado las expectativas sociales sobre la labor del periodismo en una crisis sanitaria. Se demanda a los periodistas proveer información rápida y suficiente para la toma de decisiones sobre salud pública, así como reportar críticamente, con rigor, precisión y profundidad. Se requiere que su labor sirva tanto para llenar los vacíos de información como para mermar las confusiones que traen consigo la infodemia y la incertidumbre propia de una nueva enfermedad. En una coyuntura donde se espera de la sociedad la adopción de medidas de protección sanitaria, los periodistas han sido llamados a ejercer, más que nunca, un servicio público a la sociedad.

    Pero para cumplir con este papel, se requiere que periodistas y comunicadores tengan un nivel de especialización mínima para cubrir crisis sanitarias en contextos de riesgo, acceso constante a información y autonomía en su trabajo, y condiciones laborales idóneas, dignas, estables y seguras para cumplir con su labor. En ese sentido, con esta coyuntura más que nunca el periodismo requiere inversión en recursos humanos, económicos y materiales, así como planeación y organización. Sin embargo, las empresas mediáticas lamentablemente no siempre han estado a la altura de las circunstancias.

De por sí gravemente afectados por años de crisis económica y drástica reducción de recursos materiales y humanos, los medios de comunicación han experimentado como consecuencia de la pandemia, la agudización de sus inercias, debilidades y lastres estructurales. Los periodistas han sido llamados a suministrar el enorme volumen de información que requiere la sociedad para la toma de decisiones sobre salud pública justamente en un contexto adverso de bajo presupuestos para financiar el periodismo de calidad y de recortes, despidos y precarización laboral.

      El ejercicio periodístico se ha visto mermado por los efectos negativos de la pandemia en el empleo, las rutinas de trabajo, las condiciones de riesgo, y la salud física y emocional de los periodistas. De ahí que, desde el proyecto de Capacitación Periodística en Periodismo de Salud y Emergencias Sanitarias (CAPSES), una iniciativa de investigación e incidencia social financiada por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y bajo la asesoría de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia, nos dimos a la tarea de indagar el impacto de la pandemia en el trabajo periodístico mediante la aplicación de una encuesta a periodistas que hubieran reportado sobre algún aspecto de la pandemia en los últimos seis meses.

    Dicho ejercicio consistió en la aplicación de un cuestionario auto-administrado en línea, distribuído a través de correo electrónico, redes sociales y grupos de Whatsapp de periodistas de todo el país. La encuesta se llevó a cabo durante el mes de diciembre de 2020, poco antes del inicio de la ola más letal por Covid-19 registrada en México. La encuesta fue respondida en su totalidad por N=472 periodistas de las 32 entidades del país y de muy diversos perfiles demográficos, profesionales y laborales. El instrumenro consistió de preguntas referentes a los roles periodísticos que apoyan los periodistas, las fuentes y temáticas de información a las que dieron cobertura, la percepción del manejo de la pandemia por parte de las autoridades sanitarias, opiniones sobre las áreas que demandan capacitación, y, como compete en este artículo, las áreas de preocupación, impacto y riesgo de la pandemia en la salud, empleo y trabajo cotidiano de los periodistas.

Salud, bienestar y empleo de los periodistas: los focos rojos de la pandemia

Una de las áreas de mayor impacto de la pandemia en el trabajo periodístico fue en el incremento del riesgo de contagio, al tener que cubrir presencialmente diversas instalaciones y escenarios de riesgo. Como muestra la Tabla 1, poco menos de la mitad de los periodistas encuestados debió trasladarse presencialmente a su lugar de trabajo (45.3%). Sin embargo, alrededor de un tercio debió hacer coberturas frecuentes en sitios que carecieron de protocolos de sana distancia, higiene o seguridad (34.1%) o que representaban alto riesgo de contagio (30.9%). Se trata de una ocupación con alto riesgo ocupacional en el que muchos de sus miembros debieron asistir a conferencias de prensa presenciales, a cobertura de hospitales, funerarias y cementerios, a entrevistas con pacientes, familiares o personal médico, y a documentar las consecuencias de la pandemia en la vida cotidiana. Además, alrededor de dos de cada diez periodistas debió hacer coberturas de riesgo sin capacitación o entrenamiento previo (18.4%) y/o sin equipo adecuado de protección de seguridad (18.9%).

En contraste (Tabla 2) más de dos terceras partes (69.3%) dice que sus medios de comunicación implementaron protocolos de sana distancia y medidas de higiene, lo que de alguna forma contrasta con la riesgosa situación “en campo”. Además, el medio implementó algún tipo de protocolo para la cobertura de epidemias y emergencias a la mitad de encuestados (50.2%), aunque sólo un poco más de un cuarto dijo tener entrenamiento y capacitación en temas de comunicación de riesgo y emergencias sanitarias (26.5%).

Aún cuando los medios pudieran haber implementado medidas sanitarias, la ocupación periodística es heterogénea y los periodistas estuvieron expuestos al riesgo y asea dentro o fuera del trabajo (Tabla 3). Ante la pregunta de qué tan de cerca fueron tocados por Covid-19,  hasta diciembre de 2020, poco más de un tercio de los periodistas  encuestados (34.3%) dijo haberse contagiado, muy por arriba del promedio de población hasta ese momento. De ese porcentaje, el 21.6% pudo recuperarse en casa pero el restante (12.7%), debió continuar trabajando, con ello incrementando el riesgo en su entorno inmediato. Además, Covid-19 tocó de cerca los hogares y sitios de trabajo de cuatro del 40% de los encuestados, quienes tuvieron contagios o fallecimiento por Covid-19 en su círculo cercano.

Adicionalmente a las afectaciones directas a la salud y al riesgo de contraer Covid-19, también se presentaron efectos negativos en el trabajo y la calidad del empleo al ejercer su trabajo en condiciones poco óptimas. Por un lado, se observa una afectación a las condiciones laborales de los periodistas (Tabla 4). Siete de cada diez encuestados (70.6%) sufrieron un aumento significativo de sus cargas de trabajo ¾ partes (75.6%) experimentó dificultades logísticas para realizar su trabajo. Casi la mitad (47.7%), además, experimentó un deterioro de sus condiciones laborales al momento del levantamiento de la encuesta, ya sea materializado en un recorte al salario o a sus prestaciones laborales.

Una de las peores consecuencias de la pandemia es que no sólo se degradó la calidad del empleo, sino que en muchos casos los periodistas quedaron desempleados (Tabla 5). La pérdida de empleo o despido le ocurrió a dos de cada diez periodistas encuestados (19.3%), aunque la mayor parte de ellos (78%) conoce a alguien que perdió el empleo y casi la mitad (47.9%) dijo haber experimentado despidos o recortes en el medio para el que trabaja, lo que hace suponer que, aún aquellos que conservaron el empleo, vieron sus cargas de trabajo intensificadas como consecuencia de estos recortes y despidos, como se explicó en el apartado anterior.

Para periodistas que trabajaron desde casa, la situación fue con frecuencia también complicada (Tabla 6). Casi tres de cada diez encuestados (28.4%) dijo haber presentado dificultades técnicas para trabajar en casa mientras que poco más que un cuarto (25.7%) también experimentó con mucha frecuencia dificultades personales y familiares para realizar teletrabajo.

Los periodistas no sólo tuvieron que afrontar el riesgo de contraer Covid, perder el empleo, tener dificultades para ejercer el trabajo aún desde casa o ver mermado el ingreso y sustento, sino que en su mayoría resintieron los efectos negativos de la pandemia en su bienestar mental y emocional. En primer lugar por la angustia percibida ante un posible contagio (75.9%); por sentirse más estresados (73.3%) y cansados (60.4%) durante la pandemia, y por sentirse preocupados por su situación económica o laboral (Tabla 7).

Finalmente, como muestra la Tabla 8, otra fuente de frustración proviene de la propia falta de control ante la incertirumbre y el entorno. La mayoría dijo sentirse frustrado(a) con las personas que no acataban las medidas sanitarias (83.7%) y poco más de la mitad con el gobierno y las autoridades por su manejo inadecuado de la pandemia (54.5%). Más aún, casi ¾ de los encuestados (73.9%) dijo sentir impotencia ante la desinformación y las noticias falsas.

Ante el panorama tan desolador que se observa en materia de salud, empleo y bienestar emocional ¿hay algún tipo de efecto positivo que haya tenido la pandemia en el trabajo periodístico? La Tabla 9 muestra que más de la mitad (56.1%) aprovechó las tecnologías móviles y redes sociales para realizar su trabajo o para comunicarse de mejor manera con amigos y familiares (52.2%). Casi la mitad dijo tener herramientas suficientes para verificar su información (47.5%) y otro tanto (40%) dijo tener una comunicación más fluída con su medio o con sus susperiores, sentirse más productivo(a) durante la pandemia (42.8%) o comunicarse mejor con fuentes o/informantes (36%). Ciertamente, aunque en apartados anteriores se discutió el impacto negativo que tiene el teletrabajo en algunos encuestados, no siempre el trabajo presencial es conducente a la productividad o al mejor aprovechamiento del tiempo de cierto perfil de periodistas. Bajo algunas condiciones, el trabajo a distancia o más aislado puede traer ciertos beneficios de aprovechamiento tecnológico para eficientar tiempos y comunicarse con sus contactos inmediatos.

Los desafíos de la pandemia en un escenario adverso al periodismo

Este estudio demoscópico corrobora diversos hallazgos que han realizado periodistas y activistas alrededor del país para dar cuenta de las graves condiciones de trabajo y precariedad en las que ha tenido que ejercer el gremio durante esta pandemia[1]. Los resultados llegan en un momento en el que la situación es ya insostenible. No sólo se han agudizado problemas endémicos relativos a las condiciones laborales para el ejercicio del periodismo que han sido bien documentados con anterioridad[2], sino que además se han intensificado tanto el riesgo ocupacional como el deterioro del bienestar físico y emocional de los periodistas. La delicada labor del periodismo y sus procesos, tales como la obtención de información de fuentes fidedignas, la verificación de datos, la contrastación de fuentes, y la indagación propia—requieren un mínimo de condiciones de recursos humanos, económicos y simbólicos para llevarse a cabo-, pues estas labores son fundamentales en una emergencia sanitaria. Sin embargo, los hallazgos muestran que no sólo nuestros periodistas han sido alcanzados por el Covid-19, los despidos y la degradación del trabajo, sino que están más sobrecargados, cansados, estresados y muy angustiados por su futuro. Encima, debieron sobrellevar coberturas altamente riesgosas para su salud, no siempre con las condiciones de capacitación y protocolos de seguridad mínimos por parte de su medio.

El desafío es de todos. Las empresas mediáticas y sus directivos están obligados a brindar condiciones mínimas para el ejercicio periodístico. Las autoridades, a salvaguardar los derechos laborales y la seguridad de los periodistas. Los ciudadanos, a demandar y apoyar iniciativas que protejan a los periodistas en su integridad física y emocional, bajo condiciones de trabajo dignas, estables y seguras para el ejercicio de su importante labor.

*Profesora-investigadora

Proyecto de Capacitación en Periodismo de Salud y emergencias Sanitarias (CAPSES)

Universidad Iberoamericana Ciudad de México


[1] Véanse, por ejemplo: Zúñiga, Itzel (2021) Periodistas en México: de la violencia criminal a la precariedad laboral, en  portal en español de la Deutche Welle, 15 de mayo de 2021, disponible en: https://www.dw.com/es/periodistas-en-m%C3%A9xico-de-la-violencia-criminal-a-la-precariedad-laboral/a-57539837 o Frutos, Melva (2021) Periodistas Mexicanos ante el Covid-19, Reporte para Artículo 19, disponible en: https://articulo19.org/covid-19/periodistas-mexicanos-ante-el-covid-19/ o Grecko, Témoris (2021) Los periodistas trabajan precarizados y expuestos al COVID-19 en México, en Washington Post, 4 de enero de 2021, disponible en: https://www.washingtonpost.com/es/post-opinion/2021/01/04/periodistas-covid-19-pandemia-muertos-despidos-mexico/

[2] Ver, por ejemplo ejemplos de trabajos académicos recientes que han dado cuenta de la precariedad de periodistas en el país:

González Macías, R. A. & Cepeda Robledo, D. (2021). Trabajar por amor al arte: Precariedad laboral como forma de violencia contra los periodistas en México. Global Media Journal México, 18(34), 209–228. https://doi.org/10.29105/gmjmx18.34-10 o Espino Sánchez, G. (2016). Periodistas precarios en el interior de la república mexicana: Atrapados entre las fuerzas del mercado y las presiones de los gobiernos estatales. Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, LXI(228), 91–120.

24 de diciembre de 2021