Tina Modotti, una ausencia y una presencia a la vez
Cultura, Periodismo

Tina Modotti, una ausencia y una presencia a la vez

*A 80 años de la muerte de una “talentosa fotógrafa, apasionada compañera de artistas y revolucionarios, luchadora por la causa de la humanidad”

*Ni muerta Tina en enero de 1942, dejó de recibir los infames y despiadados ataques en notas escritas por los chacales de los periódicos anticomunistas editados en la capital mexicana: La Prensa, Excélsior, El Universal

Sofía Mancebo

Susan Sontag decía que la imagen de una fotografía es a la vez una presencia y una ausencia. Este es el caso de una fotografía del rostro cálido de Tina Modotti, quien la noche entre el 5 y 6 de enero de 1942 falleció a los 46 años en ese México que arrastraba un despiadado anticomunismo y no toleraba a una mujer libre de decidir sobre su cuerpo y su vida.

Este mes de enero de 2022 se cumplieron 80 años de su fallecimiento. Tina, una mujer fuera de su tiempo, desafió a ese México de los caudillos más inclinado hacia la derecha que a la Revolución social de 1917 y más cercano a los intereses estadunidenses, donde las mujeres estaban condenadas a comportamientos rígidos, estigmas y sujetas al dominio atroz de un machismo que aún perdura en los diversos ámbitos políticos, sociales y culturales de la sociedad mexicana.

En su pasaporte 23922 se le describió como de ojos color café, pelo castaño y rostro ovalado, de profesión maestra. Durante la guerra española entre 1936 y 1939, con el nombre de María, “socorrió a los niños y a los heridos”, escribió Mildred Constantine, quien dijo que Tina fue “muchas cosas: talentosa fotógrafa, apasionada compañera de artistas y revolucionarios, luchadora por la causa de la humanidad”.

Por su hermana Iolanda, se conocieron los sensibles rasgos de la joven Tina. Capaz de trabajar doce horas al día en una fábrica de seda para ganar algún dinero y alimentar a su madre y hermanos, que no siempre tenían los suficientes recursos para comer. Llegó a despojarse de prendas de vestir que le gustaban para comprar pan, queso y salami que le alcanzaría a su familia “hasta mañana”.

“La miseria y el hambre unen a las familias más que la riqueza y las comodidades”, le decía Tina a Vittorio Vidali. Su infancia de pobreza la soportó con dignidad, obligada a trabajar desde niña en una fábrica textil en su tierra de origen al norte de Italia. Lo narra Vittorio Vidali en Retrato de Mujer, dedicado a la vida de la fotógrafa que descubrió el otro México a través de su lente.

Tina sufrió los despiadados ataques de una prensa fanáticamente anticomunista mexicana por su relación con Julio Antonio Mella, el patriota y revolucionario cubano asesinado en las calles de la Ciudad de México el 10 de enero de 1929 por sicarios enviados de la dictadura de Gerardo Machado.

El 5 de enero de 1930 -todo le ocurrió a Tina en ese mes- fue injustamente vinculada a un atentado al presidente Pascual Ortiz Rubio; encarcelada en una bárbara caza de brujas y oleada de terror, y luego expulsada del país en un claro acto de xenofobia y de persecución política al ser señalada de nuevo como “Mata-Hari soviética” por la prensa anticomunista.

Ni muerta Tina en enero de 1942, dejó de recibir las infames notas escritas por los chacales de los periódicos editados en la capital mexicana: La Prensa, Excélsior, El Universal. Los frenó el poema de Pablo Neruda dedicado a Tina.

A manera de disculpa, un pequeño grupo de fotógrafos de la prensa, entre ellos los republicanos Faustino, Francisco y Cándido Mayo, de La Prensa, El Nacional, El Universal y El Popular publicaron una pequeña esquela expresando su dolor “por la desaparición de Tina Modotti”, a la que reconocieron como “ilustre artista de la fotografía”.

José Revueltas fue quien manifestó su indignación por los agravios que sufrió Tina por parte de los periódicos. “Los que no la respetaron en vida, los que no tuvieron estima por toda su vida de persona recta- la prensa de derecha y los reaccionarios anónimos -han tratado de arrojar lodo y veneno sobre ella. Empresa vana frente al gran impulso que Tina representa y que nunca podrá ser vencido”.

Su sepelio, dice Vittali en su testimonio, “fue un verdadero plebiscito de estimación y afecto”, reunión en el dolor de quienes la conocieron en vida: periodistas, escritores, artistas. En el velorio-homenaje a Tina, un mes después, la escritora francesa Simone Téry, cuando recordó que la conoció en la Unión Soviética y en España durante la guerra, la dibujó como como una mujer solidaria con los pobres, “menuda, dulce, discreta y sonriente”.

Militante política con una adelantada visión social, artista de la imagen, modelo de Diego Rivera, pero sobre todo una mujer que caminaba en su propio rumbo, sin las cadenas que condenaban a las mujeres de su época a una sumisión perpetua, nació el 16 de agosto de 1896 en Udine, Italia, una provincia cercana a los Alpes.

Una mujer fuerte y a la vez frágil, como lo escribió en su poema el poeta Pablo Neruda. De indomable independencia y acción en su pensamiento, de gran coraje intelectual, como la relató su último compañero Vittorio Vidali; o como otro poeta, Rafael Alberti, la recordó en otro poema: “de tu gracia, de tu fina y dulcísima presencia”, a esta mujer del Socorro Rojo que caminó con los españoles que defendían su República de 1936 a 1939.

Tina regresó México en 1939 después de una intensa actividad política en España y en Europa en el Socorro Rojo Internacional. En el país recuperó sus antiguos vínculos sociales y culturales cuando aún gobernada el general Lázaro Cárdenas.

En el final de 1941, junto con Vittorio Vidali, su último compañero de vida y actividad política, pasan la última noche de ese año con Pablo Neruda y su compañera Delia. La noche del 5 de enero, fue junto con Vittorio a la casa del arquitecto Hannes Meyer. Vittorio la dejó para ir al periódico El Popular, donde era editorialista. Tina saldría poco más tarde. Abordó un taxi donde murió de un ataque a su frágil corazón.

Vidali le encontró en la Cruz Verde. Su cuerpo yacía en una mesa: “con su traje sastre negro, la blusa blanca, su rostro sereno, los ojos cerrados y su boca semiabierta que dejaba entrever los dientes pequeños, el cabello lacio con la raya en medio. Parecía dormir, como si esperara que alguien la despertara para pasear bajo el claro de luna”, escribió Vidali en su libro Retrato de Mujer, biografía que mejor describe la vida de Tina Modotti.

“No estás muerta”, le escribió el poeta Alberti en julio de 1973.

En su tumba está escrito aún el epitafio que escribió Pablo Neruda:

Tina Modotti, hermana, no duermas, no, no duermas
tal vez tu corazón oye crecer la rosa
de ayer, la última rosa de ayer, la nueva rosa.

Descansa dulcemente, hermana.
La nueva rosa es tuya, la nueva tierra es tuya:
Te has puesto un nuevo traje de semilla profunda
Y tu suave silencio se llena de raíces.

No dormirás en vano, hermana.
Puro es tu nombre, pura es tu frágil vida
De abeja, sombra, fuego, nieve, silencio, espuma,
De acero, línea, polen, se construyó tu férrea,
tu delicada estructura.

El poeta Rafael Alberti le escribió, en 1973:

Yo sabía de ti, Tina Modotti,
De tu precioso nombre, de tu gracia,
De tu fina y dulcísima presencia, mucho antes de verte, de encontrarte
Cualquier noche de guerra, una mañana,
Madrileña de sol, en esos días
en que se alzaba el Quinto Regimiento
como el inmenso brote de una espiga
que se abriera cubriendo los campos de batalla.

Apenas y te vi. Pero me basta
Recordarte sabiendo lo que eras:
Al humano fervor de tus fotografías,
Tristes rostros de México, paisajes,
Ojos de amor para fijar las cosas.

Tú vives entre todos, no es preciso
Pensarte lejos de ninguna tierra,
Tu tierra está en el aire que nos trae
La luz dichosa de tu bello ejemplo.

Es verdad. No estás muerta. Tú no duermes
Porque lograste al fin lo que querías.

Dame la mano, hermana, caminemos.

Hoy has de hablar aquí. Ven. Te escuchamos.

Su tumba se encuentra en la sección más pobre, quinta clase, sección cinco, fila veintiocho del Panteón Dolores, dice Elena Poniatowska en su extenuante libro Tinísima, un cementerio civil que data desde 1875. Coincide con el artista Héctor Bialostozk Jusidman, quien visitó su tumba un año antes de la pandemia en 2019 y sus datos son más precisos de acuerdo con “la clasificación del panteón”. Los restos de Tina se encuentran en la “clase 5, lote 5, línea 28 y sepultura 26”.

La biografía más documentada sobre Tina Modotti ha sido escrita por Vittorio Vidali, Retrato de Mujer, Universidad Autónoma de Puebla, 1984, de donde tomamos algunas notas e imágenes de:

  • Tinísima, de Elena Poniatowska, Era, 1992.
  • Tina Modotti, Desfmmes, Idea Editions, Milan, 1981.
  • Tina Modotti, una vida frágil, FCE, 1979.

(Publicada en DiarioTE / Periodismo innovador para la Tercera Edad)

12 de enero de 2022