“Va por México”, lo que se le viene
Comunicación Política

“Va por México”, lo que se le viene

Mario A. Medina

Que no le digan…

En una “estrategia” para hacer creer a la población que la alianza “Va por México” se había alzado con la victoria en las elecciones estatales pasadas, el dirigente nacional panista, Marko, el gris, Cortés, afirmó contundente y triunfalista que “Morena y López Obrador” habían sido derrotados.

Su actuación frente a las cámaras fue bastante chafa. De inmediato, en redes sociales, ciudadanos comenzaron a mofarse del panista quien insistía que el Presidente había sufrido una enorme derrota, pero el reclamo más preocupante vino de propios, de dirigentes panistas; lo mismo le sucedió al presidente nacional del PRI, Alejandro, Alito, Moreno Cárdenas, quien se topó con priístas que le salieron respondones.

En los años setenta, ochenta y noventa las izquierdas planteaban la necesidad de la “unidad a toda costa”. Hablan de que no había de otra, más que ese camino para poder enfrentar al régimen priísta. A su interior, cuando negociaban los espacios, se venían las guerras intestinas. Los egos salían a florar, las alianzas entre grupos se imponían frente al propósito primario por el que se habían buscado, el de “la unidad de las fuerzas progresistas frente al embate del poder del partido en el gobierno”, argumentaban.

Al final, la división se imponía gracias también a las diferencias políticas, incluso ideológicas, que había entre ellos a pesar de ser todos presuntamente de izquierda.

En estos días, después de que la realidad los zarandeó, los dirigentes de “Va por México” y su mandamás, Claudio X. González, han dejado ver su desesperación, y de la misma manera que aquella izquierda, se han planteado también la “unidad a toda costa” para sacar a Morena de Palacio Nacional.

Pero ¿qué puede venir para los aliancistas? Percibo una suerte de “perredizarse”. La historia de este partido, el PRD, hoy en extinción, nos cuenta de sus guerras internas entre corrientes, agandalles, egos, abusos y corrupción, pero claro, desde luego, siempre anteponiendo el interés superior personal y de sus familias, las de ellos.

Luego de su triunfo que no fue, del que presumieron Marko, el gris, Cortés y el “pelado” de Alito, de inmediato se dejaron ver y escuchar serias diferencias y molestias entre dirigentes y militantes panistas y priístas. Por ejemplo, el Frente Nacional “Democracia y Justicia Social”, exigió la “renovación inmediata” del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, que encabezan Moreno Cárdenas y Carolina Viggiano, la derrotada en Hidalgo. Esta organización y otras más han acusado a la dirigencia priísta de haber sumido al PRI en una “profunda crisis”.

José Encarnación Alfaro, dirigente priísta de largo tiempo, ha exigido, además de la renuncia de la dirigencia nacional del tricolor, “construir mejores condiciones para el partido” para que, supone, el PRI pueda ser competitivo. En su llamado, Encarnación no habló de que el PRI debe ir para el 2024 en unidad con “Vamos por México”.

Al interior del PRI se están dejando ver diferencias que seguramente están preocupando a la dirigencia de la alianza derechista, lo que podría llevarlos a fracasar, a que su unidad en las elecciones presidenciales de 2024 nomás no cuaje.

Por ejemplo, enfrentan ya problemas de definición. Alito Moreno, quien junto con el PAN, incluso con el PRD, ha descalificado el ser de izquierda. Desde Carlos Salinas de Gortari el PRI había renunciado a la bandera del “nacionalismo revolucionario”.

Desde entonces se le identifica como un partido más cercano a la derecha. Sin embargo, hoy sus estatutos, en su artículo uno, hablan de que es una institución que “se inscribe en la corriente socialdemócrata de los partidos políticos contemporáneos”.

El propósito de “Va por México” de ir en unidad a toda costa para el 2024 enfrenta otro obstáculo, el que hace unos días les puso enfrente el coordinador parlamentario del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira.

El exgobernador llamó a sus compañeros de partido a dejar atrás el “lastre que fue el neoliberalismo”, en un choque franco con la teoría política y económica que abanderan los aliancistas; al mismo tiempo los convino a considerarse de “centro-izquierda”, hecho que colisiona a otra ala del PRI con los que pretenden que el tiempo pasado vuelva; por supuesto buscan rescatar al neoliberalismo salvaje y por ello claman su regreso.

Pero las diferencias y los agarrones han comenzado también a dejarse sentir entre los panistas, quienes simplemente no confían ni tantito en sus “amigos” del PRI, lo mismo les sucede a algunos empresarios quienes le están metiendo un buen de billetes a “Va por México”, aunque más bien lo ven como una inversión y por eso les preocupan las discrepancias que ya se cantan.

El senador panista Damián Zepeda les ha dejado ir una fuerte estocada. “El PAN debe analizar si continua en su alianza con el PRI luego de la derrota electoral que la alianza sufrió”, argumentó, para de inmediato, proponer al panismo unir fuerzas con Movimiento Ciudadano (MC), cuyo dirigente nacional ha dicho que su partido no le interesa juntarse con ellos.

Lo mismo ha hecho el senador panista Gustavo Madero, quien si bien no forma parte del grupo parlamentario del PAN en la Cámara alta, pero que tiene un cargo en el CEN de este partido, llamó a los aliancistas a reconocer que “Va por México” sufrió una “debacle electoral ante Morena”, y por lo mismo ve poco o ningún futuro el que PAN se alíe con un partido en picada como el PRI y otro que prácticamente es sólo una corriente de lo que fue el PRD.

Otro que ya puso piedras en el camino de la alianza, es el gobernador panista de Querétaro, Mauricio Kuri, quien tras los resultados de la jornada electoral pasada donde los verdaderos derrotados fueron el PRI y el PAN, llamó a la membresía albiazul a reflexionar su alianza con PRI. Ha dicho que, si el PAN va a la alianza, “debe ser mano” en las candidaturas, lo que evidentemente no va a gustar a los demás y eso, tarde que temprano, los va a llevar a romper.

Aunque el optimismo frente a los medios por parte de la nomenklatura de “Va por México” pretende ser triunfalista y buscan mostrarse que están unidos a toda costa, la realidad es que el engrudo se les está haciendo bolas, y lo que se les viene, está cabrón.

Que no les cuenten…

Una pregunta, ¿por qué una periodista reconocida, de colmillo retorcido invita a un político, lo entrevista, y éste deja ir una frase descalificadora, marrullera?: “El Presidente favorece a un cártel”. Bien, ella tiene derecho a invitar a quien quiera a su programa, pero ¿por qué no le preguntó cuando su invitado todo poderoso en su tiempo el narco floreció?

¿Qué, la periodista no leyó el artículo en La Jornada, “México a la sombra del narco” de Carlos Fazio? El texto señala que un informe del entonces embajador de EU en México Jeffrey Davidow, éste «alertaba” al presidente Zedillo de cara a la sucesión: “Ese grupo de poder de características delincuenciales y mafiosas pretendía imponer su candidato en los comicios del año 2000. Entre los nombres que incluía el organigrama figuraban los de Francisco Labastida Ochoa y Óscar Espinosa Villarreal”.

11 de junio de 2022