Veinte propuestas sobre WikiLeaks
Comunicación Política, Hemeroteca

Veinte propuestas sobre WikiLeaks

Raúl Trejo Delarbre

1 Es pertinente subrayar una obviedad: WikiLeaks no existiría sin internet. El sitio que Julian Assange puso al servicio de la filtración de documentos políticos no funcionaría sin la Red de redes. En tal virtud, comparte los rasgos más destacados de internet: la información colocada en ese sitio web es ubicua, es decir, puede ser consultada desde cualquier lugar; no hay límites para la cantidad de datos que son colocados a disposición de los interesados; el manejo de esa información es descentralizado; su irradiación trasciende fronteras e intereses nacionales; la velocidad y la volatilidad definen también a esa propagación de información.

2 El uso que le da WikiLeaks, hace de internet un instrumento capaz de alterar, aún no sabemos bien a bien con qué consecuencias, al menos parte de las reglas, los equilibrios y los intereses de la política internacional.

La Red ha sido utilizada, con distintos resultados, para influir en procesos nacionales, desde la propagación de las confidencias de aquella becaria de la Casa Blanca que intimaba con el presidente Clinton hasta la denuncia del autoritarismo en Irán, China o Cuba. Con WikiLeaks estamos ante la incursión de internet en la política global. Si aún había duda, ahora resulta claro que la Red de redes es mucho más que un instrumento para propagar entretenimiento y trivialidades, o para conectar a los individuos. Junto con eso, es un espacio central en la disputa por el poder.

3 WikiLeaks existe para contender con el poder establecido. No es una ocurrencia de algunos jóvenes despistados aunque expertos en informática. Se trata de una empresa creada para poner en evidencia excesos y debilidades de los gobiernos. Hace varios años Julian Assange decidió involucrarse en la develación de documentos secretos como una manera de golpear al poder político. A fines de 2006 escribió en su blog IQ.ORG: “Mientras más secreta o injusta es una organización, las filtraciones provocan más miedo y paranoia en su liderazgo y en los planes de esa camarilla.

Esto debe minimizar la eficiencia de sus mecanismos de comunicaciones internas… resultando en una disminución en la habilidad para mantener el poder” (http://web.archive.org/ web/20071020051936/http:/iq.org). A juzgar por las reacciones en los gobiernos de Estados Unidos y varios países europeos, la develación de toneladas de documentos del Departamento de Estado, que WikiLeaks puso en línea el 28 de noviembre de 2010, ha ocasionado la reacción anticipada cuatro años antes por Julian Assange.

4 Filtraciones de documentos gubernamentales, siempre han existido. La diferencia en este caso es que la develación de expedientes ha corrido a cargo de ciudadanos expresamente organizados con ese propósito. WikiLeaks fue creada y ha sido sostenida por individuos y grupos de la sociedad más allá del interés de los Estados o las corporaciones privadas. Su energía radica en el carácter reticular de internet que le permite superar intentos de censura y bloqueos pero, antes que nada, en el trabajo voluntario de millares de cibernautas que replican y mantienen los documentos inicialmente propalados por WikiLeaks.

Al elegir a cinco medios, en otros tantos países, Assange tomó una perspicaz decisión política. No solamente escogió medios de sólida reputación profesional sino que, además, tienen probada independencia respecto de los gobiernos en cada uno de sus países.

5 El desempeño de WikiLeaks, especialmente con la propagación de los documentos del Departamento de Estado, reafirma la fuerza de la información en el mundo contemporáneo. WikiLeaks es un grupo y un sitio modestos, pero se nutre de información dura. Con las filtraciones que le han proporcionado, ha enfrentado a corporaciones y gobiernos al menos durante las primeras fases de este episodio. La suerte que corra WikiLeaks será un parámetro para aquilatar otras experiencias futuras, pero hasta ahora el trabajo de Assange y sus compañeros ha desafiado, con información, a poderes con frecuencia casi inexpugnables. El holandés-australiano Gert Loovink, especialista en temas de cultura en línea, ha explicado junto con Patrice Riemens la desmesura de ese enfrentamiento: “Siendo un jugador pequeño, WikiLeaks, gracias a sus revelaciones, aparece a la par de gobiernos y grandes corporaciones (su próximo objetivo), al menos en el dominio de la recolección y publicación de información.

Al mismo tiempo, es incierto si ésta es una característica permanente o temporal, un fenómeno desmesurado -WikiLeaks parece creer lo primero y parece serlo cada vez más y más- (“Twelve Thesis on Wikileaks” en http://networkcultures.org, 7 de diciembre de 2010).

6 De la noche a la mañana, WikiLeaks terminó con las fantasiosas figuraciones que tanto proliferaron, en los años recientes, acerca del fin del periodismo. Cuando decidió hacer públicos los documentos del Departamento de Estado, Assange buscó a los editores de cinco medios de información internacionales. Los diarios y la revista elegidos (The Observer, Le Monde, The New York Times, El País y Der Spiegel) han tenido la tarea de examinar, clasificar, interpretar y publicar la enorme cantidad de cables diplomáticos que les proporcionó WikiLeaks.

Assange comprendió que esas labores desbordaban las capacidades de su pequeño equipo y acudió a los medios establecidos. Nadie perdió atribuciones ni potestades en esa realista división del trabajo. Gracias a WikiLeaks, internet sirvió como plataforma para difundir los abundantes documentos, que pueden ser consultados por cualquiera que se interese en ellos.

El trabajo de los medios convencionales, con participación de docenas de periodistas, fue hacer legibles los 270 mil cables, fechados entre 1966 y 2010, que Assange había recibido, a su vez, de la persona que los sustrajo de los archivos del gobierno estadunidense. No hay, entonces, rivalidad intrínseca entre los nuevos y los viejos medios. Más allá de las diferencias de formatos e intereses, unos y otros pueden complementarse e incluso darse la mano mutuamente.

7 Al elegir a cinco medios, en otros tantos países, Assange tomó una perspicaz decisión política. No solamente escogió medios de sólida reputación profesional sino que, además, tienen probada independencia respecto de los gobiernos en cada uno de sus países.

En el momento en que Assange hizo llegar los documentos a cada uno de esos medios, los puso a salvo de presiones políticas, judiciales y amenazas técnicas que podían haber afectado a WikiLeaks, o a uno solo de esos diarios, pero que será más difícil que los amedrenten a todos ellos.

8 La formidable y extendida curiosidad que ha suscitado la publicación de los documentos se debe al bullicio que desataron esos y muchos otros medios de comunicación en todo el mundo. Siempre será noticia la develación de un documento oficial que hasta entonces había estado intencionalmente oculto al escrutinio público. Pero la gente se interesa por tales informaciones debido, entre otras circunstancias, al habitualmente pobre desempeño de los medios de comunicación convencionales.

Si esos medios desarrollaran con frecuencia un periodismo de investigación capaz de identificar y explicar las decisiones del poder, seguramente las filtraciones de los cables diplomáticos no provocarían tanto interés. Pero la ausencia de datos y hechos acerca de los temas de actualidad más importantes ocasiona avidez por la información dura, así sea tan precaria como la que hay en muchos de los cables develados por WikiLeaks. La fama de los documentos así filtrados se debe, en parte, a las insuficiencias frecuentes de la prensa convencional.

9 Assange se ufana de haber propiciado el surgimiento del “periodismo científico”. No es para tanto. El periodismo profesional hace décadas estableció parámetros para realizarse con escrupulosidad y ceñido a los hechos. El problema radica en la escasez de ese periodismo, cuyas contribuciones suelen confundirse en medio del chismerío, las reiteraciones y las apreciaciones subjetivas que dominan en buena parte de la prensa internacional.

Julian Assange escribió en The Australian del 8 de diciembre: “WikiLeaks acuñó un nuevo tipo de periodismo: el periodismo científico. Trabajamos con otros medios de comunicación para informar a la gente, pero también para demostrar qué es verdad. El periodismo científico te permite leer la noticia, luego hacer clic en línea para ver el documento original en el que se basa. De esa manera puedes juzgar por ti mismo: ¿Es verdadera la historia? ¿El periodista informó con precisión?”.

 En realidad, el periodismo de precisión es algo más que la disponibilidad de las fuentes para que cada quien verifique o amplíe la información que ha recibido. Una fuente documental no es, por sí sola, garantía de veracidad o autenticidad. Los cables del Departamento de Estado muestran los informes de funcionarios diplomáticos acerca de muy variados temas, pero lo que allí se dice no es necesariamente cierto. Por descuido o dolo, un embajador puede haber falseado las confidencias que transmitió a sus superiores en Washington, o sus informantes pueden haberlo engañado.

Una nota periodística redactada con rigor acerca de cualquiera de esos acontecimientos, puede apoyarse en algunos de esos cables pero sería inadecuado que los tuviera como única fuente. Los medios que han difundido el contenido de dichos cables por lo general ofrecen versiones parciales que pocas veces han verificado. La conexión entre la nota periodística y sus fuentes ha sido habitual desde que surgió el periodismo en línea.

Aunque no siempre lo hacen, los medios en internet que colocan ligas, textos, infogramas, archivos audiovisuales y todo tipo de documentos, contribuyen a ampliar las opciones de sus lectores. El hipertexto, y no WikiLeaks, abrió la ruta hacia lo que Assange denomina periodismo científico. Pero, bien a bien, hace falta más que ligas de hipertexto para que el periodismo alcance rigor científico.

En realidad, la idea que Assange tiene del periodismo es bastante tradicional -aunque con ello no queremos decir que sea conservadora-. El fundador de WikiLeaks considera que la prensa debe servir como contrapeso a los poderes establecidos, cuyos abusos y yerros tiene la responsabilidad de exhibir.

10 En realidad, la idea que Assange tiene del periodismo es bastante tradicional –aunque con ello no queremos decir que sea conservadora–. El fundador de WikiLeaks considera que la prensa debe servir como contrapeso a los poderes establecidos, cuyos abusos y yerros tiene la responsabilidad de exhibir. El papel de la prensa como “perro guardián” de los regímenes políticos ha sido sostenido por muy variados autores desde hace dos siglos, desde De Tocqueville y Marx hasta Walter Lippmann o Robert Dahl.

Esos autores, cada cual en su circunstancia, asignaron a la prensa una función cardinal en la fiscalización del poder, así como en la propagación de informaciones que les permitan a los ciudadanos estar enterados acerca de los asuntos públicos. Assange comparte la idea clásica, en absoluto reñida con la democracia liberal, acerca del periodismo cuando, en el mencionado texto para un diario australiano, sostiene:

“Las sociedades democráticas necesitan medios fuertes y WikiLeaks es parte de esos medios. Los medios ayudan a que los gobiernos se mantengan honestos. WikiLeaks ha revelado algunas verdades duras acerca de las guerras en Irak y Afganistán y ha destapado historias acerca de la corrupción corporativa”.

Sin embargo los medios no son ajenos a los intereses y apremios que afectan al poder político. No puede haber contribución efectiva a la democracia cuando los medios están concentrados en pocas manos, o son presa fácil de manipulaciones del poder político o corporativo.

10 de diciembre de 2021