Virtudes y riesgos de la política exterior de México en la VI cumbre de la CELAC
Comunicación

Virtudes y riesgos de la política exterior de México en la VI cumbre de la CELAC

Alberto Betancourt Posada

La VI cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), celebrada el sábado 18 de septiembre, en el Palacio Nacional, fue un acontecimiento diplomático, político y mediático que trastocó la geopolítica mundial, desafió el intervencionismo estadunidense y revivió el espíritu de Patria Grande latinoamericana. Sin embargo, junto con esos motivos de júbilo, también incluyó inquietantes declaraciones del presidente anfitrión sobre su intención de convertir al mecanismo regional en un instrumento para acelerar y formalizar la integración de América Latina, Estados Unidos y Canadá.

La conducción mexicana de la reunión  emocionó por una serie de gestos políticos como cuestionar el intervencionismo militar, económico o mediático estadunidense; arropar a Cuba;  promover el diálogo entre el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y su oposición; reivindicar la pertenencia de las islas Malvinas, Georgia Sur y Sándwich Sur a Argentina; y cabildear seriamente la propuesta de sustituir a la OEA por un organismo con mayor equilibrio, horizontalidad y coherencia respecto a los valores formulados por la Organización de Naciones Unidas.

En contrapunto la diplomacia mexicana desplegada tanto en los días previos como en la jornada del  cónclave regional también ofrece serios motivos de preocupación, por ejemplo, por la oferta realizada por el presidente Andrés Manuel López Obrador, durante su discurso pronunciado el día 24 de julio en el Castillo de Chapultepec donde ofreció que México y América Latina, se integren a la economía estadunidense para apoyar a la superpotencia en su conflicto comercial con China, o cuando el mandatario mexicano planteó tomar canon el panamericanismo predicado en la Alianza para el progreso, es decir, exactamente lo contrario a la independencia latinoamericana para la que nació CELAC.

En ese marco vale la pena analizar tanto las virtudes (en un sentido de defender la autonomía, la dignidad y los intereses populares de la región) como los riesgos (que reproduciría e incluso acendrarían la subordinación en las relaciones centro-periferia). Para hacer ese balance propongo analizar detalladamente los discursos del presidente Andrés Manuel López Obrador en la cumbre de cancilleres de CELAC efectuada los días 23 y 24 de julio en el castillo de Chapultepec, y en la cumbre de jefes de Estado celebrada en Palacio Nacional el día 18 de septiembre.

Esplendores en el Castillo de Chapultepec

El 24 de julio pasado, en un homenaje al libertador Simón Bolívar, el presidente Andrés Manuel López Obrador clausuró la 21º Reunión de cancilleres de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) con un discurso histórico cuyo contenido fue noticia internacional. Su mera enunciación, por su significado político, replanteó la inserción de la región en el mundo.

Su mensaje planteó que el colonialismo español fue sustituido la hegemonía estadunidense, culpó a la doctrina Monroe de desbaratar el sueño de Bolívar y recordó que la política de América para los americanos” implicó “constantes ocupaciones, desembarcos, anexiones y a nosotros nos costó la pérdida de la mitad de nuestro territorio, con el gran zarpazo de 1848”.

En su intervención fustigó el intervencionismo estadunidense, aquilató la resistencia de Cuba a 62 años de acoso imperial, defendió la soberanía de la patria de Martí, defendió la autodeterminación de los pueblos, y planteó la eventual sustitución de la OEA por “un organismo que no sea lacayo de nadie”. Cabe señalar que la Secretaría de Relaciones Exteriores de nuestro país, ya está promoviendo serias discusiones internas sobre la eventual sustitución de dicho organismo y las cabildeó intensamente durante el encuentro internacional.

En el discurso pronunciado en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, el presidente relanzó a México como un actor geopolítico a escala global, reactivó el liderazgo mexicano en la región y replanteó la relación entre América Latina y Estados Unidos: el presidente de México se convirtió en un actor fundamental de la mediación entre Latinoamérica y EU.

El protagonismo mexicano en la región es claro. El 22 de julio México anunció el envío de dos barcos de la Secretaría de Marina que partieron de Veracruz a Cuba, recreando simbólicamente la singladura del “Granma”, transportando ayuda sanitaria y otros insumos como: jeringas, tanques de oxígeno, cubrebocas, leche en polvo, frijol, harina de trigo, latas de atún, aceite comestible y diésel. México envió 150 mil dosis de la vacuna Aztra Zeneca a Guatemala. En contrapunto a la política de desestabilización y golpismo seguida por la OEA y el Grupo de Lima para derrocar al gobierno electo de Venezuela, México auspició conversaciones entre el gobierno y la oposición de ese país.

Contradicciones del discurso de Chapultepec

Juntos con los aspectos positivos, en el discurso presidencial y la política exterior de México seguida en torno a la VI cumbre de CELAC también existen elementos preocupantes. Por ejemplo, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio por hecho la necesidad de profundizar la integración económica de México con Estados Unidos e intensificar la formación de cadenas productivas binacionales.

El mandatario dijo, la integración ha avanzado tanto que: “puede decirse que la industria militar de EU depende de las fábricas de autopartes en que se producen en México. Esto no lo digo con orgullo sino como ejemplo de la interdependencia”.

Si bien es cierto que la vecindad con EU constituye lo que podríamos llamar un principio de realidad y reclama una buena convivencia, también lo es que el TLCAN y ahora el TMEC han convertido nuestro territorio en una inmensa maquiladora (incluso de componentes militares), han aumentado nuestra dependencia y han propiciado un apelmazamiento “bilateral” de la toma decisiones que ha reducido la soberanía de nuestro país.

La ideología salinista de América del Norte ha avanzado tanto que muchos compatriotas se preguntan si habría otro camino, desconociendo el hecho de que podría realizarse un diagnóstico y tomar medidas a corto, mediano y largo plazo para desmantelar nuestra dependencia en vez de aceptarla como un destino fatal. Debemos recordar la pesadilla del 31 de mayo, el día que Donald Trump amenazó a México con imponerle aranceles a sus exportaciones, el negro panorama que cayó como tiniebla sobre nuestro futuro mostró una vulnerabilidad extraordinaria.

Uno supondría que después de un escenario así se requiere un balance y una estrategia para evitar que se repitan situaciones como esa. La intensificación de la integración a la economía estadunidense propiciará mayor dependencia y vulnerabilidad.

Otro punto preocupante del discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador consistió en ofrecer el apoyo de México y América Latina a EU en su conflicto con China.

El presidente declaró: “como se lo comenté al presidente Biden, nosotros preferimos una integración económica con dimensión soberana con Estados Unidos y Canadá, a fin de recuperar lo perdido con respecto a la producción y el comercio con China, que seguirnos debilitando como región y tener en el Pacífico un escenario plagado de tensiones bélicas; para decirlo en otras palabras, nos conviene que Estados Unidos sea fuerte en lo económico y no sólo en lo militar”. 

Esta declaración implica la adhesión de México al bando estadunidense en lo que se avecina como el mayor conflicto por el poder global desde la terminación de la Segunda Guerra Mundial. De hecho en el reciente Diálogo de Alto Nivel sobre Economía entre México y EU, efectuado unos días después del la reunión de cancilleres de CELAC, el gobierno norteamericano exigió al gobierno mexicano garantizar que las cadenas binacionales de insumos para la seguridad de los EU fluyan ininterrumpidamente: los secretarios de relaciones exteriores, Marcelo Ebrard y de economía, Tatiana Clouthier aceptaron la formación de un Grupo de Trabajo Binacional para Cadenas Bilaterales de Producción.

Uno de los compromisos consistió en garantizar el flujo de México a EU de semiconductores y piezas aeronáuticas, y otros componentes de la producción para la seguridad nacional estadunidense. México se convierte así en parte de la retaguardia económica de la producción estadunidense para la defensa estratégica en el marco de conflicto comercial y bélico con China.

Desde mi punto de vista la postura de México, en consecuencia con los valores consagrados en nuestra Constitución Política, debería ser la de abstenerse de alinearse con una de las partes en conflicto, mantener la neutralidad y promover la solución pacífica del conflicto. México debería enfocar el enorme capital político diplomático que ha amasado en mantener relaciones de amistad tanto con EU como con la República Popular China. México podría usar su prestigio  diplomático para forma parte de los eventuales mediadores del conflicto.

En todo caso, México podría promover modelos de desarrollo, formas de gobernabilidad y resolución de los conflictos a nivel global para atenuar la lucha por el poder global entre China y EU, lo cual considero sería mejor que incorporarse de manera subordinada a uno de los bandos.

Un tercer elemento del discurso presidencial que amerita una profunda discusión es el planteamiento de una eventual integración económica entre Estados Unidos y América Latina que “podría ser semejante a la Unión Europea”. Debemos recordar, que al iniciarse el siglo XXI, el gobierno de George W. Bush impulsó el proyecto del Área de Libre Comercio de América Latina (ALCA), con el fin de garantizar reglas de inversión destinadas a refuncionalizar y subordinar la región de acuerdo a los intereses estadunidenses en su contienda geoeconómica con la Unión Europea.

El proyecto hubiera subsumido la región al capital estadunidense pero fue frenado por una serie de gobiernos populares que en contrapunto promovieron la independencia y la integración de América Latina, lo cual condujo a  la creación de la CELAC. En el discurso del presidente la independencia y autonomía de América Latina prioritarias en las Declaraciones Caracas y La Habana emanadas de las reuniones previas de CELAC serían sustituidas por la  integración a la economía norteamericana.

El sentimiento de pertenencia a una Patria Grande

La cumbre de la CELAC celebrada el sábado 18 de septiembre fue un acontecimiento que cambió la geopolítica mundial. El discurso pronunciado por el presidente Andrés Manuel López Obrador emocionó por una serie de gestos políticos como plantear “que ningún gobierno se arrogue la facultad de someter a otro país bajo ningún motivo, causa o pretexto, o mediante la utilización del dinero, la propaganda, las sanciones económicas y diplomáticas o el uso de la fuerza” o su llamada a construir una “modernidad, pero forjada desde abajo y para todos”, pero paradójicamente estableció como objetivo principal “cumplir el ideal de la integración con EU y Canadá” y promover el panamericanismo predicado en la Alianza para el progreso, es decir, exactamente lo contrario a la independencia latinoamericana para la que nació CELAC.

El presidente Andrés Manuel López Obrador señaló: “La Celac en estos tiempos puede convertirse en el principal instrumento para consolidar las relaciones entre nuestros países de América Latina y el Caribe, y alcanzar el ideal de una integración económica con Estados Unidos y Canadá”.  En este punto resulta legitimo e importante preguntarse si la integración con EU y Canadá, es el ideal que dio origen a la CELAC. Por otra parte como plantea Ricardo Bielshowski, en “Cincuenta años del pensamiento de la CEPAL” publicada originalmente en la Revista de la CEPAL y que puede consultarse en https://mail.google.com/mail/u/1/#search/pauladavogliogoes%40gmail.com/FMfcgxwLtZxvcmTqtKHFfsQcmNgKmZDv?projector=1&messagePartId=0.1 el problema de mantener o peor aún de intensificar las actuales relaciones económicas con EU consiste en que se trata de un patrón específico de inserción en la economía mundial para América Latina que reproduce la pertenencia a la periferia, como oferta de mano de obra y materias primas baratas, con tendencia a asimilar tecnologías útiles para el centro, pero inadecuadas para las condiciones geográficas, los ingresos, la periferia. El autor abunda que ese tipo de integración cuestionado desde hace muchos años por la CEPAL implica procesos de industrialización al servicio de las cadenas productivas del centro pero inútiles para la periferia.

Más allá de la teoría de la dependencia (que sería bueno tener presente) está también el contenido de la Declaración de Caracas que establece como objetivos concretos de CELAC promover el desarrollo independiente y sostenible. En ese sentido CELAC ha sido muy consecuente en defender su independencia y en plantear que le interesa mantener una multiplicidad de contactos y relaciones económicas con un mundo multipolar para lo cual ha creado instancias de diálogo con la Unión Europea, la República Popular China, la Federación Rusa, la República Popular de Corea, los Estados Árabes del Golfo, Turquía y Japón.

Durmiendo con el enemigo: inversiones peligrosas

En su discurso en Palacio Nacional el presidente López Obrador evocó la “Alianza para el Progreso” como un ejemplo a seguir: “recordemos que el 13 de marzo de 1961´, el presidente John F. Kennedy dio a conocer en la Casa Blanca, ante embajadores de América Latina y el Caribe, el plan conocido como “Alianza para el Progreso 1961-1969”. Eran los tiempos de la Guerra Fría y se excluyó a Cuba y a la República Dominicana”. Aún cuando el presidente hizo dicha mención planteando la posibilidad de un amplio programa de inversiones estadunidenses en América Latina, su invocación tuvo una serie de connotaciones inevitables. La “Alianza para el Progreso” tuvo como uno de sus objetivos fundamentales la contención del comunismo. Según William J. Kemnitzer, “México en la Alianza para el Progreso”, en Foro Internacional vol. IV jul/sep1963, dicha iniciativa fue un mecanismo de coordinación aplicado para combatir el comunismo.

La iniciativa tuvo una larga gestación que comenzó cuando Nelson Rockefeller indignado por la expropiación petrolera en México (1938) comenzó a idear una manera de vincular las inversiones norteamericanas a una estrategia que garantizara la fidelidad de la región. Rockefeller visitó a Lázaro Cárdenas y tras la entrevista con él regresó a EU donde creó un grupo de trabajo que fue incubando ideas para garantizar la lealtad en el hemisferio. Sus planes fueron presentados sucesivamente a los presidentes Roosvelt, Harry S Truman, Eisenhower John F. Kennedy quien finalmente lanzó la “Alianza para el Progreso”, como forma de volver más eficientes (económica y políticamente las inversiones norteamericanas en la región, ganar mentes y corazones y ahorrar en sistemas de Defensa obteniendo apoyo local. Por cierto el 85% del dinero aprobado para la Alianza, se gastó en EU comprando maquinaria, equipo, artículos, a empresas estadunidenses.

Riesgos, potencial y futuros posibles de la CELAC

La VI cumbre de CELAC fue importante por muchas razones y presenta muchas virtudes: declaró a América Latina una región de paz, reintegró a Cuba al sistema latinoamericano, desplazó de facto a la OEA y creó un espacio para discutir la forma cómo la región debe reinsertarse en el mundo global. México logró un enorme éxito diplomático al revivir una instancia que había mermado su capacidad de acción debido a las divisiones surgidas con el ocaso de los gobiernos progresistas y el ascenso de gobiernos de corte conservador. La reunión es un hito que rompe la oscura etapa de los últimos años en la que la OEA impulsó iniciativas como el Grupo de Lima que intentó derrocar al gobierno electo de la República Bolivariana de Venezuela.

El intenso cabildeo mexicano para sustituir a la OEA por un organismo “que no sea lacayo de nadie” fue muy importante. La reunión catapultó como un actor geopolítico al presidente Andrés Manuel López Obrador.  Desafortunadamente también existe el riesgo de que el enorme capital político-diplomático acumulado pudiera dilapidarse si el gobierno mexicano insiste en la integración con Estados Unidos en lugar de promover la independencia y la soberanía de la región.

12 de octubre de 2021