Zapata vivo
Cultura

Zapata vivo

(Primera de dos partes)

Ángel Limón*

La lucha zapatista en México dejo atrás el siglo XIX, la fractura sucedió con un proceso revolucionario que estalló en el país, esté produjo un conjunto de transformaciones en la vida política, incluso varios  autores  afirman  que  es  el  punto  de  ruptura  con  el  antiguo régimen que encabezó Porfirio Díaz por más de tres décadas.

Esas revoluciones fueron encabezadas en un primer momento por Francisco  I. Madero, llamando a  la revuelta con el Plan de San Luis. Uno  de  los  líderes  que  se  sumaron  a la  lucha  armada  fue  Emiliano  Zapata quien combatía en el sur de México, en los frentes morelense y del estado  de  Guerreo. 

La  revolución  maderista triunfo,  el  gobierno  de  Díaz  sucumbió. En 1911 Madero triunfaría en las elecciones por lo que asumió la presidencia de la República. Emiliano Zapata se adhirió a la lucha maderista al ver reflejadas sus demandas, la principal fue el reparto agrario, que se encontraba inscrita en el artículo 3º del Plan de San Luis.

Para  evitar  hasta  donde  fuera   posible  los  trastornos  inherentes  a  todo  movimiento revolucionario,  se  declaran  vigentes,  a  reserva  de  reformar  oportunamente  por  los medios constitucionales, aquellas que lo requieran.

“Igualmente, se  exceptúan  las  leyes, fallos  de  tribunales  y  decretos  que  hayan sancionado  las  cuentas  y  manejos  de  fondos  de  todos  los  funcionarios  de  la administración  porfirista  en  todos  sus  ramos;  pues  tan  pronto  como  la  revolución triunfe,  se  iniciarán  la  formación  de  comisiones  de  investigación  para  dictaminar acerca  de  las  responsabilidades  que  hayan  podido  incurrir  los  funcionarios  de  la Federación, de los Estados y de los Municipios.  

“En  todo  caso,  serán  respetados  los  compromisos  contraídos  por  la administración porfirista con gobiernos y corporaciones extranjeras antes del 20 del entrante. Abusando  de  la  ley  de  terrenos  baldíos,  numerosos  pequeños  propietarios,  en  su mayoría  indígenas,  han  sido  despojados  de  sus  terrenos,  ya  por  acuerdos  de  la Secretaría de Fomento, o por fallos de los tribunales de la República.

“Siendo de toda justicia  restituir  a  sus  antiguos  poseedores  los  terrenos  de  que  se  les  despojó  de  un modo  tan  arbitrario,  se  declaran  sujetos  a  revisión  tales  disposiciones  y  fallos  y  se exigirá  a  los  que  los  adquirieron  de  un  modo  inmoral,  o  a  sus  herederos,  que  los restituyan   a   sus   primitivos   propietarios,   a   quienes   pagarán   también   una indemnización por los perjuicios sufridos. Sólo en el caso de que esos terrenos hayan pasado  a  tercera  persona  antes  de  la  promulgación  de  este  plan,  los  antiguos propietarios  recibirán  indemnización  de  aquellos  en  cuyo  beneficio  se  verificó  el despojo”, se detalla en el plan.

Una  serie  de  encuentros  sucedieron  con  el  nuevo  gobierno  así  el  movimiento  zapatista demandaba el cumplimiento un nuevo reparto agrario y la restitución de tierras a los pueblos originarios  de  Morelos. El gobierno  maderista no  logró  dar  cumplimiento  a  las demandas zapatistas, el reparto agrario prometido no sucedió. Poco tiempo después el 28 de noviembre de 1911, el ejército al frente de Emiliano Zapata se alzó en armas, desconociendo a Madero, y el gobierno federal envió tropas a combatir la revuelta zapatista.

El Plan de  Ayala es el documento donde los zapatistas plasmaron su ideario político  y su descontento hacia el gobierno maderista, también deja de manifiesto el asunto que centra su lucha,  la  tierra  de  la  cual  son  los  legítimos  dueños  los  pueblos. Sin  duda,  una  de  las características  que  hacen del  programa  una  orientación  que  perduró  en  todas  las  etapas  de lucha del movimiento zapatista.

“Plan de Ayala, Plan  Libertador  de  los  hijos  del  Estado  de  Morelos  afiliados  al  Ejército  Insurgente que  defiende  el  cumplimiento  del  Plan  de  San Luis,  con  las  reformas  que  ha  creído conveniente  aumentar  en  beneficio  de  la  Patria  Mexicana. 

Los  que  subscribimos, constituidos en Junta Revolucionaria, para sostener y llevar a cabo las promesas que hizo  la  Revolución  del  20  de  noviembre  de  1910,  próximo  pasado,  declaramos solemnemente ante la faz del mundo civilizado, que nos juzga, y ante la Nación a que pertenecemos  y  amamos,  los  propósitos  que  hemos  formulado  para  acabar  con  la tiranía  que  nos  oprime  y  redimir  a  la  patria  de  las  dictaduras  que  nos  imponen,  las cuales quedan determinadas en el siguiente Plan.  

“1° Teniendo en consideración que el pueblo mexicano acaudillado por don Francisco I. Madero fue a derramar su sangre para conquistar sus libertades y reivindicar sus derechos conculcados, y no para que un hombre se adueñara del Poder violando los sagrados principios que juró defender bajo el lema de «Sufragio Efectivo, No Reelección», ultrajando la fe, la causa, la justicia y las libertades del pueblo, teniendo en consideración: que ese hombre a que nos referimos es Don  Francisco I. Madero, el mismo que inició la precitada revolución, el  cual  impuso  por  norma  su  voluntad  e  influencia  al  Gobierno  Provisional  de  ex Presidente de la República, Lic. Don Francisco León de La Barra, por haberle aclamado el  pueblo  su  Libertador,  causando  con  este  hecho  reiterados  derramamientos  de sangre,  y  multiplicar  desgracias  a  la  Patria  de  una  manera  solapada  y  ridícula,  no teniendo  otras  miras  que  satisfacer,  que  sus  ambiciones  personales,  su  desmedidos instintos de tirano y su profundo desacato al cumplimiento de las leyes preexistentes emanadas del inmortal Código de 57 escrito con la sangre de los revolucionarios de Ayutla.

“Teniendo en consideración: que el llamando Jefe de la Revolución Libertadora de México C. don Francisco I. Madero, no llevó a feliz término la revolución que tan gloriosamente  inició  con  el  apoyo  de  Dios  y  del  pueblo,  puesto  que  dejó  en  píe  la mayoría de poderes gubernativos y elementos corrompidos de opresión del Gobierno dictatorial de Porfirio Díaz, que no son, ni pueden ser en manera alguna la legítima representación de la Soberanía Nacional, y que por ser acérrimos adversarios nuestros y de los principios que hasta hoy defendemos, están provocando el malestar del País y  abriendo  nuevas  heridas  al  seno  de  la  Patria  para  darle  a  beber  su  propia  sangre; teniendo  en  consideración  que  el  supradicho  sr.  Francisco   I.  Madero,  actual Presidente de la República trata de eludir el cumplimiento de las promesas que hizo a  la Nación  en  el  Plan  de  S.  Luis  Potosí,  siñiendo  las  precitadas  promesas  a  los convenios de Ciudad Juárez, ya nulificando, encarcelando, persiguiendo o matando a los  elementos  revolucionarios  que  le  ayudaron  a  que  ocupara  el  alto  puesto  de Presidente de la República por medio de sus falsas promesas y numerosas intrigas a la  Nación. 

“Teniendo  en  consideración  que,  el  tantas  veces  repetido  Sr.  Francisco  I. Madero  ha  tratado  de  ocultar  con  la  fuerza  brutal  de  las  bayonetas  y  de  ahogar  en sangre a los pueblos que le piden, solicitan o exigen el cumplimiento de sus promesas a  la  revolución  llamándoles  bandidos  y  rebeldes,  condenando  a  una  guerra  de exterminio, sin conceder ni otorgar ninguna de las garantías que prescriben la razón, la justicia y la ley; teniendo en consideración que el Presidente de la República, señor Don. Francisco  I.  Madero,  ha  hecho  del  Sufragio Efectivo  una  sangrienta  burla  al pueblo ya imponiendo contra la voluntad del mismo pueblo en la Vicepresidencia de la República al Lic. José María Pino Suárez, o ya a los gobernadores de los Estados designados por él, como el llamado General Ambrosio Figueroa, verdugo y tirano del pueblo de Morelos; ya entrando en contubernio escandaloso con el partido científico, hacendados feudales y caciques opresores, enemigos de la revolución Proclamada por él,  habrán  de  forjar  nuevas  cadenas  y  de  seguir  el  molde  de  una  nueva  dictadura,  más oprobiosa y más terrible que la de Porfirio Díaz, pues ha sido claro y patente que ha ultrajado la Soberanía de los Estados, conculcando las leyes sin ningún respeto a vidas e intereses, como ha sucedido en el Estado de Morelos y otros conduciéndonos a la más horrorosa anarquía que   registra   la   historia   contemporánea: 

“1° Por  estas consideraciones declaramos al susodicho Francisco I. Madero, inepto para realizar las promesas de la Revolución de que fue autor, por haber traicionado los principios con los  cuales  burló  la fe del  pueblo,  y  pudo  haber  escalado  el  poder;  incapaz  para gobernar, por no tener ningún respeto a la ley y a la justicia de los pueblos, y traidor a  la Patria  por  estar  a  sangre  y  fuego  humillando  a  los  mexicanos  que  desean  sus libertades, por complacer a los científicos, hacendados y caciques que nos esclavizan, desde hoy comenzamos a continuar la Revolución principiada por él, hasta conseguir el derrocamiento de los poderes dictatoriales que existen.

“2° Se desconoce como Jefe de la Revolución al C. Francisco I. Madero y como Presidente de la República, por las razones que antes se expresan, procurando el derrocamiento de éste funcionario. 3° Se reconoce como Jefe de la Revolución libertadora al ilustre C. General Pascual Orozco, segundo del caudillo Don. Francisco I. Madero, y en caso de que no acepte este  delicado  puesto,  se  reconocerá  como  Jefe  de  la  Revolución  al  C.  General Emiliano Zapata. 4° La Junta Revolucionaria del Estado de Morelos manifiesta a la Nación bajo protesta: Que hace suyo el Plan de San Luis Potosí, con las adiciones que a continuación se expresa, en beneficio de los pueblos oprimidos y se hará defensora de los principios que defiende hasta vencer o morir.

“5° La Junta Revolucionaria del Estado  de  Morelos,  no  admitirá  transacciones  ni  componendas  políticas  hasta  no conseguir  el  derrocamiento  de  los  elementos  dictatoriales  de  Porfirio  Díaz  y  Don. Francisco I. Madero; pues la Nación está cansada de hombres falaces y traidores que hacen promesas como libertadores pero que al llegar al poder, se olvidan de ellas y se constituyen  en  tiranos. 

“6°  Como  parte  adicional  del  Plan  que  invocamos  hacemos constar:  que  los  terrenos,  montes  y  aguas  que  hayan  usurpado  los  hacendados, científicos  o  caciques  a  la  sombra  de  la  tiranía  y  de  la  justicia  venal  entrarán  en posesión de estos bienes inmuebles desde luego, los pueblos o ciudadanos que tengan sus títulos correspondientes de esas propiedades, de las cuales han sido despojados, por la mala fe de nuestros opresores, manteniendo a todo trance, con las armas en la mano, la mencionada posesión y los usurpadores que se crean con derecho a ellos, lo deducirán ante tribunales especiales que se establezcan al triunfo de  la Revolución.

“7°. En virtud de que la inmensa mayoría de los pueblos y ciudadanos mexicanos no son  más  dueños  que  del  terreno  que  pisan  sufriendo  los  horrores  de  la  miseria  sin poder  mejorar  en  nada  su  condición social  ni  poder  dedicarse  a  la  industria  o  a  la agricultura  por  estar  monopolizados  en  unas  cuantas  manos  las  tierras,  montes  y aguas, por esta causa se expropiarán, previa indemnización de la tercera parte de esos monopolios  a  los  poderosos  propietarios de  ellas,  a  fin  de  que  los  pueblos  y ciudadanos  de  México  obtengan  ejidos,  colonias,  fundos  legales  para  pueblos,  o campos  de  sembradura  o  de  labor,  y  se  mejore  en  todo  y  para  todo  la  falta  de prosperidad y bienestar de los mexicanos.

“8° Los hacendados, científicos o caciques que se opongan directa o indirectamente al presente Plan, se nacionalizarán sus bienes y  las dos terceras partes que a   ellos les correspondan, se destinarán   para indemnizaciones  de  guerra,  pensiones  de  viudas  y  huérfanos  de  las  víctimas que sucumban en la lucha por presente Plan.

“9° Para ejecutar los procedimientos respecto a  los  bienes  antes  mencionados,  se  aplicarán leyes de  desamortización  según convenga; pues de norma y ejemplo pueden servir las puestas en vigor por el inmortal Juárez, a los bienes eclesiásticos que escarmentaron a los déspotas y conservadores, que en todo tiempo han pretendido imponernos el yugo ignominioso de la opresión y del retroceso.

“10° Los jefes Militares Insurgentes de la República; que se levantaron con las armas en la mano a la voz de Don Francisco I. Madero, para defender el Plan de San Luis Potosí,  y que ahora se  opongan con  fuerza armada al presente Plan, se juzgarán traidores a la causa que defendieron y a la Patria, puesto que en la actualidad muchos  de  ellos,  por  complacer  a  los  tiranos,  por  un  puñado  de  monedas,  o  por cohecho,  o  soborno  están  derramando  la  sangre  de  sus  hermanos  que  reclaman  el cumplimiento de las promesas que hizo a la Nación Don Francisco I. Madero.

“11° Los gastos de guerra serán  tomados conforme a  lo que prescribe el Artículo XI del Plan de San Luis Potosí, y todos los procedimientos empleados en la Revolución que emprendemos, serán conforme a la instrucción que determina el mencionado Plan.

“12° Una vez triunfada la Revolución que hemos llevado a la vía de la realidad, una Junta  de  los  principales  Jefes  revolucionarios  de  los  distintos  Estados,  nombrara  o designara un Presidente interino de la República, quien convocará a elecciones para la nueva formación del Congreso de la Unión, y este a la vez convocará a elecciones para  la  organización  de  los  demás  poderes  federales. 

“13°  Los  principales  Jefes Revolucionarios de cada Estado, en Junta, designarán al Gobernador Provisional del Estado a que corresponden, y este elevado funcionario convocará a elecciones para la debida  organización  de  los  Poderes  públicos, con el objeto de evitar consignas forzosas que  labran  la desdicha de  los pueblos, como  la tan conocida de  Ambrosio Figueroa en el Estado de Morelos, y otros que nos conducen al precipicio de conflictos sangrientos sostenidos por el capricho del dictador Madero y el círculo de científicos y  hacendados  que  los  han  sugestionado. 

“14°  Si  el  Presidente  Madero  y  otros elementos  dictatoriales, del actual y antiguo régimen,  desean  evitar  inmensas desgracias que afligen a la Patria,  que  hagan  inmediata  renuncia  del  puesto  que ocupan, y con eso en algo restañarán las grandes heridas que han abierto al seno de la Patria;  pues  que  de  no  hacerlo  así,  sobre  sus  cabezas  caerá  la  sangre  derramada  de nuestros  hermanos. 

“15°  Mexicanos:  considerad  que  la  astucia  y  la  mala fe de un hombre  está  derramando  sangre  de  una  manera  escandalosa  por  ser  incapaz  para gobernar,  considerado  que  su  sistema  de  gobierno  está  aherrojando  a  la Patria y aherrojando con  la  fuerza bruta de  las bayonetas,  nuestras instituciones;  y así como nuestras armas las levantamos para elevarlo al Poder ahora las volveremos contra él por haber faltado a sus compromisos con el pueblo mexicano y haber traicionado la revolución;  no somos personalistas, somos partidarios de  los principios  y  no de  los hombres. Pueblo Mexicano: Apoyad con las armas en la mano este Plan, y haréis la prosperidad y bienestar de la Patria, se agrega en el documento»

Reforma, Libertad, Justicia y Ley. Ayala, noviembre 28 de 1911. GENERALES.-Emiliano Zapata, José T.  Ruiz,  Otilio  E.  Montaño,  Francisco  Mendoza,  Jesús  Morales,  Eufemio  Zapata, Próculo  Capistran.-CORONELES:  Agustín  Cázares,  Rafael  Sánchez,  Cristóbal Domínguez, Santiago Aguilar, Feliciano Domínguez, Fermín Omaña, Pedro Salazar, Gonzalo  Aldape,  Jesús  Sánchez,  Felipe  Vaquero,  Clotilde  Sosa,  José  Ortega,  Julio Tapia, N. Vergara,  A. Salazar. Teniente Coronel-Alfonso Morales.-CAPITANES-Manuel  Hernández  H.,  José  Pineda,  Ambrosio  López,  Apolinar  Adorno,  José Villanueva, Porfirio Cazares, Antonio Gutiérrez, Pedro Vúelna, O. Nero, C. Vergara, A. Pérez, S. Rivera, M. Camacho, T. Galindo, L. Franco, J. M. Carrillo, S. Guevara, A. Ortiz, J. Escamilla, J. Estudillo, F. Galarza, F. Caspeta, P. Campos y Teniente A. Blumenkron.

Los combates con el ejército federal no cesaron y en pocos meses la traición de Victoriano Huerta  llevó  al  paredón  al  presidente  Madero  y  al  vicepresidente  Pino  Suarez.

La lucha zapatista  dio  inicio una  nueva  etapa, que  surgió de una alianza entre los caudillos para derrocar a Huerta se estableció y poco tiempo duro el gobierno usurpador, es en ese momento donde surge un acuerdo con Francisco Villa, Venustiano Carranza y Emiliano Zapata, y es en ese proceso cuando una buena parte de las imágenes de esos caudillo son capturadas, las fotos de los revolucionarios retratan escenas de combate, asedio a las poblaciones en manos de  los  federales  y  también surge un conjunto de retratos cargados de elementos que  hacen distintivos  a  cada  una  de  las  facciones. 

Es  también  en  ese  momento  donde  las  tropas revolucionarias arriban a la capital y resulta significativo el encuentro de Villa y Zapata en Xochimilco y uno delos momentos más retratados donde se ve a las tropas llegando zócalo capitalino, es también en ese momento donde los líderes revolucionarios en Palacio Nacional.

En un esfuerzo para poner orden en el país se convoca a la Convención de Aguascalientes, es  así como los  ejércitos  de  la  División  del  Norte,  la  División  del  Sur  y  el  Ejército Constitucionalista, acuerdan un espacio común de diálogo que busca pacificar al país y sus debates  generaron  singularmente  un  preámbulo a lo que  después  estaría  discusión  en  el constituyente  de  1917.

La  convención no  logró cumplir  su  objetivo,  el  Plan  de  Guadalupe señalaba  que  era  el  titular  del  Ejecutivo,  el jefe del  Ejército Constitucionalista  es  decir Venustiano  Carranza,  bajo  ese  argumento  se  desconoce  el  acuerdo  que  nombra  a  Eulalio Gutiérrez presidente.

El Cuartel general del ejército del sur se localizó en Tlaltizapan, desde ese lugar los zapatistas controlaron casi todo el estado de Morelos y una franja del territorio guerrerense y combatían al Ejército Constitucionalista, en esa fase de la revolución el asedio hacia las tropas surianas recrudeció, el  general  constitucionalista Jesús  Guajardo buscó  al  Caudillo del Sur, le manifestó  que  es  se    uniría  a  su  causa  y  así  acordaron  una  reunión  en  la  Hacienda  de Chinameca donde fue emboscado Emiliano Zapata, el 10 de abril de 1919, y asesinado.

*Historiador

9 de abril de 2021